- La publicación rinde homenaje al artista tijuanense, una estrella perdida en el horizonte de la plástica de nuestro país
La publicación es resultado de la muestra que en el año 2012
se presentó en el Centro Cultural Tijuana (Cecut), donde se buscó revalorar a
este creador, eje de la cultura fronteriza, quien logró situar a esta región en
la escena internacional.
En tal sentido, Erik Castillo, crítico de arte y curador,
apuntó que su trabajo puede definirse en lo ecléctico, ya que fue uno de los
primeros en reconciliar la alta cultura con el arte popular, al digerir las
tendencias internacionales y transformarlas en una versión inteligente y
propia.
“Él es un artista que representa esa manera distinta de
crear un legado, olvidando las categorías normales y las etiquetas de bloque,
se trata de un protagonista de la historia lateral”, agregó.
Asimismo, indicó que Serrano descubrió un territorio propio
y canceló lugares comunes en torno a los discursos de su tiempo, lo que lo
definió como un arista libre, cuántico, fronterizo y completamente universal.
“Cumplió una tarea muy grande, él fue una especie de pintor,
escultor, curador que lidió con un cúmulo de referentes e influencias y logró
sintetizarlos en una obra que hoy por hoy aparece nítida, precisa y sintética”.
Durante su participación, Carmen Gaitán, directora del Museo
Nacional de San Carlos, señaló que la presentación de este libro es un homenaje
pendiente a una estrella que se había perdido en el horizonte, una figura de la
plástica hasta ahora poco conocida para muchos.
En su legado, agregó, se adivina la búsqueda del alma de
México, donde la incongruencia y la paradoja son la raíz de la vida, por lo que
además de ser una figura que deslumbra es piedra angular de la plástica moderna
de nuestro país.
Además, apuntó que en su obra existen mil posibilidades de
interpretación para allegarse a sus colores y deslumbrarse con su honestidad,
por su muy singular forma de mirar lo que le rodeaba.
En el conjunto de su trayectoria comprobamos que el artista
no perdió ni un ápice de su temprana maestría, aquella que vislumbraron sus
maestros de primaria, por lo que cada manifestación artística de esta selección
encierra una historia que nos toca desentrañar a nosotros como espectadores.
“Su pintura, es un desafío, un guante a la cara del
convencionalismo, un embate endemoniado contra lo probable y uno acepta o no el
reto, en las creaciones del tijuanense no hay medias tintas, ni concesiones a
lo bonito o a lo agradable ni a los devaneos de las modas”.
Ejemplo de ello, dijo, es su manejo del autorretrato, donde
se puede apreciar un magnífico dominio de las técnicas y las formas, lo que es
sólo el principio del arsenal de talento desbocado que ofrecen cada una las
imágenes reunidas en este catálogo.
Finalmente, Olga Margarita Dávila, artista, curadora y
responsable de la publicación, destacó que es tarea de todo curador poner las
cosas en su sitio, y que sin duda, el lugar de un artista como Benjamín Serrano
es el Palacio de Bellas Artes.
A tres décadas de su muerte, la obra de este pintor,
escultor y grabador, quien nació el 3 de marzo de 1939 en Tijuana, Baja
California, se sustenta, como él mismo lo decía, por tres cosas esenciales: la
religión, sexualidad y autoridad.
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