El sábado 31 de marzo es el Día Nacional Contra el Cáncer Colorrectal

  • Mutaciones genéticas heredadas que aumentan el riesgo
Ciudad de México.- Según el Fondo Mundial para Investigación sobre el Cáncer, el cáncer colorrectal es la tercera causa más común de cáncer en el mundo. En Estados Unidos, más de 66% de las personas que desarrollan cáncer colorrectal mueren a causa de la enfermedad, que en su mayoría surge de una neoplasia avanzada (también conocida como adenomas avanzados o pólipos adenomatosos).

Un estudio presentado por investigadores de Mayo Clinic en diciembre de 2016, demostró que la eficacia de los fármacos antiinflamatorios no esteroides (AINES) en la prevención del cáncer colorrectal. “Se cree que aproximadamente 85% de todos los cánceres colorrectales derivan de pólipos adenomatosos no tratados, por lo que si logramos encontrar una manera de detener su crecimiento, podremos evitar la mayoría de estos casos”, comentó el Dr. M. Hassan Murad, epidemiólogo clínico y experto en medicina preventiva de Mayo Clinic.

El equipo llevó a cabo un metaanálisis de los datos de 15 ensayos aleatorios de control, lo que les permitió revisar la información de 12 234 pacientes. Los estudios incluyeron terapias con dosis altas y bajas de aspirina, calcio, vitamina D y ácido fólico que luego se compararon entre sí individuamente o en varias combinaciones.

El Dr. Murad y sus colegas demostraron que los AINES sin aspirina son mejores que todas las demás terapias comparadas para prevenir la recurrencia de los pólipos adenomatosos durante el transcurso de tres a cinco años desde de la extirpación de primer pólipo. Sin embargo, debido a los otros riesgos para la salud de los AINES sin aspirina, estos fármacos quizás no sean la mejor alternativa para todos.

Los resultados obtenidos por la aspirina fueron casi igual de buenos, pero con mucho menos riesgo añadido. Por ello, el Dr. Murad y sus colegas dicen que pese a que la aspirina en dosis baja haya calificado segunda por su capacidad preventiva, “su beneficio adicional sobre el riesgo podría ser favorable para los pacientes”.

“Es importante que pacientes y médicos conversen acerca de los varios riesgos y ventajas de cualquier medicamento o terapia. Si bien la publicación de un estudio puede contener hallazgos esperanzadores, es información generalizada, puesto que cada persona es diferente y por ello, el cuidado de cada uno también debe ser personalizado”, añadió el Dr. Murad.

Perspectiva general

El recto comprende las últimas pulgadas del intestino grueso. Comienza en el extremo del segmento final del colon y termina en el conducto estrecho y corto que llega al ano.

El cáncer de recto y el de colon se suelen denominar conjuntamente como “cáncer colorrectal”. A pesar de que son similares en varios aspectos, sus tratamientos son bastante diferentes. Esto se debe principalmente a que el recto está ubicado en un lugar estrecho, apenas separado de otros órganos y estructuras de la cavidad pélvica. Por eso, una extracción quirúrgica completa del cáncer de recto es difícil y muy compleja. A menudo, se necesita un tratamiento adicional antes o después de la cirugía, o ambos, para reducir la posibilidad de que el cáncer reaparezca.

En el pasado, no era frecuente la supervivencia a largo plazo de las personas que sufrían cáncer de recto, incluso después de un tratamiento prolongado. Gracias a los avances en los tratamientos de los últimos 30 años, el cáncer de recto hoy se puede curar en muchos casos.

Síntomas frecuentes

·         Diarrea, estreñimiento o evacuaciones intestinales más frecuentes

·         Sangre roja u oscura en las heces

·         Mucosidad en heces

·         Heces delgadas

·         Dolor abdominal

·         Movimientos intestinales dolorosos

·         Anemia por deficiencia de hierro

·         Sensación de que no vaciaste por completo los intestinos

·         Adelgazamiento sin causa aparente

·         Debilidad o fatiga

Causas

El cáncer colorrectal aparece cuando las células sanas del recto presentan errores en su ADN. En la mayoría de los casos, la causa de esos errores es desconocida.

Las células sanas crecen y se dividen de manera ordenada para mantener el funcionamiento normal del cuerpo. Sin embargo, cuando el ADN de una célula se daña y se vuelve canceroso, las células continúan dividiéndose, incluso si no se necesitan células nuevas. A medida que las células se acumulan, forman un tumor.

Con el tiempo, las células cancerosas pueden crecer e invadir y destruir el tejido normal de alrededor. Además, las células cancerosas pueden viajar a otras partes del cuerpo (metástasis).

Mutaciones genéticas heredadas que aumentan el riesgo

En algunas familias, ciertas mutaciones genéticas que se transmiten de padres a hijos pueden aumentar el riesgo de contraer cáncer colorrectal. Estas solo influyen en un pequeño porcentaje de los casos.

Dos síndromes de cáncer colorrectal genéticamente bien definidos son:

·         Cáncer colorrectal hereditario no poliposo. Este síndrome, también denominado «síndrome de Lynch», aumenta el riesgo de contraer cáncer de colon y otros tipos. Las personas que tienen cáncer colorrectal hereditario no poliposo suelen padecer cáncer de colon antes de cumplir 50 años.

·         Poliposis adenomatosa hereditaria. Es un trastorno poco frecuente que hace aparecer miles de pólipos en el revestimiento del colon y el recto. Las personas que sufren esta afección y no buscan tratamiento tienen un riesgo mucho mayor de padecer cáncer de colon o recto antes de cumplir 40 años.

Factores de riesgo

·         Edad avanzada. La gran mayoría de las personas con diagnóstico de cáncer de colorrectal tienen más de 50 años. Puede producirse en personas más jóvenes, pero con una frecuencia mucho menor.

·         Origen afroamericano.

·         Antecedentes personales de cáncer colorrectal o pólipos. Si ya tuviste cáncer de recto, de colon o pólipos adenomatosos, tienes un mayor riesgo de padecer cáncer colorrectal en el futuro.

·         Enfermedad intestinal inflamatoria. Enfermedades inflamatorias crónicas del colon y el recto, como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn.

·         Síndromes heredados que aumentan el riesgo de sufrir cáncer colorrectal. Síndromes genéticos transmitidos a través de las generaciones de tu familia como la poliposis adenomatosa familiar y el cáncer colorrectal hereditario no poliposo.

·         Antecedentes familiares de cáncer colorrectal. Si tienes un padre, hermanos o hijos con esta enfermedad, tienes más posibilidades de contraer cáncer colorrectal, riesgo que aumenta aún más si más de un miembro de tu familia lo padece.

·         Factores dietarios. Puede estar relacionado con una dieta baja en vegetales y alta en carnes rojas, especialmente cuando la carne está muy cocida o bien cocida.

·         Un estilo de vida sedentario. Ser inactivo es un factor de riesgo, el cual puede reducirse realizando actividad física de forma regular.

·         Diabetes. Personas con diabetes tipo 2 mal controlada y resistencia a la insulina.

·         Obesidad. Las personas obesas presentan un mayor riesgo de padecerlo y de morir por esta causa, en comparación con las personas cuyo peso se considera normal.

·         Fumar.

·         Alcohol. Beber en forma regular más de tres bebidas alcohólicas por semana puede aumentar el riesgo.

·         Radioterapia para casos de cáncer previos. La radioterapia dirigida al abdomen para tratar casos de cáncer previos es otro factor a tener en cuenta.

Prevención

Hable con su médico acerca de cuándo deberías comenzar a realizarte análisis para la detección de cáncer colorrectal. Por lo general, las pautas recomiendan comenzar con el primer análisis a los 50 años de edad. El médico puede recomendar que comience a realizarse análisis para la detección a una edad más temprana o con mayor frecuencia si tienes otros factores de riesgo, como antecedentes familiares.

El examen más preciso para la detección es la colonoscopia. En esta prueba, un médico examina el revestimiento del recto y el intestino grueso mediante la utilización de un tubo largo y flexible con una pequeña cámara de video en un extremo (colonoscopio). Este se inserta en el ano y se pasa hacia el recto y el colon. A medida que la cámara del colonoscopio se mueve por el intestino, envía un video del revestimiento del colon y el recto a un monitor que mira el médico. Si se descubre un pólipo o una zona de tejido sospechosa, el médico también puede tomar muestras de tejido de estas zonas con instrumentos que se insertan en el colonoscopio.

Ante cualquier síntoma que sugiera cáncer colorrectal, en particular sangre en las heces o adelgazamiento sin causa aparente, no dudes en acudir con un especialista.

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