El estudio se realizó en 47 pacientes que requerían de una
extracción dental, divididos aleatoriamente en dos grupos. El primer grupo se
trató con ketorolaco, y el segundo, con terapia láser de baja intensidad. En
ambos casos, se realizaron mediciones de dolor a intervalos fijos, a las 4, 6,
12 y 24 horas de haberse realizado la operación.
Para incluirlos en el estudio, se comprobó que fueran
pacientes sanos, de ambos sexos, y en un rango de edad de 15 a 80 años. El
primer grupo constó de 20 pacientes (los tratados con ketorolaco), y el
segundo, de 27 (los asistidos con láser). Para el tratamiento con láser,
existió un predominio del sexo femenino de 63 por ciento, mientras que, para el
tratamiento con ketorolaco, las distribuciones por sexo porcentuales fueron las
mismas, 50 por ciento.
La aplicación del rayo láser se realizó en la parte externa
de la mejilla, al momento de terminar la extracción, a la altura exacta del
área tratada, repitiéndose el mismo procedimiento a las 24 horas. Al otro
grupo, después de la operación, se le administró el ketorolaco de 10 mg vía
oral (Dolac), y se le dio instrucciones de continuar tomándolo cada 6 horas.
De acuerdo con los resultados no existe diferencia
significativa entre ambos grupos, lo que reflejó una homogeneidad en el sexo y
la edad y demostró que, aunque hay diferencia en los tratamientos, los
resultados son los mismos. Por lo tanto, la terapia con láser establece una
confiabilidad de 95%.
“El láser de baja potencia posee un efecto analgésico
antiinflamatorio y bioestimulante que acelera la cicatrización de heridas,
reduce el edema y la infamación posoperatoria, tanto en tejidos duros como
blandos”, informa el doctor García Rivera, miembro de la Academia Americana de
Periodoncia, Academia Mexicana de Periodoncia y del International Team of
Implantology (iti).
Se encontró también que el uso del láser de baja potencia es
una herramienta útil para la odontología, debido a la diversa gama de aplicaciones
y ventajas que suministra en el tratamiento no quirúrgico.
“Considerando, agrega el investigador, que el láser de baja
potencia es efectivo en heridas superficiales y además tiene la capacidad de
penetrar de 2 a 3 cm. Es, por lo tanto, eficaz para las áreas profundas dentro
de los huesos, de los músculos y de las articulaciones. Por lo que se deduce
que, a pesar de haber diferencia en la densidad ósea, la respuesta analgésica,
en ambos grupos, fue semejante”.
Durante el desarrollo del trabajo y procedimientos
quirúrgicos no hubo ninguna reacción adversa, mediata o inmediata, o
complicación que haya requerido implementar la terapia de rescate o quirúrgica.
Después de la extracción comúnmente se administran
analgésicos y/o antiinflamatorios; sin embargo, en algunos casos, se encuentra
contraindicada su prescripción, debido a sus efectos adversos. Se ha observado
una mayor frecuencia de somnolencia e irritación de la mucosa gástrica con el
uso del ketorolaco.
Con respecto al grupo
de edades distribuidas en la muestra, se observó que existe una relación
directamente proporcional entre mayor edad y mayor necesidad de extracción de
órganos dentales. “Estudios demuestran que, después de los 25 o 30 años, hay un
excesivo aumento en la prevalencia de enfermedad periodontal destructiva,
principal causa de pérdida de órganos dentales en adultos, adultos mayores y
geriátricos”, asegura el doctor Miguel Eric García, quien es profesor de tiempo
completo en la Facultad de Odontología zona Xalapa, de la Universidad
Veracruzana.
“De acuerdo con los
resultados obtenidos en el tratamiento en ambos grupos, se concluye que la
terapia láser aplicada como medida terapéutica después de la extracción es tan
efectiva como la administración de ketorolaco por vía oral. El dolor
posoperatorio en ambos grupos fue similar y no Se presentaron complicaciones”,
afirma García Rivera.
El doctor Miguel Eric
García Rivera escribe para revistas científicas especializadas e imparte
conferencias en foros nacionales.
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