México, DF.- En México el número de mujeres en prisión
registró un crecimiento vertiginoso del 175 por ciento de 1997 a abril del
presente año, asegura el Informe Especial de la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos (CNDH) remitido a la Cámara de Diputados.
El documento enviado a la Comisión de Derechos Humanos de
San Lázaro hace patente la situación de vulnerabilidad en que se encuentran las
11 mil 901 mujeres recluidas en los establecimientos penitenciarios de la
República Mexicana, de las cuales 74.27 por ciento enfrenta procesos del fuero
común, y el 25.73 restante, del federal.
Revela serias deficiencias y carencias materiales, médicas y
jurídicas que sufren las mujeres recluidas en las cárceles del país; sus
derechos humanos se lesionan al padecer hacinamiento, sobrepoblación, compartir
los espacios con varones, y al obligarlas a desnudarse al ingreso y durante las
revisiones, incluso en los juzgados.
Del total de los 418 centros de reclusión en el país, sólo
10 son exclusivos para albergar población femenil, con un total de 4 mil 189
internas, mientras que 7 mil 712 se ubican en 69 centros mixtos. La
infraestructura, organización y funcionamiento han girado en torno a las
necesidades de los hombres, precisa.
La CNDH destaca que muchas mujeres en prisión duermen en el
suelo, carecen de servicio médico general y especializado, además de no recibir
la alimentación adecuada ni en calidad, cantidad e higiene, al igual que 377
menores de edad que viven con sus madres presas.
La aplicación de sanciones disciplinarias no garantiza
respeto a los derechos humanos de las internas, afirma el Informe Especial de
la CNDH, ya que “éstas” no se notifican por escrito y contemplan la suspensión
de visita familiar e íntima como medida correctiva”, tal es el caso del Centro
de Reinserción Social Femenil de Saltillo, Coahuila.
Mientras en Santa Martha Acatitla y Tepepan, en el Distrito
Federal, y sus similares en Jalisco y Querétaro, y en Nogales, Sonora y
Cieneguillas, Zacatecas, “no tienen derecho a audiencia”.
En el Complejo Penitenciario Islas Marías las sanciones son
excesivas y acumulativas, e incluyen el aislamiento temporal y la restricción
de llamadas telefónicas con familiares a la que tienen derecho; en el centro
Noroeste, en Tepic, Nayarit, los castigos llegan hasta 180 días sin salir de su
celda, además de retirarles los productos que compran en la tienda.
El trato digno se rompe en el Complejo Penitenciario Islas
Marías, cuando las internas son obligadas a desnudarse y a realizar
sentadillas, como parte de la revisión de ingreso y durante las revisiones de
rutina en las estancias.
El Informe Especial publicado en la Gaceta Parlamentaria
agrega que en el Centro Federal Femenil Noreste en Tepic, Nayarit, las
autoridades exigen a las reclusas quitarse el uniforme quedando en ropa
interior cuando realizan cateos o revisiones.
La atención médica en la mayoría de los centros de reclusión
es deficiente o no existe, como es el caso de Apizaco, Tlaxcala; el centro
Tepepan, en el Distrito Federal, carece de instrumental médico.
La sobrepoblación y el hacinamiento son comunes, el caso más
evidente es el Centro Preventivo de Reclusión Femenil de Guadalajara, Jalisco,
con 505 internas, equivalente al 97 por ciento de sobrepoblación, con lo que
las internas del dormitorio B duermen en el piso.
Precisa que luego de la investigación que realizó en los
centros penitenciarios del país constató la existencia de hechos que
contravienen normas nacionales e internaciones sobre la protección y respeto de
los derechos humanos de las mujeres privadas de la libertad, relativos a la
reinserción social, a la igualdad, al trato digno, a la protección de la salud,
a la legalidad y seguridad jurídica.
Asegura que el sistema penitenciario nacional relativo a la
reclusión de las mujeres mantiene “la añeja y de ninguna manera justificable
situación de discriminación de género”, visible en la regulación normativa
interna, la estructura de las cárceles y la clasificación de la población; las
mujeres indígenas, 290 internas (236 del fuero común y 54 del fuero federal)
sufren una mayor discriminación, principalmente por la barrera del idioma.
En su Informe Especial, la CNDH hace nueve propuestas
generales a los gobernadores, al jefe de gobierno del Distrito Federal y al
Comisionado Nacional de Seguridad para que diseñen políticas penitenciarias con
enfoque de género, a fin de que no existan cárceles mixtas; se cuente con
personal de custodia femenino y programas de capacitación permanentes para
personal directivo, técnico, administrativo y de custodia.
Asimismo, sugiere que se protejan los derechos de los menores
que viven con sus madres presas; se les ofrezca atención médica oportuna y
especializada; se les garanticen actividades educativas, laborales y
deportivas, y se diseñen manuales de procedimiento para regular las medidas
disciplinarias que respeten los derechos humanos.
Pide evitar la tortura, tratos crueles, inhumanos y
degradantes, y garantizar el uso racional de la fuerza y el manejo de
conflictos para atender contingencias o motines en las cárceles, a fin de
lograr la seguridad y el respeto irrestricto a los derechos humanos de las
internas y de sus hijos menores que viven con ellas.
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