- El movimiento feminista en Yucatán no empezó con la llegada del General Salvador Alvarado al Estado, puntualiza la investigadora Georgina Rosado Rosado
Mérida, Yucatán.- La maestra Georgina Rosado Rosado expuso que
el movimiento feminista en Yucatán no se generó a partir de la llegada del
General Salvador Alvarado, sino que ya había en la entidad un importante
movimiento de maestras liberales pertenecientes a las clases medias y
relacionadas con la masonería.
Como parte del Coloquio “Camino de una Revolución” en la
Facultad de Ciencias Antropológicas de la UADY, Rosado Rosado presentó un
trabajo sobre las precursoras feministas en la Entidad.
—Las precursoras del feminismo en Yucatán no eran sumisas,
dormían en hamacas pero no esperaban en ellas la llegada de un Salvador, por
muy importante y significativo que fuera el apoyo de un revolucionario social
por el que ellas pugnaban, comentó.
Dijo que ya había un importante movimiento de maestras
liberales de clase media que tenían su propio camino recorrido en la lucha por
el reconocimiento de sus derechos, así como sus propias estrategias y
prioridades para lograr su objetivo.
Por ello, comentó que este movimiento feminista se debe
considerar en su contexto sociocultural y político. Expuso que una de las
corrientes ideológicas que influyó sobremanera en las precursoras del feminismo
yucateco fue el liberalismo, fomentado en México en los siglos XIX y XX a
través de las Logias Masónicas.
Dijo que en Yucatán estas logias cobraron gran auge y hubo
un importante número de ellas. Sin embargo, dijo que en estas agrupaciones
sucedió que se puso en el centro de la humanidad al hombre y a la mujer bajo su
tutela, así que hasta cierto punto se frenó la participación de las mujeres al
no permitirles acceder a los más altos grados por lo que se crearon organismos
para ellas llamados “paramasónicos”, pero también en el afán por liberarlas de
yugo de la Iglesia, incorporarlas a la ilustración y encaminarlas al progreso,
se contribuyó a generar las condiciones para que las mujeres cuestionaran su
propia posición en la sociedad.
Añadió que hay un vínculo importante entre la masonería
yucateca y las pioneras del feminismo yucateco, es decir, entre los masones y
sus familiares mujeres llamadas por ellos mismos sus “hermanas” y denominadas
de acuerdo a sus liturgias como “Las hijas de Eva”.
Entre las más conocidas señaló a Gertrudis Tenorio de
Zavala, fundadora junto con Rita Cetina de la Sociedad Siempreviva, y quien era
nieta de Lorenzo de Zavala, liberal promotor de las primeras logias masónicas
de Yucatán.
Además Consuelo Zavala Castro, fundadora de la primera
escuela privada laica para niñas en Yucatán y presidenta del Comité Organizador
del Primer Congreso Feminista. También Beatriz Peniche Barrera, una de las tres
mujeres electas como diputadas del país, hija de Primitivo Peniche, liberal
constitucionalista y prominente masón yucateco.
Desde luego Elvia Carrillo Puerto, una de las impulsoras de
feminismo yucateco, hermana de otro masón, Felipe Carrillo Puerto, gobernador
socialista de Yucatán.
—Son algunas de las más conocidas feministas con vínculos
personales y familiares con masones, no fueron las únicas, por lo que es
importante establecer como parte de los antecedentes del movimiento el papel
que venían jugando en la sociedad las llamadas “Hijas de Eva”, comentó.
Expuso que desde finales de siglo XIX se crearon Centros
Paramasónicos Femeninos, circunscritos al régimen de las logias masculinas.
Entre 1888 y 1891 el masón yucateco Emilio G. Cantón fundó dos logias de
mujeres bajo el amparo de la Gran Dieta de México, llamadas “María Alarcón de
Mateos” y “Josefa C. de Cantón”.
—Entre 1892 y 1894 funcionaban en México 21 logias masónicas
de mujeres en 12 Estados del país, entre ellos Yucatán, pero debido a presiones
de logias extranjeras dejaron de funcionar, pues fueron declaradas irregulares,
comentó.
Georgina Rosado expuso que si bien las mujeres yucatecas
ilustradas, de manera independiente a los intereses de los masones de la época,
pero ligadas a ellos por su parentesco y afinidades ideológicas, empezaron a
cuestionar sus papel en la familia y en la sociedad gracias, entre otros
factores, a su actividad como profesoras en los liceos, su participación en
sociedades culturales, con acceso a revistas y periódicos nacionales y
extranjeros, además del intercambio epistolar con otras mujeres del mundo.
—Es comprensible que a finales del siglo XIX y principios
del XX nos encontremos en Yucatán con una generación de mujeres ilustradas,
educadoras, promotoras de las bellas artes, vinculadas a políticos liberales,
la mayoría de ellos masones, que iniciaron el proceso de deconstruir lo que
hasta ese momento se consideraba la esencia y el deber ser femenino, comentó.
Narró que estas mujeres crearon Sociedades Culturales en
diferentes municipios como Progreso, Tizimín y Espita, así como centros
educativos.
—En 1901 funcionaban en el Estado 203 escuelas de varones y
131 de niñas, haciendo un total de 334 establecimientos primarios, un buen
número de ellos dirigidos por mujeres.
De esta forma, dijo, convergieron dos hechos importantes
para la realización del Primer Congreso Feminista: la existencia de un sector
de mujeres yucatecas ilustradas vinculadas a grupos liberales que pugnaban por
transformar las concepciones sobre el deber y el ser femenino, además de la
llegada del General Salvador Alvarado a Yucatán.
Comentó así la gran importancia que tuvo el magisterio
femenino yucateco como punta de lanza de los primeros pasos para la
emancipación de las mujeres, así como su importante participación en 1916 en el
Primer Congreso Feminista de México. (David
Rico/ Por Esto!)
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