México, DF.- Las Águilas, un yacimiento paleontológico de
Coahuila donde se descubrieron 207 huellas de dinosaurios fosilizadas de 72
millones de años de antigüedad, cambia de rostro. Luego de constates trabajos
del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para habilitarlo a la
visita pública, las obras tienen un avance de 30 por ciento, reflejado en la
construcción del inmueble que albergará un centro de interpretación, la
creación de un jardín botánico y áreas de servicio.
Las siluetas de las dos especies de dinosaurios descubiertas
ahí, dan la bienvenida al sitio ubicado en el municipio de General Cepeda,
donde desde hace seis años el INAH desarrolla conjuntamente con las comunidades
del Ejido de Porvenir de Jalpa —donde se encuentra Las Águilas–, un proyecto de
gestión del lugar bajo custodia de los miembros de la propia localidad.
La paleontóloga Felisa Aguilar, responsable del yacimiento,
informó que se trata de un esquema que además de desarrollar la investigación y
conservación del sitio, permita crear las condiciones necesarias para la
atención de visitantes.
A nivel de infraestructura, dijo, en el área de acceso al
yacimiento, a tres kilómetros de donde se encuentran las huellas, se continúa
con la adecuación del centro de interpretación; su construcción inició con
apoyos de la comunidad y programas de la Comisión Nacional Forestal, y ha
continuado con la participación del Programa de Empleo Temporal (PET), que
aplican el INAH y la Secretaría de Desarrollo Social.
El diseño es de Norma Delgado, arquitecta colaboradora de la
Sección de Monumentos del Centro INAH-Coahuila, quien en su proyecto buscó la
integración del espacio con el entorno natural, empleando materiales y sistemas
constructivos de la región, de tal forma que rescató tradiciones al tiempo que
involucró más a la comunidad con este patrimonio paleontológico.
En el área de acceso al sitio también se diseñó un jardín
botánico de cactáceas y plantas características del desierto chihuahuense —al
que pertenece esta región—, como la flor del desierto, que crece de unos cactus
de forma redondeada, cuyo color es rosa intenso; y el ocotillo, de ramas
alargadas y duras, utilizado por los pobladores para la construcción de chozas,
bardas y parasoles.
En el centro de interpretación se explicarán, a través de
una museografía sencilla, las características de los fósiles de los dinosaurios
que ahí habitaron en la época del Cretácico, junto con la información que se
haga del estudio de las pisadas y de los fragmentos de huesos que se encuentran
dispersos en un área del yacimiento.
Junto al centro de interpretación se construyó un local para
la comunidad, en el que ofrecerán al público recuerdos relativos al sitio
paleontológico, elaborados por los ejidatarios.
Felisa Aguilar destacó que desde hace varios años se trabaja
de manera conjunta con la población del Ejido de Porvenir de Jalpa en la
conservación y limpieza del sitio, para lo cual se les ha enseñado cómo limpiar
las huellas de la tierra que las va cubriendo por acción del viento.
Los ejidatarios también han participado en labores de retiro
de arbustos, en la construcción de la barda de protección de las improntas, y
del sendero por donde se camina para poder observarlas.
En 2012 se comenzó a trabajar en la elaboración de una
pequeña guía para la gente que visita el sitio. La cédula explica que hace 72
millones de años este sitio era la orilla de un cuerpo de agua, lo que se
deduce por las marcas del oleaje que quedaron en la roca donde se ven las
huellas de las pisadas de dinosaurios, mientras que con un dibujo se plasma una
hipótesis de cómo debió verse el paisaje cuando los dinosaurios caminaban por
el lugar.
“Entonces las rocas eran simple lodo, por eso quedaron
marcadas las pisadas de los animales que caminaron por ese suelo; luego de
secarse, debieron quedar cubiertas con una capa de sedimentos, tal vez arena,
que con el paso del tiempo se convirtió en roca”, explicó la especialista.
Debido a su forma, las pisadas se han atribuido a dos grupos
de especies de dinosaurio: los terópodos del tipo ornitomímido —similares en
forma y tamaño a la avestruz actual—, y otra herbívora del tipo hadrosaurio o
pico de pato, que llegó a medir hasta 8 metros de altura.
De la especie pico de pato se pueden distinguir las pisadas
de las patas traseras y delanteras, lo cual es indicativo de que la locomoción
de este animal ocurría en dos o en cuatro extremidades.
El largo de las improntas ha permitido calcular el tamaño de
estos animales extintos, los más pequeños de 1.80 metros de altura y los más
altos de 9. La información explica que hay huellas aisladas y el rastro de dos
o más que fue dejando un mismo animal, lo que permite visualizar su camino.
La paleontóloga Felisa Aguilar comentó que aún falta mucho
por hacer en Las Águilas, pero se continúa en la búsqueda de alternativas de
cooperación entre especialistas, comunidad y los diferentes niveles de
gobierno, para hacer posible la investigación, conservación y difusión del
patrimonio del Cretácico que yace en Coahuila, al tiempo que se atienden las
necesidades de las comunidades aledañas contratando mano de obra, pero también
tomando en cuenta sus inquietudes y visiones respecto al sitio donde se ha
beneficiado a unas 70 familias.
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