- En aguas veracruzanas, expertos del INAH emprenden búsqueda de los navíos hundidos por Hernán Cortés
- Investigadores de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH, junto con especialistas norteamericanos y tecnología de última generación, exploran un área de 10 km2.
- Se calcula que hasta una veintena de los barcos de Cortés y de Pánfilo de Narváez yacen en el litoral de la antigua Villa Rica de la Vera Cruz
Ciudad de México.- Corría el año 1890 y en la antesala del
encuentro humanístico y diplomático que dos años más tarde celebraría España
para conmemorar el IV centenario del descubrimiento de América, y en el que
México participaría con una exposición de piezas históricas, buzos equipados
con escafandras y botas con suela de plomo, exploraban las aguas de la antigua
Villa Rica de la Vera Cruz en busca de los navíos que Hernán Cortés hundió en
el acto que marcó el inicio de la conquista de América y, para algunos, dio pie
al más trascendente encuentro cultural de la historia mundial.
Ahora, en 2018, a fin de evocar aquella expedición
decimonónica que, encabezada por el historiador Francisco del Paso y Troncoso,
se convirtió en precursora de la arqueología subacuática en México, y con el
objetivo de localizar los pecios europeos más antiguos en aguas mexicanas,
expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), junto con
otros profesionales, inician una nueva búsqueda para encontrar las naves del
conquistador.
El proyecto denominado Arqueología Subacuática en la Villa
Rica está a cargo del doctor Roberto Junco Sánchez, titular de la Subdirección
de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH, y los arqueólogos subacuáticos
Frederick Hanselmann y Christopher Horrell, de la Universidad de Miami y el
Buró de Seguridad y Cumplimiento Ambiental de los Estados Unidos,
respectivamente.
Se trata, informó Junco, de un proyecto del INAH que usa un
magnetómetro y un sonar de barrido lateral, entre otras tecnologías aportadas
por la SAS, pero que tiene un destacado componente interinstitucional al contar
con una beca de la National Geographic Society, gestionada por “Chris” Horrell,
así como el apoyo técnico de la empresa Marine Magnetics y otros especialistas
norteamericanos.
Los trabajos en campo, dijo, iniciaron en los primeros días
de julio y abarcan un área de 10 km2 perteneciente a las aguas de la antigua
Villa Rica, en el municipio veracruzano de Actopan. A bordo de una embarcación,
se realizan transectos paralelos en profundidades que van de los dos a los 15
metros, en aras de localizar anomalías que indiquen la probable ubicación de
objetos históricos.
“La función del magnetómetro es detectar variaciones en el
campo magnético de la Tierra desde la zona que prospectamos. La intensidad y
distribución de dichas variaciones nos permiten crear un mapa y definir sitios
de alto potencial para luego bucear y excavar en ellos”.
Tanto Junco como sus colegas, entre los cuales también se
encuentran Ilya Inov y Melanie Damour, coinciden en que algunos de los
artefactos metálicos que pudieron haber sobrevivido bajo el agua, y que
funcionarían como indicadores de algún derrelicto mayor, son clavos,
sujetadores, anclas y otros materiales hechos con hierro, además de jarcias y
bultos de lastre.
“Sabemos por documentos, como las Cartas de Relación, y
otras fuentes como la crónica de Bernal Díaz del Castillo, que Cortés no quemó
sus naves. Eso es un mito construido a partir de referencias de la antigua
Grecia, sino que extrajo de ellas todo lo que le sería útil y luego perforó sus
cascos para hundirlas y eliminar la posibilidad de que una parte de sus tropas
se amotinara y volviera a Cuba”.
Detalló que acorde con diversos historiadores, fueron 11 las
naves que Cortés trajo a la actual costa mexicana, y 10 las que deshabilitó,
porque envió una directamente a España para dar noticias de su situación y sus
planes. Empero, los arqueólogos no descartan que las aguas veracruzanas
resguarden también barcos de la expedición de Pánfilo de Narváez, a quien el
gobernador de Cuba, Diego Velázquez, había enviado para capturar a Cortés.
Cabe destacar que en los casi cinco siglos que han pasado
desde aquellos acontecimientos, solo Francisco del Paso y Troncoso había
indagado metódicamente en la huella submarina de la flota perdida, sin embargo,
ni aquella iniciativa ni los proyectos aficionados posteriores han tenido éxito
en localizar nave alguna.
En este sentido, Melanie Damour añadió que son muy pocas las
embarcaciones españolas de inicios del siglo XVI que se conocen
arqueológicamente, por lo que encontrar alguno de los barcos de Cortés o
Narváez ayudará a saber más de sus materiales, características y de la vida
cotidiana en ellos.
En el marco de esta primera fase exploratoria, el proyecto
de la SAS ha registrado otro tipo de hallazgos, principalmente de material
cerámico prehispánico. El trabajo en este caso, se ha limitado al registro
escrito y fotográfico de sus rasgos y ubicación.
A 499 años, analizan el arribo de Cortés a costas
veracruzanas
El inicio de la conquista de México-Tenochtitlan, a cumplir
500 años en 2019, tiene su origen en el colonialismo que devino al
descubrimiento de América en 1492. Chris Horrell, especialista en este episodio
histórico, refirió que hacia 1517, España requería mano de obra indígena para
sus nuevos territorios en el Caribe, por lo cual se organizó desde Cuba una
expedición que en ese año descubrió la península de Yucatán.
El agreste resultado que esta obtuvo —pues tan solo su
capitán, Francisco Hernández de Córdoba, murió en Cuba debido a las heridas
recibidas en combate con las fuerzas mayas de Champotón—, mostró a los europeos
la existencia de sociedades más complejas que las que habían conocido hasta
entonces en las islas caribeñas.
Asimismo, dijo, fue el origen de la expedición de Juan de
Grijalva, en 1518, y la de Cortés al año siguiente, quien “tenía la orden del
gobernador de Cuba para explorar y entrar en contacto con los locales, pero no
de conquistarlos”.
Sobre este particular, Horrell y Hanselmann reconocieron la
habilidad que Cortés tuvo para aliarse con los totonacos y tlaxcaltecas, entre
otros pueblos subyugados por los mexicas, y marchar a la conquista del
territorio descubierto; fundando también la Villa Rica de la Vera Cruz, el
primer ayuntamiento de lo que hoy es México, y el segundo del continente
americano, luego del Darién, en Panamá.
De igual modo, remarcaron la importancia que tuvo para
Cortés el hundir sus propias embarcaciones. “Hay que recordar que Hernán Cortés
hizo estudios en la Universidad de Salamanca, donde con seguridad conoció
episodios como el avance de Julio César sobre el río Rubicón. Así, al
deshabilitar sus naves no solo contuvo el intento de motín, sino que envió a
sus hombres el mensaje de ‘la suerte está echada’, que resultaría fundamental
para su campaña tierra adentro”, subrayó Roberto Junco.
La exploración en campo del proyecto de Arqueología
Subacuática en la Villa Rica, dispondrá de agosto para analizar los datos
recabados y, en temporadas por venir, iniciará las intervenciones arqueológicas
en el lecho marino del Golfo de México.
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