México, DF.- La imagen del Benemérito de las Américas,
Benito Juárez, fue retratada con “ironía, mordacidad y falta de benevolencia”
por los caricaturistas de su época. En el corto lapso de once años (1861-1872),
periódicos como La Orquesta, El padre Cobos y La Tarántula, entre otros,
criticaron y deformaron las acciones de gobierno y el rostro del político oaxaqueño.
Lo anterior se desprende al ver las caricaturas que
conforman la exposición Juárez bajo el pincel de la oposición, inaugurada este
sábado13 de julio en la Galería de Historia, Museo del Caracol, del Instituto
Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Proveniente del Recinto Homenaje a Don Benito Juárez
(Palacio Nacional), de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), esta
muestra ha recorrido varios espacios museísticos del interior del país hasta
llegar ahora al Bosque de Chapultepec.
Juárez bajo el pincel de la oposición reúne 35 caricaturas
originales, realizadas por los destacados dibujantes Constantino Escalante,
Santiago Hernández y Alejandro Casarín, y fueron publicadas en los periódicos
decimonónicos La Orquesta, El Padre Cobos y La Tarántula, explicó la maestra
Julieta Gil Elorduy, directora del Museo del Caracol.
Precisó que después de la primera entrada triunfal de Benito
Juárez a la ciudad de México (1861), los periódicos liberales y de la oposición
conservadora por igual, paradójicamente, aprovecharon el régimen de libertades
implantado por el político, para hacer mofa de su persona y criticar su
gobierno.
Recordó que Esther Acevedo, investigadora de la Dirección de
Estudios Históricos (DEH) del INAH, localizó en la prensa satírica más de 500
caricaturas sobre Benito Juárez que fueron publicadas entre 1861 y 1872, de las
cuales ahora se exhibe una selección.
Tanto editores como caricaturistas criticaron al presidente
sobre todo por “aferrarse al poder presidencial, una vez concluida la Invasión
Francesa y el fallido Segundo Imperio de Maximiliano de Habsurgo. Después de
1967, la prensa de oposición se dedicó a golpear al régimen sin benevolencia.
No obstante, la apertura de Juárez lo hizo ver como un personaje más humano y
respetuoso de la libertad de imprenta”.
La publicación más consistente fue sin duda La Orquesta, que
perduró 16 años, con su ilustrador estrella Constantino Escalante, seguida por
El Padre Cobos, un periódico fundado por Irineo Paz (activo entre 1869 y 1880),
que ilustró magistralmente Alejandro Casarín, y también La Tarántula (1868 y
1869), con el dibujante Santiago Hernández, quien a la prematura muerte de
Escalante (1868) ocuparía su lugar en dicho periódico.
Gil Elorduy agregó que en los años 60 del siglo XIX
surgieron muchos periódicos de oposición a cual más irreverentes que, aunque
editaron pocos números, también ejercieron la recién lograda libertad de
expresión, como La Madre Celestina (1861), El Títere (1861), El Palo de Ciego
(1862), Doña Clara (1865), Los espejuelos del diablo (1865), Fra-Diávolo
(1869), El Boquiflojo (1869-1871) y La Chispa (1871), entre otros.
Recordó que “fueron años convulsos, donde estuvo en juego el
destino de la nación republicana, que propiciaron circunstancias muy diversas
para hacer sátira: el racismo, la misoginia y las eternas pugnas entre clases
sociales y las ideologías de liberales y conservadores, que ahora leemos como
reflejos y trasfondo de toda una época”.
Destacó que gracias a La Orquesta y tiempo después al
Ahuizote, entre cientos de publicaciones del siglo XIX, en México podemos
hablar de una tradición de caricatura política, la semilla está allí… Lo que vemos
en la actualidad en los periódicos es consecuencia de todo aquello; vemos la
misma preocupación por juzgar al gobernante mediante la sátira, de ponerlo al
nivel de la gente y hacerlo más humano”.
El busto de bronce
El maestro Alejandro de la Torre Hernández, investigador de
la DEH, apuntó que a Juárez los editores y caricaturistas de la oposición “le
fueron perdiendo el respeto poco a poco”.
Recordó que en las pugnas entre liberales y conservadores,
primero, y entre dos bandos de liberales, después, “se hizo mucho énfasis en el
origen indígena de Juárez, como elemento denigratorio, por ejemplo, en la
prensa satírica le llamaban “el naranjero” o se le representaba a menudo
cargando un huacal como los indígenas en los mercados”. También en La Orquesta,
que dirigió el general Vicente Riva Palacio, le llamaban “el cura”, y a sus
ministros “los hijos del cura”.
El historiador explicó que la sensibilidad de la época era
muy diferente: “Nosotros estamos acostumbrados al Juárez del busto de bronce o
mármol, sobrio y muy bien peinado, pero en las caricaturas se le representa más
delgado y se exagera la ceja poblada, en algunos cartones sólo aparece la punta
de la ceja para insinuar su presencia, o la nariz aguileña”.
De la Torre Hernández dijo que actualmente Juárez “es un
mito de la política mexicana, simboliza la unión nacional y el inicio del Estado moderno, pero en su tiempo corrió una
suerte dispar”. Hay una caricatura muy famosa de La Orquesta donde Juárez, vestido
de mujer, le ofrece una camisa a Lerdo de Tejada que está saliendo de bañarse
en una tina con agua tibia, para sugerir que le facilita la sucesión en la
presidencia.
Esther Acevedo, coordinadora del libro-catálogo Juárez bajo
el pincel de la oposición, destacó que la caricatura política introdujo la duda
“sobre la honestidad del presidente, duda sobre sus acciones. Y eso antes no
sucedía, al menos públicamente… Por eso la caricatura en el siglo XIX es un
arte de vanguardia, igual que la fotografía”.
Finalmente, el maestro Vicente Quirarte escribió que la
prensa satírica política busca “golpear al enemigo donde más le duele: en el
orgullo. ¿Cómo hacerlo? Mediante la sátira. La burla inteligente, la
irreverencia calculada. Acentuar los defectos del adversario, amplificar sus
errores. En otras palabras, hacer su caricatura”.
La muestra Juárez bajo el pincel de la oposición será
inaugurada el sábado 13 de julio, a las 13:00 horas, en la Galería de Historia,
Museo del Caracol, localizada a un costado del Castillo de Chapultepec.
Horario: de martes a domingo de 9:00 a 16:15 horas. Costo: 46 pesos. Los
domingos la entrada es libre para el público mexicano y extranjeros residentes
en México
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