Brasil.- El 20 de junio de 1990, Costa Rica vencía a Suecia
y alcanzaba por primera vez los octavos de final de una Copa Mundial de la
FIFA™. Exactamente 24 años después, otro 20 de junio, la selección
costarricense se impuso a Italia, y repitió aquel desempeño. Sin embargo, el
equipo que está en Brasil ha llegado más lejos todavía, y tras derrotar a
Grecia en los penales se ha situado como uno de los ocho mejores del planeta.
Un factor común a las dos campañas es la sangre brasileña.
Celso Borges, actual número 5 de los ticos, es hijo de Alexandre Guimarães,
futbolista oriundo del estado de Alagoas que defendió los colores de Costa Rica
como jugador en Italia 1990 y, después, en 2002 y 2006, ya como seleccionador.
Guimarães está ahora en Brasil para seguir de cerca la actuación de su hijo en
la Copa Mundial de la FIFA, y aprovechó para hablar con FIFA.com en la víspera
del duelo ante los Países Bajos, con un puesto en semifinales en juego. Entre
otras cosas, analizó la evolución del fútbol costarricense en las dos últimas
décadas.
Usted participó en la Copa Mundial de la FIFA como jugador
en 1990 y como entrenador en 2002 y 2006. ¿Cuál le marcó más?
La de 1990 me marcó mucho, porque fue la única que pude
disputar como futbolista. Fue la primera que jugué, y la primera en la que
Costa Rica llegó a octavos. Ese torneo me marcó mucho, porque lo jugué con 30
años. Fue el que me dio ganas de querer volver a tener esa sensación [de estar
en un Mundial]. Aunque, para eso, tenía que ser como entrenador.
Como técnico, ¿podía imaginar que Costa Rica fuese a estar
entre las ocho mejores selecciones del planeta en tan poco tiempo, ganando ante
campeones del mundo y peleando por un puesto en semifinales?
No. No creo que nadie pudiera adivinar lo que está
ocurriendo. Es muy difícil hacer lo que Costa Rica está haciendo ahora, de
verdad. Por muchas razones. Están la continuidad del entrenador [Jorge Luis
Pinto] y una generación de futbolistas muy buena, y con mucha hambre de
victoria. Esta generación ya lleva un tiempo triunfando en Europa, y eso da
mucha experiencia competitiva. El equipo tiene esa rabia interna del
deportista. Eso hace que, después de no poder estar en Sudáfrica, hayan
decidido demostrarle al mundo que son buenos. Y también está la continuidad del
proceso de las categorías inferiores de la selección. La mayoría de los
jugadores participaron en Mundiales sub-17 y sub-20. Si vamos uniendo todas
esas cosas, veremos que el plantel estaba preparado para lo que ha sucedido. A
veces puede conseguirse un buen resultado porque la suerte acompaña, o por algo
que deja de hacer el rival, pero en este caso no. En los cuatro partidos, Costa
Rica mereció ganar.
Esta selección costarricense es muy compacta y fuerte en
defensa, unas características que no siempre ha tenido. ¿Qué es lo que ha
cambiado?
Es algo que va con este entrenador. En todos sus clubes ha
creado equipos muy bien montados defensivamente, y equilibrados. En este caso,
ha tenido el tiempo necesario para encontrar el equilibrio, después de tres
años y medio. Y lo ha encontrado en el momento justo.
¿Ayuda el hecho de que el torneo se esté celebrando en
Brasil?
Ayuda mucho. Puedo decirlo con total seguridad, es algo que
siempre he comentado con mi hijo. Ellos tenían unas ganas increíbles de jugar
en Brasil, que es el país del fútbol. Querían estar aquí para mostrar su
fútbol. Es un plus, no solo para ellos, sino para todas las selecciones.
Además de hincha de Costa Rica, usted también es el padre de
Celso. ¿Cómo se siente? ¿Sufre más al ver este Mundial?
Sí, mucho. Está siendo una experiencia muy distinta, de
verdad. Siempre he seguido su carrera, viendo los partidos en vivo o por
Internet, pero este Mundial es otra cosa. Ya sabemos lo que significa un
Mundial para cualquier jugador. Él está viviendo su sueño, y yo siempre quiero
que ese sueño sea perfecto. Hasta ahora, lo está siendo (risas).
¿Y cómo analiza su desempeño?
No es porque sea mi hijo, pero está demostrando un liderazgo
muy importante, y cadencia de juego. Él es quien regula el ritmo de Costa Rica
en el mediocampo. Está teniendo también una dinámica de juego muy importante,
cubriendo toda la cancha. Así que creo que se está revelando una opción todavía
mejor para lanzarse quizás a una aventura más atrevida en otra liga europea
[Borges juega en el AIK sueco].
¿Usted le exige más? ¿Él le pide consejos especiales?
Hablamos mucho, pero yo no le exijo nada. Primero porque el
entrenador ya le exige mucho, y él también se exige mucho a sí mismo. Mi
función con él consiste en apoyarlo al 100%. Es lo que hacemos cuando vamos a
una concentración. Mi esposa y yo estamos con él, sin hablar mucho de fútbol.
Hablamos de la familia en Brasil, de la gente que le manda recuerdos.
¿Tiene alguna corazonada para el partido contra los Países
Bajos?
Espero poder seguir en el Mundial a través de él [de Celso]
una semana más, aunque sea con toda la tensión que hubo en el último partido, y
que él gane. Tengo el corazón a prueba de todo.
¿Y cómo puede ganar Costa Rica?
Con otro partido perfecto, como en los tres primeros, contra
Uruguay, Italia e Inglaterra. Para ganar a un adversario así, lo primero que
hay que hacer es un partido perfecto. Y lo segundo, prestar atención a los
pequeños detalles. Lo tercero que se necesita es esa dosis de suerte que
siempre influye. (Fifa.com)
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