- Ganador del Premio IMIQ, 2015
Mérida, Yucatán.- El doctor Jorge Lechuga Andrade, académico
de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Autónoma de Yucatán
(UADY) y ganador del Premio Nacional del Instituto Mexicano de Ingenieros
Químicos, 2015, afirmó que “recibir un reconocimiento es motivante pero más aún
significa una responsabilidad para trabajar con mayor ímpetu; como si estuviera
empezando”.
Galardonado por su trabajo “Diseño de una planta piloto para
la desalinización de agua de mar, por ósmosis inversa centrífuga, con
generación de vórtices de Dean”, el académico dejó en claro que “si volviera a
nacer sería de nuevo ingeniero químico y hacer lo que estoy haciendo”.
“Son muchas las satisfacciones y los productos generados que
me han servido para fortalecer mi experiencia y conocimiento y sobre todo para
apoyar a los estudiantes que hoy tienen amplios conocimientos y habilidades
para el manejo de las tecnologías de información y comunicación”, enfatizó.
¿Después de este galardón qué objetivos tiene?
-Seguir en la línea de la investigación que me he trazado,
aumentar el conocimiento e incrementar los proyectos, y desde luego continuar
apoyando en la formación de los estudiantes como profesor e investigador;
motivación que me compromete a ser más eficiente y tomar las cosas con humildad
y agradecimiento”, aseveró en una entrevista realizada en el salón de los
directores de la Facultad de Ingeniería Química, en el Campus de Ciencias
Exactas.
El también ex titular de la Facultad de Ingeniería Química
(el tercero desde la fundación del plantel) explicó que el premio fue por el
trabajo que realizó con el fin de disminuir el consumo de energía y los
impactos ambientales en el proceso de transformación del agua de mar para
consumo humano.
El premio de excelencia, en el área de ingeniería química,
lleva el nombre de “César Baptista Montes” y le fue entregado al académico de
la UADY en la ciudad de México, en noviembre pasado, en el Auditorio del Instituto
Mexicano del Petróleo, en la fecha de celebración del Día Nacional del
Ingeniero Químico.
Recordó que en febrero de 2011 culminó su doctorado por las
universidades de Cataluña, España, y Toulouse, Francia, y su tesis se basó
precisamente en mejorar e innovar los procesos de salinización. “El agua es un
problema por la contaminación, por la demanda y por razones agrícolas e
industriales”, aseveró y puntualizó que además, el líquido es finito y está en
peligro”.
Al hablar del inicio de los procesos de desalinización citó
la vaporación, donde hay cambio de estado (de vapor a líquido y de líquido a
vapor), lo cual consume mucha energía y contamina la atmosfera y también la
evaporación multi-etapas con cambio físico que consume, asimismo, mucha energía
y además contamina.
Menos
energía, menos costos y menos contaminación
“En 2005, que conocí desalinizadoras en España y otros
países de Europa, vi el incremento de la tecnología de membrana u ósmosis
inversa, basada en la presión alta que filtra el agua salada obteniendo agua
potable y de baja dureza que puede ser ingerida, según las normas de la OMS”,
explicó Lechuga Andrade quien indicó “hay mejoras en la recuperación de
energías y menos contaminación, y sobre esto realicé innovaciones tecnológicas
mediante pruebas piloto para trabajar con menos energía, haciendo una
centrifugación con una bomba de baja presión y el apoyo de la filtración”.
“Esto dio origen a un simulador y pruebas a nivel de
laboratorio, logrando resultados satisfactorios y el diseño de una planta
piloto para comprobar los parámetros de rendimiento en la desalinización y
consumo de energía y costos, logrando a la vez la auto-limpieza de las
membranas y aumentar su vida útil”, abundó.
El trabajo del académico de la UADY sin duda apunta al
escalamiento industrial para uso comercial y asegura tener contacto con
empresas mexicanas y extranjeras interesadas en agua desalinizada. “Ya están en
trámite las patentes por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial
(IMPI) y también por la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, el país
con el mayor número de plantas desalinizadoras”, señaló.
“Una vez concluidos los trámites se podrá negociar y se hará
además hasta estar seguro que se cumple con los parámetros deseados”, expresó y
precisó que en México hay plantas de ósmosis inversa y de vaporización, en los
Cabos y Cancún, pero no operando con las innovaciones que propone y que abordan
la centrifugación y la geometría de las membranas con vórtices de Dean.
“El propósito es disminuir aún más los costos y garantía de
menos uso de energía y menor impacto ambiental”, reiteró y del agua “de
rechazo” Jorge Lechuga propone su análisis y tratamiento antes de devolverla a
sus cauces y también crear plantas híbridas para obtener productos químicos que
sean comercializados.