Costa Rica.- Fue un domingo diferente. Un domingo histórico
para el fútbol costarricense, en el que se consiguió por primera vez una
clasificación a cuartos de final en una Copa Mundial de la FIFA
Desde tempranas horas de la mañana, el ambiente en las
calles, casas y centros de reunión ticos era incomparable. El tradicional
cántico ¨Oé oé oé, ticos, ticos¨ se escuchaba por doquier y una marea de
camisetas rojas se paseaba por cada rincón del país que, sin duda alguna, es
hoy el más feliz del mundo.
En ciudades importantes como Alajuela, San José y Cartago,
entre otras, se colocaron pantallas gigantes en las calles para reunir a miles
de aficionados que vivieron intesamente los más de 120 minutos en el que el
país entero se paralizó.
Los centroamericanos confíaban en que su selección podía
hacer historia y superar lo vivido en Italia 1990. Por eso el optimismo
prevalecía en los más de 4 millones de ticos que ansiaban el inicio del
partido.
"Costa Rica gana 2-0, hoy hacemos historia",
gritaba un efusivo aficionado que vestía los colores patrios y su cara
completamente pintada. Otros iban más allá: ¨5-0, hoy le demostramos al mundo
quien es Costa Rica¨.
Las casas se convirtieron en los puntos de encuentro, donde
amigos y familiares aprovecharon el horario del partido (14:00 hora local) para
asar carne, y apoyar a la Sele como si estuvieran en Recife mismo. Pero
cambiando la feijoada por el gallo pinto. "Es una locura, desde hace 2
días ya teníamos planeado como organizar la actividad de hoy. Vinieron
familiares y amigos bien identificados como la camisa roja", comentó
Kenneth Villalobos, quien cedió su hogar para organizar el encuentro.
Sufrimiento y éxtasis
En el Parque Juan Santamaría, ubicado en Alajuela, no había
espacio para nadie más. Alrededor de 2000 personas se reunieron allí para
disfrutar del cotejo en una pantalla gigante. En cuanto arrancó el encuentro,
máxima concentración: ¨Uyy¨, cuando un balón pasaba cerca de la portería
griega; ¨sí se puede¨, en los toques ticos.
La euforia se desbordó cuando el capitán Bryan Ruiz anotó su
gol. El grito se escuchó en las 7 provincias del país, donde sobraban los
abrazos, saltos y felicidad. "¡Ya cayó el primero!", gritaban los
fieles aficionados.
Sin embargo, el gol griego fue un jarro de agua fría. El
semblante de los aficionados cambió. La angustia se apodero de todo un país.
Pasó la prórroga y llegaron los penales. Una nueva prueba, nervios y confianza.
"Ilumínalos, por favor", rezaba una señora con
lágrimas en sus ojos. Los cobradores no defraudaron, y el país sabía quien
habría de poner la cereza en el pastel. Luego de su enorme campaña en España,
era Keylor Navas quien con unos reflejos felinos se vistió la capa del héroe. Y
ahí subió de intensidad la fiesta tica.
La Fuente de la Hispanidad en San José fue el centro de
reunión principal. Las calles de todo el país fueron tomadas por una ola roja
de aficionados que ondeaban banderas y cambiaron el tiempo del grito a todo
pulmón: “¡Sí, se pudo!”.
"¡Estamos para más, queremos a Holanda!", gritaban
desde los carros los aficionados que hasta altas horas de la noche celebraron
como si no hubiera un mañana.
Pero mañana llegó y es lunes. Arranca una semana de trabajo.
Pero hoy no importa si se llega tarde, no importa si se cambia el uniforme por
una camiseta de fútbol, no importa si no se habla de otra cosa. Es el mejor
lunes de la historia porque el balompié costarricense hizo historia en Brasil.
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