El 15 de mayo de 2013 El Colegio Nacional cumplió 70 años de
su fundación. Constituido como una institución de rango cultural, científico,
filosófico y literario, tuvo como miembros fundadores al novelista Mariano
Azuela; el arqueólogo Alfonso Caso; el filósofo Antonio Caso; el músico Carlos
Chávez; los educadores José Vasconcelos, Ezequiel A. Chávez; el cardiólogo
Ignacio Chávez; el poeta Enrique González Martínez; el biólogo Isaac
Ochoterena; el geólogo Ezequiel Ordóñez; los pintores José Clemente Orozco,
Diego Rivera; al humanista Alfonso Reyes; al físico Manuel Sandoval Vallarta; y
al oftalmólogo Manuel Uribe Troncoso.
“Reunir a los hombres
más destacados de mi patria es un acto de unidad que al propio tiempo dimana
optimismo en medio de las tinieblas. […] Existen hombres superiores a quienes
México tiene gratitud por lo que a México han dado y por lo que han hecho por
México; parece que el reunir a estos hombres ha sido obra de un milagro. El
Colegio Nacional, su obra, no podrá medirse desde ahora, por la modestia con
que nace, pero se le apreciará a distancia, en la perspectiva”, expresó el
periodista Alejandro Gómez Arias en el discurso inaugural.
“El Colegio Nacional
–prosiguió el orador cuya trayectoria le hizo también ser parte del proyecto–
sobrevivirá porque no es un grupo cerrado de hombres, sino hombres que han dado
ya mucho al país y por los que el país siente honda gratitud. Ciertamente que
es el Estado quien los ha seleccionado, quien los ha elegido, pero el país los
tenía ya catalogados; su designación, pues, no ha sido sino la llana ejecución
de un mandato de la conciencia pública”.
En 1943, año en el
que aún persistía la Segunda Guerra Mundial, el mismo día que El Colegio
Nacional fue inaugurado, el general Jürgen Stroop informaba a Adolf Hitler que
el gueto de Varsovia dejó de existir.
En México, aquel año,
fueron creados el Sindicato Nacional de trabajadores de la Educación (SNTE) y
la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP). En el ámbito
educativo Eugenio Garza Sada y un grupo de empresarios mexicanos fundaron el
Tecnológico de Monterrey; en el ámbito social fueron inaugurados el Hospital
Infantil y el Instituto Nacional de Cardiología, y en la literatura salió a la
luz la novela El luto humano, de José Revueltas.
El historiador Miguel
León-Portilla, señala en la introducción del libro Los fundadores de El Colegio
Nacional vistos por sus colegas que en aquellos
años de guerra y de unificación institucional interna después de las
contiendas de la Revolución Mexicana no parecía fácil la fundación de El
Colegio Nacional ni se podía prever el desarrollo que tendría a lo largo de los
años.
Creación
El doctor Adolfo
Martínez Palomo, presidente en turno al celebrarse los 50 años de la fundación
en El Colegio Nacional el 14 de abril de 1993, en su discurso se cuestionó:
¿Cómo nació esta institución y cuáles fueron los propósitos con que se creó?
En una reproducción
de su discurso publicado en el libro conmemorativo El Colegio Nacional 60 años:
1943-2003, se lee que el científico se refirió a testimonios sobre a quién debe
atribuirse la idea del Colegio y las características con las que se fundaría.
“Aquí en El Colegio Nacional, que tanto le debe en su creación y en
inspiraciones constantes, sea Antonio Caso el ser difusor y orientador”.
Expuso que la
confirmación de tales testimonios lo ofrece el texto de un telegrama enviado
por Octavio Véjar, entonces secretario de Educación Pública, en ocasión de la
partida de Antonio Caso. “Siento una gran pena por la muerte del doctor Antonio
Caso, ilustre miembro de ese Colegio Nacional, creado por sugestión del
maestro. 7 de marzo de 1946”.
Silvio Zavala en el
prefacio de Los fundadores de El Colegio Nacional vistos por sus colegas
explica que el filósofo y universitario Don Antonio Caso, inspirándose en el
Collège de France logró, con el apoyo de las correspondientes autoridades y de
otros científicos y humanistas, colegas suyos; la creación de El Colegio,
centro autónomo, en consonancia con su lema “Libertad por el saber”.
Explica Miguel
León-Portilla, en el texto referido, que la excelencia y pluralidad de
vocaciones parecen haber sido los criterios fundamentales que guiaron al
gobierno de México al constituir el grupo de los miembros fundadores de El
Colegio Nacional.
“Había entre ellos
cultivadores de la filosofía y la educación; de las ciencias matemáticas y
naturales; de la medicina que siempre ocupó lugar distinguido en el panorama de
los estudios en nuestro país; de las letras en prosa y en verso; de la
arqueología y las artes plásticas y musicales. […] Gozaban además de reputación
y premios internacionales”.
En el texto se lee que la tarea encomendada a los
miembros fue la de impartir enseñanzas en las materias de su especialidad
poniéndolas al alcance de todos los oyentes, gratuitamente, sin exigirles
requisito alguno para asistir a los cursos, ni concederles certificados o
títulos.
“En el ejemplo y en
la obra de sus fundadores hubo grandeza, entrega generosa a las misiones
superiores de la cultura y transmisión de valores que forman parte esencial el
patrimonio de los mexicanos”.
Decreto Presidencial
y modificaciones
De acuerdo con el
segundo artículo segundo transitorio, del decreto presidencial de creación del
Colegio Nacional del 8 de abril de 1943, el licenciado Octavio Véjar Vázquez,
designó a 15 mexicanos como miembros fundadores, quienes paulatinamente
designaron a cinco faltantes hasta completar 20, previsto en el artículo 5.
El propósito general
de El Colegio Nacional será impartir, por hombres eminentes, enseñanzas que
representen la sabiduría de la época, esforzándose por que el conocimiento
especializado de cada una de las cátedras concurra, fundamentalmente, a
fortalecer la conciencia de la nación, perpetuada en generaciones sucesivas de
personas relevantes por su ciencia y virtudes, señala el decreto.
El lema del Colegio
será “Libertad por el Saber”, dice el documento publicado en el Diario Oficial
de la Federación, y se usará como
distintivo un escudo formado por un águila en actitud de arrancar el vuelo,
símbolo de la libertad del pensamiento, sobre un sol de fuego, representación
de la luz de la sabiduría, el cual fue diseñado por José Clemente Orozco.
Años después, en
1971, Luis Echeverría Álvarez emitió un decreto de ampliación en el cual se
aumentaba a 40 el número de miembros de El Colegio Nacional. Se daba la opción
a los miembros de cumplir con sus obligaciones de divulgación fuera de la
Ciudad de México y se establecía que, para aquellos que fuesen mayores de 70
años, dichas actividades no serían obligatorias, sino potestativas.
También se admitía
como miembros a quienes fuesen mexicanos por naturalización, con la condición
de que tuvieran al menos 10 años de haber adquirido la nacionalidad.
En 1995 el presidente
Ernesto Zedillo Ponce de León modificó el artículo primero del decreto de
ampliación de 1971, para permitir que mexicanos por naturalización pudieran
integrarse a El Colegio Nacional sin importar la fecha en la que hubieren
efectuado su cambio de nacionalidad.
El doctor Adolfo
Martínez Palomo, presidente en turno del Colegio Nacional, el 14 de abril de
1993, año en el que se celebraron 50 años de ser fundado, dijo que la
institución fue creada en 1943 para vigorizar la conciencia y la unidad
nacionales al reunir a representantes de la vida intelectual mexicana que
expresaran en las aulas, con absoluta libertad, sus ideas, el resultado de sus
investigaciones o de su creación artística.
“A lo largo de su
historia ha conservado el saber del pasado, ha discutido el conocimiento del
presente y ¿por qué no?, ha analizado la planeación racional del futuro”,
expuso ante el presidente, en aquel año, Carlos Salinas de Gortari.
Sus miembros
Entre los años 1943 a
1968 ingresaron los desaparecidos Ignacio González Guzmán (1898-1972), Manuel
Toussaint Ritter (1890-1955), Arturo Rosenblueth Stearns (1900-1970), Antonio
Castro Leal (1896-1981), Jesús Silva Herzong (1892- 1985), Gerardo Murillo
Cornado (Dr. Atl) (1875-1964), renunció el 7 de mayo de 1951; Daniel Cosío
Villegas (1898-1976), Samuel Ramos Magaña (1897-1959), Agustín Yáñez Delgadillo
(1904-1980), Jaime Torres Bodet (1902-1974), Guillermo Haro Barraza
(1913-1988), Manuel Martínez Báez (1894-1987), Eduardo García Máynez
(1908-1993), José Ádem Chaín (1921-1991), José Villagrán García (1901-1982),
Víctor Luis Urquidi Bingham (1919-2004), renunció el 1 de enero de 1968; Antonio Gómez Robledo (1908-1994), y Octavio
Paz Lozano (1914-1998).
De 1971 a 2011
ingresaron los también fallecidos Ignacio Bernal (1910-1992), Rubén Bonifaz
Nuño (1923- 2013), Antonio Carrillo Flores (1909-1986), Ramón de la Fuente
(1921-2006), Carlos Fuentes (1928-2012), Alfonso García Robles (1911-1991),
Marcos Moshinsky (1921-2009), Jesús Romo (1922-1977), Emilio Rosenblueth
(1926-1994), Fernando Salmerón (1925-1997), Carlos Casas Campillo (1916-1994),
Jaime García Terrés (1924-1996), Bernardo Sepúlveda (1912-1985), Leopoldo
García-Colín Scherer (1930-2012), Luis González y González (1925-2003),
Salvador Elizondo Alcalde (1932-2006), Antonio Alatorre Chávez (1922-2010),
Gustavo Cabrera Acevedo (1932-2002), Marcos Mazari (1925-2013), Eduardo Mota
(1942-1995), Beatriz Ramírez de la Fuente (1929-2005), Rufino Tamayo
(1899-1991), Donato Alarcón Segovia (1935-2004) y Alejandro Rossi (1932-2009).
Actualmente El
Colegio Nacional cuenta con 34 miembros: Julián Ádem Chahín, Francisco Bolívar
Zapata, Héctor Fix-Zamudio, Samuel Gitler, Teodoro González de León, Eusebio
Juaristi, Enrique Krauze, Jesús Kumate Rodríguez, Luis Fernando Lara, Mario
Lavista, Miguel León-Portilla, Linda María Manzanilla Naim, Adolfo Martínez
Palomo, Eduardo Matos Moctezuma, María Elena Medina-Mora, Mario Molina, Octavio
Novaro Peñalosa, José Emilio Pacheco, Fernando del Paso, Manuel Peimbert
Sierra, Ruy Pérez Tamayo, Arcadio Poveda Ricalde, Luis Felipe Rodríguez Jorge,
Vicente Rojo, Ranulfo Romo, Pablo Rudomin, José Sarukhán, Guillermo Soberón
Acevedo, Leopoldo Solís Manjarrez, Diego Valadés, Luis Villoro, Ramón Xirau,
Gabriel Zaid y Silvio Zavala.
A la fecha han
pertenecido a la institución 91 intelectuales y artistas. Cuenta con seis
vacantes que dejaron el filósofo Alejandro Rossi (1932-2009), el lingüista
Antonio Alatorre (1922-2010), el novelista y ensayista Carlos Fuentes
(1928-2012), Leopoldo García-Colín (1930-2012), el ingeniero Marcos Mazari
(1925-2013) y el poeta Rubén Bonifaz Nuño (1923-2013).
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