- El abuso en el consumo produce los efectos deletéreos, alerta especialista
Advirtió que en medio de la “nueva moda” para legalizar el
uso de la mariguana para el tratamiento de algunos padecimientos, es necesario
recordar las graves consecuencias que podría acarrear el consumo de dicha
planta sobre el organismo.
Señaló que un estudio realizado en 2015 en Alemania encontró
que el 9% de las personas que fuman esta sustancia terminan desarrollando
dependencia, cifra puede llegar hasta el 50% cuando el consumo es diario, lo
que finalmente puede llegar al estado limítrofe de la adicción, en la que el
uso compulsivo de la sustancia propicia conductas que pueden ser socialmente
inaceptables.
La investigación antes mencionada refiere también que el 17% de
los que inician el consumo de cannabis durante la adolescencia se vuelven
dependientes a esta droga, aumentando el riesgo de padecer trastornos de tipo
físico y mental. “La dependencia en jóvenes es alarmante, sobre todo porque se
trata de una etapa crítica del neurodesarrollo, donde el cerebro se está apenas
moldeando para transitar del pensamiento infantil al adulto y donde también se comienzan
a dar los primeros pasos de libertad psíquica y emocional, es decir, el cerebro
es más vulnerable a factores y cambios negativos”, sostuvo.
En entrevista, el también miembro del Sistema Nacional de
Investigadores, advirtió que dado lo anterior, es probable que el consumo de la
sustancia termine en una ingesta mayor. “El abuso en el consumo de cannabis
produce los efectos deletéreos”, recalcó.
Refirió que es importante advertir la diferencia entre la
dependencia y adición; en el primer caso, un dependiente tiene un síndrome de
abstinencia cuando suspende la sustancia. Tal es el caso de las personas que
beben muchas tazas de café al día y que al suspenderlo pueden experimentar un
fuerte dolor de cabeza y malestar general; sin embargo, esto no es grave ya que
el café no es nocivo. Sin embargo, en el caso de cannabis, cuando la persona
empieza a delinquir o romper normas sociales por adquirir la sustancia ya no
solo es dependiente sino adicto. El peligro radica en que la adicción podría
desbordar hacia conductas de violencia, omisión de responsabilidades o
transgresión de reglas sociales, entre otros, dijo.
Las personas que proponen que se legalice el cannabis con
fines terapéuticos también deben saber que consumirla en forma de cigarrillos
no es la mejor opción pues se exponen al mismo riesgo de desarrollar cáncer
pulmonar que un fumador de tabaco, apuntó. Cuando se fuma marihuana, no solo se
consume el tetrahidrocannabinol (THC) que es una de las sustancias con acción
terapéutica conocida, sino también las restantes 460 sustancias químicas de
efectos desconocidos, por lo que esta vía de administración no es una opción
segura para algún tipo de tratamiento.
Sin embargo, citó que hay trabajos científicos que indican
que cuando el THC se purifica y se convierte en cápsulas para administrar dosis
precisas de acuerdo a la enfermedad y las características propias de cada
paciente, si puede tener beneficios con menores riesgos.
Pero, al igual que otros fármacos que proceden de plantas,
estos beneficios van a depender de la condición clínica que tenga cada
paciente, agregó.
Por ejemplo, el THC es eficaz para reducir las náuseas y
vómitos causados por la quimioterapia del cáncer, uso que fue aprobado desde
1985 en los EEUU por la Drug and Food Administration, órgano encargado de
certificar la eficacia y seguridad de nuevos medicamentos para su venta al
público. Sin embargo, en este momento hay otros dos grupos de fármacos más
seguros y eficaces para el control de estos malestares, por lo que el THC se
considera como la tercera opción. Por lo tanto, reiteró, solo se justifica su
uso cuando los dos primeros no produzcan efectos positivos.
En ese sentido, consideró que cada profesional en salud debe
elegir el mejor tratamiento que produzca el máximo beneficio con el menor
riesgo al paciente.
Añadió que algunos estudios están demostrando que cannabis
podría ser útil para aliviar los síntomas de algunos trastornos
neurodegenerativos, como la esclerosis lateral amiotrófica, y el dolor
neuropático que puede presentarse en pacientes con diabetes o con el Síndrome
de Inmunodeficiencia Adquirida. Aunque se ha propuesto el uso de THC para el
tratamiento del glaucoma (aumento de la presión dentro del ojo), los estudios
aún no confirman los beneficios.
El también miembro del Cuerpo Académico “Estudio integral de
los trastornos funcionales y degenerativos del SNC”, ha impartido en los
últimos años conferencias en diversos foros para divulgar los estudios sobre el
cannabis y sus implicaciones en la salud.
Góngora Alfaro tiene una amplia trayectoria como
investigador en el CIR “Dr. Hideyo Noguchi” y como docente de Farmacología en
la Facultad de Medicina de la UADY. Sus intereses científicos se centran en el
estudio experimental de la acción de fármacos en el sistema nervioso, en particular
para el tratamiento y prevención de las enfermedades neurodegenerativas.
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