- El filme realizado con el apoyo del Conaculta, a través del Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad, comenzará a proyectarse este fin de semana en la Gran Manzana
Nueva York.- En la desolada costa de Veracruz, Sebastián, de
17 años, comienza a hacerse cargo del pequeño hotel de paso de su tío, quien
tiene que ir a la ciudad para atender problemas médicos, pero antes le indica a
su sobrino que lo más importante en su negocio es la discreción. Sin embargo,
Sebastián no está preparado para enfrentar la soledad en medio de la vida de
quienes frecuentan el lugar.
Dirigida por Aarón
Fernández y producida con el apoyo del Conaculta, a través del Fondo para la
Producción Cinematográfica de Calidad (Foprocine), la cinta Las horas muertas,
protagonizada por Kristyan Ferrer, Adriana Paz, Eliseo Lara Martínez y Fermín
Martínez, se presenta a partir de este fin de semana en el Village East Cinema
de Nueva York.
Con el apoyo del
festival y el canal de distribución Cinema Tropical, que por más de 15 años ha
presentado lo mejor del cine latino en la Gran Manzana, la cinta, coproducción
entre México, Francia y España, es distribuida en México por Canana y obtuvo el
Premio de Mejor Contribución Artística en el 26 Tokio International Film
Festival.
La trama se desarrolla en Costa Esmeralda, Veracruz, y
precisamente fue en este lugar donde el director Aarón Fernández encontró su
principal fuente de inspiración.
“Fue en uno de tantos viajes de trabajo que me encuentro con
esos hotelitos perdidos que siempre se encuentran en la carretera, y que a
menudo parecen estar en medio de la nada, contando algunos de ellos con muy
mala fama como escenarios de encuentros pasajeros”.
Aarón Fernández mencionó que el retratar a un muchacho que
pasa muchas horas en medio del ocio fue parte del reto que se planteó al
retratar la historia.
“Creo que no estamos acostumbrados a hablar del ocio,
siempre se le ve como algo negativo, pero puede ser una buena forma de
autodescubrimiento, el ocio es ese tiempo suspendido de ensoñación que nos hace
ver que no todo en la vida es acción y estrés”.
En la historia aparece
el personaje de Miranda en la vida del protagonista (Sebastián), quien
ha sido asignada por su empresa a la
región para vender unos bloques de condominios, y aprovecha para tener
encuentros casuales con su amante, Mario, quien no se muestra muy interesado en
ella.
La relación entre Miranda y Sebastián se va haciendo cada
vez más cercano en el paso de esas horas muertas en medio del silencio y de la
nada, donde a menudo la presencia del otro parecería ser el único punto de
referencia.
Aarón Fernández mencionó que su deseo, después de su primer
largometraje, Partes usadas, era hacer una película lírica, con una historia
sencilla, alejada del contexto urbano y donde se aprovechara el ambiente
alejado del bullicio.
“Ese equilibrio fue
también determinante para la dirección de actores y la construcción de los
personajes, creo que si algo tiene esta cinta es que muestra a personas muy
reales, muy cotidianas que encontramos todos los días. Esta es una película que
se construye con detalles, con pequeños momentos y que en cierta manera es como
el bosquejo de un cuadro impresionista con muchas pinceladas que van conformado
algo más grande”.
Finalmente, Aarón Fernández dijo que Las horas muertas
representó un reto también en lo visual, pues se tuvo que narrar una historia
en un hotel que representa el 80 por ciento de la historia.
“Es una película que
no está dirigida a un público exclusivo que le guste el cine de arte, sino por
el contrario, es una historia con la que cualquiera se puede identificar, pues
ante todo nos encontramos con personajes de carne y hueso”.
Las horas muertas, de Aarón Fernández, producida por el
Imcine, a través del Foprocine, se presenta a partir de este viernes 11 de
julio en el Village East Cinema de Nueva York, como parte de la programación de
Cinema Tropical.
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