- Define Eduardo García Barrios líneas de acción para que México alcance la excelencia artística
Morelia, Michoacán.- Los resultados científicos del poder
que tiene la música en el desarrollo cognitivo del ser humano, sobre todo si su
práctica comienza en la primera infancia, nos llevan a realizar el diseño y
aplicación de un programa musical que atienda a los más pequeños, así como a
sus madres y padres, expuso el coordinador Nacional del Sistema Nacional de
Fomento Musical, Eduardo García Barrios.
Durante su participación en la mesa El Quehacer de la
cultura en México, dentro de la Reunión Nacional de Cultura que se lleva a cabo
en esta ciudad, García Barrios planteó la implementación de coros de mujeres
embarazadas o con niños de brazos, así como la formación de ensambles corales e
instrumentales, talleres de sensibilización “y muchas otras formas de hacer
música con los más chavitos de los chavitos”.
Explicó que algunos modelos de trabajo en otros países han
demostrado que se puede alcanzar un altísimo nivel artístico si se implementa
un auténtico modelo de trabajo social a través de la música, más aún si se
logra construir un modelo propio de trabajo musical comunitario, con líneas
académicas claras y una metodología que logre combinar el enfoque social e
identitario, artístico y académico.
Podemos formar un movimiento nacional que nos lleve hacia la
excelencia artística, pero sobre todo hacia la creación y consolidación de un
espacio de quehacer cultural colectivo, cuyo objetivo sea el crecimiento
integral de nuestras niños y jóvenes, dijo el coordinador Nacional del Sistema
Nacional de Fomento Musical.
Expuso que para lograr este objetivo se requiere buscar de
manera conjunta los recursos materiales y humanos, así como un enorme
compromiso de las instituciones públicas y privadas, así como el esfuerzo de
los promotores culturales y maestros, plena participación de las
comunidades, y adicionalmente, mucha
paciencia.
García Barrios sostuvo que a pesar de que hasta el momento
en México se siguen importando músicos, el número de orquestas y coros
profesionales para un país de más de 100 millones de habitantes sigue siendo
mínimo, por lo que urge conseguir que la educación musical se convierta en un
bien colectivo al que puedan acceder los millones de niños y jóvenes que
potencialmente podrían llegar a ser músicos de excelencia.
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