- Su estilo figurativo hasta tiene nombre oficial: el «boterismo». Tanto en pintura como en escultura, realiza figuras más robustas y gruesas de lo habitual, es decir, gordos.
Mónaco. Ha muerto por neumonía Fernando Botero Angulo (Medellín, 19 de abril de 1932-Mónaco, 15 de septiembre de 2023) fue un muralista, pintor, escultor y dibujante figurativo, alegoría y retrato colombiano del arte contemporáneo, domiciliado en Mónaco.
Fue Cruz de Plata de la Orden de Boyacá (1977) y Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica (2007). Obtuvo con su característico estilo maduro, donde representa personajes y figuras con un volumen grande y exagerado, el éxito internacional desde los años 1980, siendo considerado el artista hispanoamericano más reconocido y citado en vida.
Fernando Botero nació en el seno de una familia humilde conformada por su padre David Botero, su madre Flora Angulo y su hermano cuatro años mayor, Juan David. Cuatro años después de su nacimiento, en 1936 nació su hermano menor, Rodrigo. El mismo año, falleció su padre, un vendedor a caballo, de un infarto. Su madre trabajaba de costurera.
Del matrimonio con Gloria Zea, directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá, Botero tuvo tres hijos: Fernando, Lina y Juan Carlos. Este último nacido el mismo año en que el decidió separarse de su esposa.
En 1960, Botero regresó a Nueva York para instalarse. Una vez allí, alquiló un pequeño apartamento donde vivía modestamente, pues acababa de separarse; además, sus obras no tenían mucho éxito, pues los gustos neoyorquinos de la época cambiaban rápidamente y entonces se imponía la abstracción.
La influencia del expresionismo abstracto ya se hacía evidente desde las obras de 1958, resultado de los primeros viajes de Botero a Nueva York, donde había podido ver los formatos enormes de Jackson Pollock, Franz Kline y de Kooning. Este encuentro marcó la producción de Botero, que, sin embargo, conservó su lenguaje figurativo, pero experimentó con la pincelada agresiva, la utilización de tonalidades fuertes y el uso de formatos grandes. Mientras su estudio por el volumen parecía pasar a un segundo plano por la preocupación por la pincelada y el color, Botero creó interesantes series (una de las cuales fue adquirida por el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1962) y la de Los niños de Vallecas en homenaje a Diego Velázquez.
Para 1962, su lenguaje expresionista llegó a un punto de inflexión, porque estuvo a punto de tomar un rumbo que lo habría alejado definitivamente de su preocupación por el volumen. Botero reinició su experimentación, esta vez interesándose más por las obras de artistas pop que estaban exhibiendo en Nueva York, a raíz de lo cual su obra retomó las preocupaciones temáticas de sus personajes figurativos, dejando de lado el aspecto formal de la pincelada, y usando colores planos en su pintura. En algunos casos llegó incluso a incluir collages en sus pinturas del año 1963. Después de haber encontrado su serenidad económica, Botero se casó de nuevo.
En 1963 trasladó su residencia al East Side y alquiló un nuevo estudio en Nueva York. Es allí donde surgió su estilo plástico en muchas de sus obras de este período, con colores tenues y delicados. Su pasión por Rubens se dejaría ver desde entonces en sus obras.
A comienzos de 2008, Fernando Botero recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en Monterrey, México. Igualmente, presentó por primera vez en esta ciudad su colección de pinturas sobre "Abu Ghraib" y su enorme escultura en bronce titulada "Caballo".
En 1962 fue organizada en Estados Unidos su primera exposición. Una nueva muestra en el Milwaukee Art Center recibió críticas ampliamente positivas. Es así como Botero empezó un período de muestras y exposiciones entre Europa, los Estados Unidos y Colombia. En 1969 expuso en París; fue a partir de ese momento que Botero empezó un peregrinaje por todo el mundo en busca de inspiración; se movía continuamente de Bogotá a Nueva York y a Europa.
En 1970 nació en Nueva York su hijo Pedro Botero, llamado Pedrito. Paralelamente, su fama mundial aumentaba cada vez más y lo convirtió en ese entonces en el escultor viviente más cotizado del planeta. En 1974, cuando su hijo apenas tenía cuatro años, Botero tuvo un accidente de tráfico en España, que le costó la vida a Pedrito.
La muerte de su hijo dejaría trazos en la obra de Botero que, a partir de ese momento, comenzó a tener cambios profundos, considerados por la crítica como huellas de la pérdida de su hijo. Además, su matrimonio con Cecilia Zambrano no superó la pérdida de Pedrito y Botero se separó por segunda vez.
Un año antes, él se había instalado en París y había comenzado a trabajar la escultura. En 1976, Botero hizo una donación de dieciséis de sus obras al Museo de Antioquia, que le consagró una sala permanente para sus obras, la sala Pedrito Botero.
Desde 1979, cuando la primera retrospectiva de Botero fuera presentada en el Museo Hirshhorn de Washington, sus exposiciones a través del mundo no se detuvieron. En 1983 se trasladó a la ya citada Pietrasanta, en Toscana (Italia), un pequeño pueblo famoso por sus fundiciones, lo que para Botero significaba la continuidad de su obra escultórica. Al año siguiente, Botero hizo una nueva donación al Museo de Antioquía. Esta vez se trataba de una serie de esculturas que también encontraron lugar en una nueva sala permanente dedicada a Botero en el museo.
A partir de 1983, Botero comenzó una serie ininterrumpida de exposiciones a través de todo el mundo. Es así como sus obras son expuestas y por supuesto conocidas en ciudades como Dubái, Londres, Roma, San Francisco, Chicago, Basilea, Buenos Aires, Tokio, San Juan de Puerto Rico, Santo Domingo, Berlín, Múnich, Fráncfort, Milán, Nápoles, París, Montecarlo, Barcelona -Aeropuerto del Prat-, Moscú, Ciudad de México, Monterrey o Caracas. En conjunto, su obra ha pasado por la mayoría de países europeos y americanos.
Botero es uno de los pocos artistas que se han dado el lujo de exponer sus piezas en varias de las avenidas y plazas más famosas del mundo, como los Campos Elíseos en París, la Gran Avenida de Nueva York, la Rambla del Raval de Barcelona, la Plaza del Comercio de Lisboa, la plaza de la Señoría en Florencia, frente al palacio de Bellas Artes en Ciudad de México y hasta ante las Pirámides de Giza.
También tiene escultura urbana en ciudades de España, como en Oviedo con su obra La Maternidad del año 1996, y en Madrid. En 2012 se celebraron una serie de homenajes internacionales con motivo de la efemérides de su natalicio número ochenta (80). Las celebraciones incluyeron exposiciones de sus obras en museos de la Ciudad de México, São Paulo en Brasil, Pietra Santa y Asís en Italia, Santiago de Chile, Bogotá y Medellín en Colombia, Bilbao en España, Bielefeld en Alemania, entre otras. Así mismo, la Presidencia de Colombia anunció un decreto en que cataloga las 479 obras de Botero que se encuentran en suelo Colombiano como de "interés cultural del ámbito nacional", lo que implica medidas de protección, conservación y promoción por parte del Estado Colombiano. En 2013 se conoció una colección colmada de sensualidad y erotismo denominada colección Boterosutra y en 2015, la más reciente creación artística, que en contraposición a la anterior se denominó como colección «santas».
Desde noviembre de 2015 y hasta abril de 2016, se llevó a cabo una de las más importantes exposiciones antológicas realizadas sobre el artista, en la República Popular China, específicamente en las ciudades de Pekín en el Museo Nacional de China y en Shanghái en el China Art Museum. Igualmente y de forma paralela, se llevó a cabo una exposición de obras del artista, incluyendo la serie Boterosutra, en el Musée Würth de Erstein, Francia, del 25 de septiembre de 2015 al 15 de mayo de 2016.
En 1954, Botero se casó con Gloria Zea (fundadora del Museo de Arte Moderno de Bogotá y directora del Instituto Colombiano de Cultura, Colcultura) y tuvieron tres hijos: Fernando (quien nació en 1956 mientras vivían en Ciudad de México y fue Ministro de Defensa durante el gobierno de Ernesto Samper, el cual fue acusado de enriquecimiento en el proceso 8000), Lina (1958) y Juan Carlos Botero Zea (1960). Los Botero Zea se divorciaron en 1960.
En 1964, Botero se casó con Cecilia Zambrano, con quien tuvo un hijo, Pedro (1970), quien falleció trágicamente en 1974 en un accidente de tránsito en España mientras la familia estaba de vacaciones. Botero y Zambrano se separaron en 1975.
En 1978, Botero se casó con la artista griega Sophia Vari. Vivieron en París hasta su muerte y poseían residencias en Pietrasanta (Italia), Nueva York, Montecarlo y Rionegro (Colombia).
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