La alegría desbordante de dos holandeses

Brasil.- La historia estuvo a punto de ser muy distinta. Los representantes de la prensa se encontraban terminando sus crónicas con titulares del tipo “México, en cuartos” o “Dos Santos hace añicos los sueños de Holanda”. Los miles de votos que emitían los aficionados en FIFA.com y en la aplicación oficial de la FIFA adjudicaban el premio de Jugador Budweiser del Partido a Guillermo Ochoa, totalmente convencidos de que el mexicano se encontraría en el equipo ganador.
Sin embargo, el partido comenzó a cambiar de signo. Las modificaciones tácticas de Louis van Gaal daban frutos. Holanda empezó el encuentro con un sistema 3-4-1-2, pero cambió a 4-3-3 y, en los minutos finales, a 4-2-4. No tenía nada que perder.
Transcurría el minuto 88. Se pitó un saque de esquina a favor de Holanda por la derecha. Arjen Robben lo sacó, el suplente Klaas-Jan Huntelaar cabeceó el balón hacia el otro extremo y Wesley Sneijder perforó la puerta rival con una media volea.
Los mexicanos quedaron visiblemente conmocionados. Algunos empezaban a hacerse a la idea de una prórroga inminente. Otros no sabían si despedirse todavía del sueño de disputar el choque de cuartos en Salvador. Pero los holandeses no habían terminado todavía. En el tiempo de descuento, Robben cayó derribado en el área, el árbitro señaló el punto penal y Huntelaar se encargó de ejecutar la pena máxima. El delantero del Schalke no falló y el marcado dio un vuelco.
Incredulidad en la alegría
Para Dirk Kuyt, el partido tenía una importancia especial. Se trataba de su encuentro número 100 con la selección nacional de su país. El jugador del Fenerbahçe, quien a lo largo de los 90 minutos ocupó los puestos de carrilero por la izquierda, carrilero por la derecha y extremo derecho, ha llegado a admitir que se temía una derrota de los suyos.
“Es increíble, se trata de un día muy especial para mí”, ha declarado en exclusiva a FIFA.com al final del partido. “Es fantástico. Me he convertido en el séptimo jugador de la historia del fútbol holandés que alcanza la cifra de 100 partidos con la selección, y además el encuentro no ha podido acabar mejor. Me siento muy orgulloso del equipo y de nuestra garra, porque nunca dejamos de luchar en todo el partido. Estoy muy contento con el resultado”.
“En el fútbol, especialmente en todo tipo de competiciones y, sobre todo, en el Mundial, si juegas en un estadio como éste, a veces no importa lo que hagas ni cómo lo hagas. Lo único que importa es ganar. Eso es lo que el equipo ha demostrado hoy. Nos enfrentábamos a un rival muy difícil, que contaba con buenos delanteros. Nos costó mucho crear ocasiones. Por lo tanto, teníamos que ser pacientes y seguir luchando, y eso fue lo que hicimos. Seguimos luchando con tres sistemas diferentes y lo logramos”.
“En mi opinión, al final, la calidad individual decantó la contienda. La entrega de ambos equipos ha sido sobresaliente. Pero nosotros teníamos a gente como Robben y [Robin] Van Persie, capaces de dar la vuelta a cualquier partido en un segundo. Van Persie peleó con todo hasta que lo sustituyeron. Su suplente, Huntelaar, sentenció el partido”.
Del sueño a la realidad
El revulsivo Huntelaar se encuentra al lado de Kuyt y esboza una sonrisa resplandeciente al oír el cumplido que acaba de dedicarle uno de sus compañeros más veteranos.
“Sueñas con encontrarte en situaciones de este tipo; se te plantea una remontada difícil, pero de repente llega ese momento especial que lo cambia todo”, comenta a FIFA.com. “Esto tiene una gran importancia para nuestro equipo, sobre todo porque se trata de una eliminatoria”.
“Sabíamos que no iba a resultarnos fácil. Al rival le favorecía el clima, especialmente con el 1-0 a su favor a falta de dos minutos para el final. Pero siempre hay que tratar de darlo todo. Cuando, en el saque de esquina, vi volar el balón, comprendí que no podía dirigirlo a puerta, por eso lo envié al área”.
“No sabía si había alguien allí para recibirlo, pero estaba Wesley y lo remató a la perfección. A partir de entonces, empezamos a creer que podíamos conseguirlo y entonces se produjo el penal”.
Lo que ocurrió a continuación fue uno de los momentos más memorables de esta jornada. Mientras los holandeses lo celebraban y cruzaban los dedos, los mexicanos imploraban en vano a los árbitros que cambiaran de idea. Entre el caos, un hombre permanecía impasible. Huntelaar botaba el balón como hacen los jugadores de baloncesto, aparentemente ajeno al barullo que estaba formándose a su alrededor.
“Trataba de centrarme, porque todo el mundo quería distraerme para que me desconcentrara”, revela. “Me dediqué a botar la pelota para concentrarme en lo que iba a hacer. Decidí por dónde iba a tirar y apunté el balón exactamente hacia el lugar elegido. Entró. La sensación fue increíble: un sueño hecho realidad”. (fifa.com)

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