La nueva guía de la OMS sobre el uso de mascarillas contra el COVID-19

Trabajadores de salud le enseñan a un niño a lavarse las manos. © UNICEF/Fauzan Ijazah

  • La Organización Mundial de la Salud publicó nuevas recomendaciones sobre las mascarillas para protegerse durante la pandemia en las que especifica sobre su utilización en lugares cerrados y durante el ejercicio físico, así como explica cuáles son los tipos de mascarillas de tela que realmente funcionan.

Ginebra.- En áreas con transmisión comunitaria de COVID 19 las mascarillas no médicas deben ser utilizadas siempre por el público en general en lugares cerrados como tiendas, lugares de trabajo y escuelas si no se cuenta con una ventilación que haya sido evaluada como adecuada o si no se puede mantener una distancia física de al menos un metro, asegura la Organización Mundial de la Salud.

Aunque se pueda mantener la distancia, si la ventilación no cumple con los requisitos de las instituciones nacionales respecto al SARS-COV2 en términos de temperatura y humedad, por ejemplo, las mascarillas siempre deben ser utilizadas como medida preventiva.

En lugares al aire libre, la Organización mantiene su recomendación de utilizar mascarillas no médicas de tela, de tres capas y con un filtro en el medio, si no se puede guardar al menos un metro de distancia.

En la nueva guía, los expertos desaconsejan el uso de aquellas coberturas faciales que tienen válvulas, utilizadas comúnmente por trabajadores de la construcción.

“El peligro es que si llevas una mascarilla con válvula y estás infectado puedes estar expulsando aerosoles infectados. En otras palabras, anula el propósito de llevar una mascarilla. No es peligroso para ti, pero simplemente anula el propósito”, explicó el director de emergencias de la Organización, Michael Ryan.

La OMS recordó que el uso de mascarillas hace parte de un paquete integral de medidas de prevención y control para limitar la propagación del SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19, pero solo una mascarilla, incluso cuando se usa correctamente, es insuficiente para proporcionar una protección adecuada o un control de la fuente.

Otras medidas de prevención y control de infecciones incluyen la higiene de manos, la distancia física de al menos un metro, el evitar tocarse la cara, cubrirse al toser o estornudar, la ventilación adecuada en ambientes interiores, así como la realización de pruebas, rastreo de contactos, cuarentena y aislamiento. Juntas, estas medidas son fundamentales para prevenir la transmisión de persona a persona de la enfermedad.

Una mujer utiliza mascarilla mientras trabaja en Turquía.ILO/Kivanc Ozvarda

Uso de mascarillas en casa

La OMS recomienda utilizar mascarillas en casa cuando haya un visitante que no es miembro del hogar y se sepa que la ventilación es deficiente, con apertura limitada de ventanas y puertas para ventilación natural, o cuando el sistema de ventilación no se puede evaluar o no funciona correctamente, independientemente de si se puede mantener una distancia física de al menos un metro.

También deben utilizarse dentro de hogares tengan ventilación adecuada si no se puede mantener una distancia física de al menos un metro.

Mascarillas durante el ejercicio físico

La OMS advierte que las personas no deben usar mascarillas durante una actividad física de intensidad vigorosa ya que estas pueden reducir la capacidad de respirar cómodamente. La medida preventiva más importante es mantener una distancia física de al menos un metro y asegurar una buena ventilación durante el ejercicio.

Si la actividad se lleva a cabo en el interior, se debe garantizar una ventilación adecuada en todo momento mediante ventilación natural o un sistema de ventilación que funcione correctamente o se mantenga. Se debe prestar especial atención a la limpieza y desinfección del entorno especialmente las superficies de alto contacto. Si no se pueden garantizar todas las medidas anteriores, se debe considerar el cierre temporal de las instalaciones públicas de ejercicio en interiores como gimnasios.

Un niño de 11 años en India muestra cómo ponerse correctamente una máscara para protegerse del COVID-19.UNICEF/Vinay Panjwani

El uso de las mascarillas en los niños

La Organización reiteró su posición de que los niños menores de cinco años no deben utilizar mascarillas, y que la decisión de ser utilizada por aquellos entre 6 y 11 años debe estar basada en un enfoque de riesgo.

Los factores a considerar incluyen la intensidad de la transmisión del SARS-CoV-2 en la comunidad, la capacidad del niño para cumplir con el uso apropiado de la mascarilla y la disponibilidad de una supervisión adulta adecuada, así como el entorno social y cultural local y los entornos específicos, como hogares con parientes ancianos o escuelas.

Los adolescentes de 12 años en adelante deben seguir, sin embargo, las mismas indicaciones que se les da a los adultos.

La OMS recalca que se requieren consideraciones especiales para niños inmunodeprimidos o para pacientes pediátricos con fibrosis quística u otras enfermedades determinadas (por ejemplo, cáncer), así como para niños de cualquier edad con trastornos del desarrollo, discapacidades u otras condiciones de salud específicas que puedan interferir con el uso de la mascarilla.

Un vendedor informal de Costa de Marfil utiliza mascarilla para protegerse del coronavirus.ILO/Jennifer A. Patterson

Las mascarillas no médicas recomendadas

La OMS recomienda mascarillas de tela caseras de estructura de tres capas (según el tejido utilizado). Cada capa tiene una función:

  • una capa más interna de un material hidrófilo
  • una capa más externa hecha de material hidrófobo
  • una capa hidrófoba intermedia que se ha demostrado que mejora la filtración o retiene las gotas.

Las máscaras de tela fabricadas industrialmente también deben cumplir con los umbrales mínimos relacionados con los tres parámetros esenciales: filtración, transpirabilidad y ajuste.

La OMS desaconseja las válvulas de exhalación porque omiten la función de filtración de la máscara de tela, lo que la hace inservible.

El PNUD junto con las autoridades colombianas entregaron equipos de bioseguridad a comunidades indígenas para que se protejan del COVID-19..UNDP Colombia/Jurany Carabani

Usos de caretas o faceshields

Las caretas, visores o faceshields brindan un nivel de protección ocular únicamente y no deben considerarse como un equivalente a las mascarillas con respecto a la protección contra las gotas respiratorias. Los estándares de pruebas de laboratorio actuales solo evalúan los protectores faciales por su capacidad para proporcionar protección ocular contra salpicaduras químicas.

En el contexto de no disponibilidad o dificultades para el uso de una máscara no médica (en personas con deficiencias cognitivas, respiratorias o auditivas, por ejemplo), las pantallas faciales pueden considerarse como una alternativa, señalando que son inferiores a las mascarillas en cuanto a transmisión y prevención. Si se van a utilizar protectores faciales, hay que asegurarse de que el diseño sea adecuado para cubrir los lados de la cara y debajo del mentón.


Uso y cuidado correcto de las mascarillas

Para cualquier tipo de mascarilla, el uso, el almacenamiento y la limpieza adecuados o la eliminación son esenciales para garantizar que sean lo más eficaces posible y evitar un mayor riesgo de transmisión. La adherencia a las prácticas correctas de manejo de las mascarillas varía, lo que refuerza la necesidad de mensajes apropiados.

La OMS proporciona la siguiente orientación sobre el uso correcto de las mascarillas:

  • Lavarse las manos antes de ponerse la mascarilla
  • Inspeccionar la mascarilla en busca de roturas o agujeros y no utilizar una mascarilla dañada
  • Colocar la mascarilla con cuidado, asegurándose de que cubra la boca y la nariz, ajustarla al puente nasal y atarla firmemente para minimizar cualquier espacio entre la cara y la mascarilla. Si usa orejeras, hay que asegurarse de que no se crucen, ya que esto ensancha el espacio entre la cara y la máscara
  • Evitar tocar la mascarilla mientras se usa. Si la mascarilla se toca accidentalmente, debe lavarse las manos
  • Retirarse la mascarilla utilizando la técnica adecuada. No toque la parte delantera de la máscara, desátela por detrás
  • Reemplazar la mascarilla tan pronto como se humedezca con una nueva limpia y seca
  • Desechar la mascarilla o colocarla en una bolsa de plástico resellable limpia donde se guarde hasta que se pueda lavar y limpiar. No guarde la mascarilla alrededor del brazo o la muñeca ni la tire hacia abajo para que descanse alrededor de la barbilla o el cuello
  • Lavarse inmediatamente después de desechar la mascarilla
  • No reutilizar las mascarillas de un solo uso y desecharlas adecuada e inmediatamente
  • No se quite la máscarilla para hablar
  • No comparta su máscarilla con otras personas
  • Lave las mascarillas de tela con jabón o detergente y preferiblemente con agua caliente (al menos 60 ° Centígrados / 140 ° Fahrenheit) al menos una vez al día. Si no es posible lavar las mascarillas en agua caliente, lave la mascarilla con jabón / detergente y agua a temperatura ambiente, y luego hirviendo la mascarilla durante 1 minuto

“Nuestro planeta está estropeado”, afirma el Secretario General y alerta de una actitud “suicida” de la humanidad

La Tierra, una imagen creada a través de fotografías tomadas por el satélite Suomi NPP.NASA

  • “La naturaleza precisa de un rescate financiero”, dice António Guterres, advirtiendo que la pandemia de COVID-19 y el clima han colocado al mundo en un punto crítico desde el cual no se puede volver al modelo de inequidad, injusticia y explotación voraz del planeta. “Es el momento de transformar la relación de la humanidad con la naturaleza y la relación entre los seres humanos. Esa es la lección del 2020”, apunta.

Nueva York. El Secretario General de las Naciones Unidas sonó la alarma este miércoles sobre la guerra que la humanidad está librando contra la naturaleza y aseveró que se trata de una actitud “suicida” puesto que la naturaleza está respondiendo a la agresión con fuerza y furia crecientes.

“Estamos enfrentando una pandemia devastadora, récords de calentamiento global, máximos de degradación ecológica y nuevos reveses en el avance hacia un desarrollo sostenible e inclusivo”, dijo António Guterres en un emotivo discurso sobre el estado del planeta pronunciado en la Universidad de Columbia, en Nueva York.

En su alocución, Guterres hizo hincapié en que la prioridad del mundo en el siglo 21 es combatir la emergencia climática. “Hacer las paces con la naturaleza es la tarea más importante de este siglo. Debe ser la prioridad de todos en todas partes.”

Cambio de planes

“La naturaleza nos alimenta, nos viste, sacia nuestra sed, genera nuestro oxígeno, da forma a nuestra cultura y nuestra fe y forja nuestra propia identidad. Se suponía que 2020 sería un “super año” para la naturaleza, pero la pandemia nos cambió los planes”, indicó.

El COVID y el clima nos han llevado a un umbral. No podemos volver a la vieja normalidad de desigualdad, injusticia y dominio voraz del planeta.

Además de la destrucción de la biodiversidad y los ecosistemas y la contaminación del mar, recordó que la polución del aire y el agua causa la muerte de nueve millones de personas cada año y que la invasión de los hábitats animales propicia la transmisión de virus y enfermedades de animales a humanos.

“No olvidemos que el 75% de las nuevas infecciones son zoonóticas”, apuntó.

El titular de la ONU citó también la información científica que advierte que el mundo está al borde de una catástrofe climática y se refirió a las altas temperaturas de los océanos y la Tierra, a los incendios devastadores en diferentes partes del mundo, al derretimiento de glaciares y permafrost y a la cantidad de huracanes ocurridos este año.

“La temporada de huracanes en el norte del Atlántico ha sumado 30 tormentas, más del doble del promedio, y ha roto récord. Centroamérica todavía se está recuperando de dos huracanes consecutivos”, acotó.

Agregó que el año pasado esos desastres le costaron al mudo 150.000 millones de dólares en daños materiales.

Calentamiento acelerado

Guterres enfatizó que actualmente la Tierra registra 1,2 grados de calentamiento con respecto a los niveles preindustriales y que con ese incremento ya se observa una volatilidad y eventos climáticos sin precedentes en todas las regiones y en todos los continentes.

“Nos dirigimos a un aumento de temperatura de 3 a 5 grados centígrados este siglo”, enfatizó, añadiendo que la ciencia indica inequívocamente que para limitar el alza de la temperatura a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales se necesita reducir la producción de combustibles fósiles en un 6% cada año desde ahora hasta 2030.

Sin embargo, el mundo se mueve en dirección contraria, lamentó, y subrayó que esta política supone un desastre climático que también frena los esfuerzos por eliminar la pobreza y la inseguridad alimentaria y dificulta la búsqueda y construcción de paz puesto que la inestabilidad ambiental genera conflicto y desplazamientos masivos de población.

“No es una coincidencia que el 70% de los países más vulnerables a los eventos climáticos también se encuentren entre los más frágiles política y económicamente”, recalcó.

Rescate financiero para la Tierra

Para el Secretario General, la actividad humana es la raíz de la espiral hacia el caos, pero también es la acción humana la que puede resolver la situación.

Ante la inminencia de la vacuna contra el COVID-19, contrastó que no existe una vacuna para el planeta.

“La naturaleza precisa un rescate financiero”, puntualizó citando los recursos que se han destinado para responder a los efectos económicos de la pandemia.

Aseveró que los billones de dólares necesarios para la recuperación del COVID son dinero prestado de las generaciones futuras.

“No podemos utilizar esos recursos para bloquear políticas que las endeuden irracionalmente en un planeta destrozado. Es hora de accionar el ´interruptor verde´. Tenemos la oportunidad no simplemente de restablecer la economía mundial, sino de transformarla”, aseguró.

Dos caras de la misma moneda

En este sentido, Guterres considera que la recuperación de la pandemia representa una oportunidad: “La recuperación del COVID y la reparación de nuestro planeta deben ser las dos caras de la misma moneda.”

Recalcó una vez más la necesidad imperiosa de alcanzar la neutralidad de las emisiones de carbón para 2050 y la urgencia de cumplir con los compromisos financieros marcados por el Acuerdo de París, así como la prisa por avanzar en la adaptación para proteger al mundo del impacto climático, sobre todo a los países más vulnerables. 

Reconoció que el cambio a las energías limpias implica un costo humano e instó a diseñar estrategias de protección social y programas de capacitación para los trabajadores del sector energético.

El Secretario General reportó que si bien las energías renovables deben ser la primera opción ambiental y económica, hay señales preocupantes.

Retrocesos

“Algunos países han utilizado la crisis para revertir las salvaguardias ambientales. Otros están expandiendo la explotación de los recursos naturales y se están alejando de la acción climática. Los miembros del G20, en sus paquetes de rescate, están gastando un 50% más en sectores relacionados con la producción y el consumo de combustibles fósiles que en energía baja en carbono”, detalló.

Y más allá de los anuncios, todos deben pasar una prueba de credibilidad, señaló.

Cumbre de Acción Climática

Guterres adelantó que dentro de diez días convocará una Cumbre de Ambición Climática para marcar el quinto aniversario de la firma del Acuerdo de París. Esta iniciativa es coauspiciada por Francia y el Reino Unido.

En este tenor, confió en que el 2021 sea el año de formación de una coalición mundial para conseguir la neutralidad de las emisiones de carbono en 2050.

“Llamo a los países desarrollados a cumplir con sus promesas de asignar 100.000 millones de dólares anuales para que las naciones en desarrollo alcancen las metas climáticas conjuntas”, acotó, afirmando que se trata de una cuestión de equidad, justicia, solidaridad e interés propio.

“Tenemos que recordar que no se puede separar la acción climática del entorno planetario en su conjunto. Todo está interrelacionado, tanto los bienes como el bienestar común”, expresó.

Esperanza

Para concluir su discurso, el Secretario General manifestó una esperanza basada en la historia de progresos alcanzados por la humanidad, como la regeneración de la capa de ozono o el cambio de muchas ciudades hacia un modelo verde.

Mencionó también la reducción de desechos derivada de la economía circular y el avance de las leyes ambientales. “Al menos 155 Estados miembros de la ONU han reconocido legalmente que el medio ambiente sano es un derecho humano”, especificó.

Guterres mencionó con entusiasmo el cambio de mentalidad en muchas personas, especialmente los jóvenes, e instó a convertir esa nueva visión en un movimiento.

“El COVID y el clima nos han llevado a un umbral. No podemos volver a la vieja normalidad de desigualdad, injusticia y dominio voraz del planeta. Debemos avanzar hacia un camino más seguro, sostenible y equitativo”, resaltó.

El líder de la ONU cerró su discurso con una exhortación: “Ha llegado el momento de transformar la relación de la humanidad con la naturaleza y entre los seres humanos. Y debemos hacerlo juntos. La solidaridad es humanidad. La solidaridad es supervivencia. Esa es la lección del 2020.”

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