- El desastre natural es permanente en el Caribe. Provocan mal olor, descomponen el paisaje y dañan severamente al turismo. Se duplica cada 18 días
En videoconferencia de medios ofrecida desde la Unidad
Académica Sistemas Arrecifales Puerto Morelos del Instituto de Ciencias del Mar
y Limnología (ICMyL) de la UNAM, las investigadoras Brigitta Ine van
Tussenbroek y Marta García Sánchez se refirieron a este problema, que podría
convertirse en un desastre ecológico de grandes dimensiones si no se toman
pronto medidas de mitigación.
El sargazo es un indicador de la creciente contaminación y
aumenta hasta en 100 veces los daños causados directamente por la actividad
humana en los mares y costas caribeñas, en donde hay asentamientos irregulares
y malos tratamientos de aguas negras y grises.
“Con estas algas el aporte de nutrientes es 100 veces mayor
de lo que nosotros ya estamos haciendo. Los ecosistemas sufren cambios sin
precedentes y el evento es algo nuevo por su magnitud, así como un desastre
natural permanente”, subrayó Tussenbroek, titular del Laboratorio de Pastos
Marinos del ICMyL
“La mitigación no es sencilla. Es urgente un plan de manejo
integral que considere el conocimiento científico, el marco jurídico, la
inversión económica y la participación local, así como la forma más eficiente
de colectarlas sin dañar a la fauna asociada”.
Por su parte, Marta García Sánchez, investigadora
posdoctoral en la Unidad Puerto Morelos y especialista en macroalgas, detalló
que el sargazo detiene la oxigenación del agua, cambia a marrón su color
turquesa característico en el Caribe y genera gases al entrar en descomposición
en las playas. “Huele mal y se enreda en las piernas”.
Manejo integral
Van Tussenbroek no imagina la forma de revertir el exceso de
sargazo en el Caribe, porque ya está en el sistema. “El evento es nuevo.
Sabemos que se quedará y no hay forma de removerlo. Tendremos afluencias
masivas en las playas para siempre, pero no sabemos con qué frecuencia ni
volumen”.
En opinión de la científica de origen holandés, se debe
evitar que llegue a las playas en grandes cantidades, pues es lo que destroza
ecosistemas, mares e industria turística, además de tener consecuencias
económicas y sociales.
“Hay que evitar que llegue en esas cantidades a las playas,
pero requerimos investigación para estudiar las técnicas adecuadas para
tratarlo en el mar”, remarcó.
No obstante, “en mar abierto el sargazo es un ecosistema, no
daña y es refugio para tortugas, el pez dorado, el volador y otro endémico
conocido como pez sargazo”.
Además, aclaró, se puede aprovechar este recurso: “bien
manejado puede ser un biorremediador en el océano, pues contribuiría a no
regresar nutrientes al mar”.
Para abordar la llegada masiva de estas algas a las playas
se requiere hacer investigación, pero no se han liberado fondos. “Se precisa
coordinación, un plan, un sistema de alerta y un aviso de si se puede colectar
en el mar y en qué magnitud”, explicó.
También, una planta de manejo para saber cómo recogerlas de
las playas, un sistema de transporte, un centro de acopio y una industria
privada para que el sargazo implique desarrollo.
Dos fuentes de origen
Residuos orgánicos de todo tipo se convierten en nutrientes
que fertilizan al sargazo, que crece rápido y duplica su biomasa cada 18 días,
lo que rebasa por mucho el equilibrio ecológico.
Estas algas llegan al Caribe mexicano provenientes de dos
fuentes: el Mar de Sargazo, en el Triángulo de las Bermudas (hacia el norte).
“Las hay desde que tenemos memoria, arriban de manera esporádica y en
cantidades moderadas”, dijo Tussenbroek.
Y el otro es un nuevo origen, al norte del ecuador
terrestre. Se acumulan frente a las costas de Brasil y de ahí entran al Caribe.
“Antes no había acumulaciones en esa zona y la ciencia aún no estudia bien por
qué”.
Las aguas entre África y Brasil están en una región más
cálida y con mayor aporte de nitrógeno, hierro y fósforo, elementos que
necesitan las plantas para crecer; entonces, el sargazo se desarrolla rápido y
genera mucha más biomasa, agregó.
Es su primera fuente (las Bermudas), estas algas tienen
pobres nutrientes, pero al norte del ecuador terrestre desembocan grandes ríos
como el Amazonas, el Orinoco y el Congo. Además, “hemos nutrido nuestros mares
con nitrógeno y fósforo, que contribuyen a su reproducción, situación nueva por
su magnitud”.
El sargazo tiene la capacidad de cambiar los ecosistemas,
por lo que en el Caribe “ya es un desastre natural, pues las cantidades de
materia orgánica y nutrientes que aporta no tienen precedente. Si esto continúa
y no se maneja de manera integral cambiarán nuestros ecosistemas de manera
permanente. El problema es muy grave”, concluyó.
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