Por Carmen R. Ponce Meléndez* | Monedero
México, DF, (Cimac Noticias) Alrededor de 12 millones de personas tienen 60 años y más,
de los cuales 1.5 millones requieren de algún tipo de ayuda para realizar sus
actividades. La mayoría son mujeres (64 por ciento) y 36 por ciento son
población masculina.
En cuanto al tipo de ayuda que requieren en sus actividades,
las tres con mayor porcentaje son: 82 por ciento para desplazarse fuera de su
hogar; 63 por ciento para hacer sus cuentas o manejar su dinero, y 54 por
ciento para tomar sus medicamentos.
Son resultados de la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad
Social (ENESS) 2013. Su temática se organiza en seis bloques: afiliación,
seguridad social y servicios médicos; cotizaciones a la seguridad social;
pensiones; riesgos de trabajo y atención por maternidad; cuidado de niñas y niños,
y cuidado de adultos mayores.
De acuerdo con esta encuesta, de cada 100 personas, 45 están
afiliadas al Seguro Popular (SP); 44 al IMSS; siete al ISSSTE, y el resto a
otras instituciones públicas o privadas. Implica que la afiliación al SP ya
supera a la del IMSS, debido a la “deslaborización” de la seguridad social.
Cabe resaltar que en el grupo etario de 50 a 70 años y más,
son las mujeres las que representan más de la mitad (55.6 por ciento) de las
afiliadas al SP.
Cerca de dos terceras partes de la población (62.8 por
ciento) requirieron de atención médica durante el último año (2013). En
particular, de cada 100, 35 se atendieron en la Secretaría de Salud (Ss); 27 en
el IMSS; 28 en servicios médicos privados; cinco en el ISSSTE y cinco en otras
instituciones públicas.
El número de la población afiliada en cada estado varía. El
IMSS tiene una mayor cobertura en los estados del norte, la cual disminuye en
los estados del sur. El ISSSTE tiene una cobertura más heterogénea a lo largo
del territorio nacional.
Mientras que el caso del SP es contrario al IMSS; es decir,
en los estados del sur es mayor y disminuye en los estados del norte.
Situación que se explica por la informalidad laboral, ésta
es más alta en los estados del sur y el centro del país. Ya que para poder
cotizar en el IMSS o el ISSSTE es indispensable contar con seguridad social.
En el tema de cuidado de niñas y niños de entre 0 y 6 años
de edad mientras su mamá trabaja, se estima que de 100 menores, 85 son cuidados
por un familiar y 15 en guarderías. Es más que evidente la carencia de
guarderías a lo largo del territorio nacional.
Como resultado de esta situación es muy común que las
mujeres interrumpan su ciclo laboral y por lo consiguiente difícilmente pueden
cumplir con los requisitos para jubilarse.
De hecho sólo una tercera parte –33 de cada 100– de las
personas en edad de jubilarse tienen acceso a una pensión y esta proporción se
reduce para las mujeres.
De cada 100 personas que cuentan con pensión directa (años
de trabajo, cesantía, invalidez y riesgos de trabajo), únicamente 29.5 son
mujeres y el 70.5 por ciento son población masculina.
Como se observa en la gráfica, el monto de las pensiones
–medida en salarios mínimos (SM)– es más reducida para las mujeres. En el rango
de más de dos salarios mínimos la brecha de desigualdad de género es del orden
del 29 por ciento.
En tanto que para el rango de más de un SM la desigualdad
alcanza 64 por ciento. El único caso en el que es mayor el número de mujeres
que reciben pensión es en el renglón más bajo: hasta un SM.
De tal forma que no sólo es menor a los hombres el número de
mujeres que alcanzan una pensión por jubilación, sino que además sus pensiones
son más bajas que las masculinas. Significa una vejez con pobreza y con fuerte
dependencia de su núcleo familiar.
Para la investigadora Berenice Ramírez, del Instituto de
Investigaciones Económicas de la UNAM, la situación en materia de pensiones es
y seguirá siendo crítica.
En el futuro inmediato sólo 35 de cada 100 personas tendrán
una pensión al terminar su vida laboral –cifra que se confirma con los
resultados que arroja la ENESS 2013 del Inegi–, debido en gran medida a que el
sistema de pensiones conformado por las instituciones de seguridad social del
país sólo cubre una tercera parte de la Población Económicamente Activa (PEA).
Según la experta, el sistema de pensiones de México adolece
de diversos problemas: baja cobertura nacional motivada por la informalidad;
dispersión de esquemas, debido a que se tienen registrados 105 modelos de
pensión según cada dependencia e instancia pública, y bajas tasas de reemplazo,
por lo que las pensiones serán mínimas.
Los cuellos de botella de la seguridad social siguen siendo
el principio y el fin del ciclo de vida, es decir niñez y vejez, con una
importante feminización de la problemática que ahí se presenta.
Twitter: @ramonaponce
*Economista especializada en temas de género.
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