México,
DF.- La soledad, la muerte, la
enfermedad, la ignorancia, la locura, el dolor insaciable y cruel, las
costumbres mexicanas y la incertidumbre del destino humano ante el amor, fueron
algunos de los temas en las más de 260 obras que integran la producción
literaria de Laura Méndez de Cuenca, la escritora más destacada de México de
los siglos XIX y XX.
Este 18 de
agosto se cumplen 160 años del natalicio de esta poeta, profesora, congresista,
pedagoga, periodista, narradora, editora, traductora y empresaria mexicana que
fue maestra y pionera en muchos ámbitos de la vida literaria de México.
Laura
Méndez de Cuenca, hija de Ramón Méndez y Clara Lefort, nació el 18 de agosto de
1853 en la Hacienda de Tamariz, jurisdicción de Amecameca, estado de México y
hasta 1860 se crió en un ambiente de haciendas en dicho estado. En 1861 se
trasladó a la Ciudad de México con su familia y vivió en el ex Convento de
Santa Clara, ubicado en la calle de Tacuba.
Cursó la
primaria en la escuela La Amiga, ubicada en la calle de San Juan, donde
aprendió el silabario, especialmente el Silabario de San Miguel y luego las
cuatro operaciones aritméticas, algunos versos sobre las reglas de urbanidad,
doctrina cristiana, historia sagrada y religión.
Ya de
adolescente estudió en el colegio particular de Madame Baudoin quien la hizo
devorar obras de Locke, Montesquieu, Bacon, Aristóteles, Pascal, Montaigne y
Rousseau, este último la impactó de forma significativa a tal grado que por él
nació su amor profundo por la educación y las letras.
En 1872 se
inscribió en la Escuela de Artes y Oficios y se convirtió en discípula de
Enrique de Olavarría, Eduardo Liceaga y Alfredo Bablot. También se matriculó en
el Conservatorio de Música en donde aprendió canto y solfeo, piano y tomó
clases de idiomas.
Cuando
tenía 17 años concurrió a tertulias literarias del grupo de poetas y literatos
La Bohemia Literaria y después se sumó al movimiento republicano y de la
Restauración, que encabezaría el escritor, periodista, maestro y político
mexicano Ignacio Manuel Altamirano.
En 1873 se
convirtió en musa y amante del poeta Manuel Acuña, con quien tuvo un hijo que
murió un año después, suceso que la impulsó a escribir sus primeros poemas
Cineraria, Adiós y Esperanza, publicados en el periódico Siglo XIX.
Este
acontecimiento dio origen a su eminente y multidisciplinaria carrera como
escritora, como una literata notable en su época porque fue la única que logró
con sus obras incursionar en todos los géneros literarios: poesía, novela,
cuento, ensayo, traducción, crónica de viaje, periodismo, educación y biografía
y además, consiguió que casi todas fueran publicadas de forma exitosa en las
antologías, periódicos y revistas mexicanas más destacadas de la época.
Los
trabajos de Laura Méndez de Cuenca fueron la extensión de su alma y
temperamento, pero también un reflejo de su visión social, política, educativa
y revolucionaria; buscaban impulsar los derechos de las mujeres, combatir la
ignorancia y la marginación, además de
promover el desarrollo de México a través de la innovación educativa.
En estas
obras la escritora retrató los múltiples aspectos de la historia social y
cultural del México que le tocó vivir intensamente y a través de los cuales
transitó; los gobiernos conservadores y liberarles del siglo XIX, el Imperio de
Maximiliano, la República Restaurada, el porfiriato, la Revolución Mexicana y
la reconstrucción del país en la década de los veinte.
Laura
Méndez de Cuenca pasó los últimos años con padecimientos debido a la diabetes.
El 1 de noviembre de 1928 falleció en su casa de San Pedro de los Pinos,
Tacubaya, dejando un legado de más de 260 obras que en este especial de
Conaculta se abordan.
Novela
Laura
Méndez de Cuenca, retrata en este género las costumbres mexicanas; su interés
por la influencia de la medicina en la vida de la ciudad; los conflictos
amorosos; el amor no correspondido; las clases sociales y los estados de salud
de la nación.
Su única
novela El espejo de Amarilis, publicada a ocho columnas a inicios del siglo XX
por entregas en el periódico El Mundo, editado en la ciudad de México, es una
obra formativa y también un tratado sobre educación.
En esta
novela, la autora busca mostrar el paso de la salud y la vida en manos de la
superstición y el pensamiento mágico y cómo la formación científica en las
grandes ciudades, no logra develar todos los misterios de la vida, ni
proporcionar la felicidad.
Cuenta la
historia de un amor frustrado, pero ante todo, la escritora hace una denuncia
en contra de los prejuicios raciales, las crueldades de un grupo social que
había sido vencido en la guerra (en la Reforma Juárez había vencido a
Maximiliano de Habsburgo) y cómo las costumbres de las clases medias
continuaban rigiéndose por parámetros de comportamientos clasistas y por una
moral conservadora.
En esta
obra, también la autora retrata, en sus personajes ficticios, ciertos rasgos
pertenecientes a personajes históricos cercanos a ella, como es el caso de sus
amores juveniles: Manuel Acuña y Agustín F. Cuenca, así como a poetas
contemporáneos.
Poesía
Fue un
género clave en la obra de Laura Méndez de Cuenca que estuvo presente durante
toda su vida porque era una de sus más altas expresiones como artista. En este
sentido, fue una poeta esencialmente romántica que se apoyó de elementos de
poesía del siglo de oro español, de los neoclásicos y de los románticos
españoles.
A partir
del nacimiento de su primer hijo, trágicos acontecimientos en cadena le
sucedieron a Laura Méndez en su vida: Manuel, el padre de su hijo, con sólo 24
años, se suicidó el 6 de diciembre de 1873, y su bebé recién nacido, Manuel,
falleció de bronquitis el 17 de enero de 1874.
Estos
sucesos serán el motor que la impulsará a escribir más de 60 poemas, entre los
que destacan: Un grito al corazón, Esperanza, Bañada en lágrimas, Mercedes, Fe,
Sombras, ¡Hiere!, Nieblas, Rayo de sol, Mesalina, Invierno, Tentación, Caridad,
Aurora, La abuelita sueña, Sequía, Nubes, Ocaso, Año nuevo, A mi hijo muerto,
De viaje, Griselda, Tristezas y Siesta.
En sus
primeras obras —sobre todo las publicadas entre 1874 y 1875— Laura Méndez
retrató el dolor, su desaliento por el amor de su vida y el amor a su hijo. Más
tarde escribió sobre los límites de la razón humana, el destino incierto del
hombre frente a Dios y la muerte, y la dramática condición humana.
De 1883 a
1890 produjo poemas significativos que abordaban temas de desengaño, dolor, la
orfandad y la soledad. En algunos de sus poemas, la escritora deja ver una
lectura de románticos ingleses: Keats,
Tennyson, Byron, Wordsworth y alemanes como Heine y Novalis.
En estos
mismos años también escribió poemas de corte patriótico y arengas cívicas, un
ejemplo de esto son los poemas A México y Ante Hidalgo, en donde la maestra se
“resigna” a comparar a los héroes y las guerras mexicanas con el espíritu de
Grecia o reconocer la misión del cristianismo frente al indio.
También por
su facilidad para los idiomas, tradujo 17 obras de poesía, entre las que
destacan: A Sextio de Ovidio; Reetius Vives, a Licinio de Horacio; Annabel Lee de Edgar Allan Poe; Coloquio con
los árboles de Josué Carducci; El viaje
de Henrich Heine; ¡Alma mía! de Lord Byron y Poesía india de Kalidasa.
Entre 1890
y 1905 la escritora registró en sus poemas una diversidad de temas, voces y
motivos: de corte histórico, social y de justicia hasta canciones o baladas de
amor sobre mujeres míticas o históricas, las estaciones, los sueños de una
pareja y la invitación a ser la amada por el lujo y el poder.
Participó,
desde San Francisco, en revistas como El Renacimiento y en Revista Azul en
donde publicó poemas que describían atmósferas de encaje y tapices de una alcoba donde la mujer y el
hombre, atrapados en su condición social y moral, confrontaban realidades,
fantasías, deseo y adulterio, por ejemplo el poema Cuarto menguante.
En esos
años, también escribió poemas sobre los desastres, guerras, sucesos históricos,
leyendas de mujeres, esclavos y guerras, por ejemplo El esclavo (1900) un poema
interesante porque además de tratar de un tema en boga en Estados Unidos (la
esclavitud y el suicidio), manifiesta un interés por la injusticia social,
laboral y racial transferida a la voz de obreros y trabajadores como en El
hombre del azadón (1903) o Los cavadores (1902).
En El
esclavo escribe:
[Enfrenta
la pasión que te devora,
dueño sé de
ti mismo, y a tu alma
vendrá la
paz que tu desdicha o implora
¡sólo en el
pecho limpio entra la calma!]
En plena
Revolución, Laura Méndez de Cuenca, escribió poemas que retrataron su situación
precaria dentro del magisterio, sobre los marginados o trabajadores en un día
de muertos, a Venustiano Carranza, a la naturaleza o a poetas muertos.
Destacan: A
Jalapa dedicado a la Escuela Normal en donde impartió clases, Sexta clase una
postal sobre el día de muertos, Al pasar el regimiento que describió a las
tropas de Venustiano Carranza y ¡Patria! y Cuando estemos muertos que hablan de
la historia de México.
En el año
de su muerte, a los 75 años de vida, escribió el poema de corte fúnebre Pasa un
poeta dedicado a Díaz Mirón. Esta obra es uno de sus mejores poemas y de los
más destacados en la poesía mexicana.
Cuento
Sus más de
44 cuentos se publicaron en la primera plana de los diarios nacionales más
destacados: El Universal, El Mundo Ilustrado, El Imparcial y El Mundo. De su
producción destacan los títulos: Un rayo
de luna, ¡Abandonada!, Trabajar para sí, ¡Muerta!, La venganza, La tanda,
Buches para la belleza, Rosas muertas, La gobernadora, El Señor de las
Amapolas, La bruja, El loco, ¡Ese bribón, a Yucatán!, La tía de Don Antonio,
Porque era bizca y La confesión de Alma.
Estas obras
son protagonizadas por personajes mezquinos, advenedizos y mediocres retratados
en las clases medias y bajas. Muestran como elemento distintivo el uso de
metáforas, la ironía, la comedia y rasgos de casi todas las corrientes de
pensamiento contemporáneas que entonces arrancaban; darwinismo, psicoanálisis,
positivismo, materialismo dialectico, nihilismo y nacionalismo.
El
desconsuelo del trabajo manual ante la innovación y el conocimiento; la
proyección nacional; las preocupaciones por la nación; la superación personal y
social; los errados rumbos y las decisiones equivocadas; los destinos
ineludibles y el determinismo social; los datos de salud; las buenas y malas
costumbres; el atraso, la miseria y la ignorancia; los males sociales que
derivan del oscurantismo y la superstición; la indecisión femenina y el destino
de reclusión de las mujeres abandonadas, son los temas que abordó en estos
cuentos.
Misceláneas
Laura
Méndez de Cuenca también realizó más de 40 obras entre artículos periodísticos,
ensayos, semblanzas, biografías y epistolarios, textos que se caracterizaron
por una prosa poética, ágil, amena, llena de matices, por ser testimonios o
constancias de la ideología personal de la escritora o un retrato fiel de su
alma y de las acciones culturales que realizaba.
Entre ellos
destacan: los artículos periodísticos La leyenda de la reina maya, Don José
Vicente Villada y Regocijo de orden suprema; los ensayos Mártires y Un artista
mexicano: Javier T. Martínez; en semblanzas Juárez, Justo Sierra y Manuel
Gutiérrez Nájera; en biografía Álvaro Obregón y en epistolario Cartas de Laura
Méndez de Cuenca dirigidas a Enrique Olavarría y Ferrari y Correspondencia
epistolar Justo Sierra-Porfirio Díaz.
Raúl
Cáceres, en el texto Con versar sobre prosas publicado en Laura Méndez de
Cuenca. Su herencia cultural (2011) destaca que esta prosa literaria de Laura
Méndez “tiene con frecuencia brillos de fiesta popular; luce una sintaxis
espontánea y firme, un repertorio léxico suficiente, justo; tiene aires de
consejas proverbiales, de saberes y decires tutelares; trae el rumor de mitos,
leyendas, rituales, magias…arcanos y arquetipos de nuestra identidad
postergada.
“Al leer
esta obra literaria de doña Laura sentimos los latidos de su corazón. Sus
letras preservan el aliento vital de las almas de finales del siglo XIX. Son
una alegoría de los símbolos, la caricia de la leyenda, en los estudios
biográficos, para darles juego, animación o imaginación”.
Educación
Laura
Méndez de Cuenca, fue ayudante, maestra, directora e inspectora de instrucción
primaria durante 42 años; subdirectora de la Escuela Normal para Profesoras de
Toluca y docente de la institución del mismo ramo en la ciudad de México;
representante de México en varios congresos de educación, higiene y mutualismo
e incesante exploradora de conocimientos y técnicas de enseñanza novedosas.
Su
experiencia como alumna, profesora y estudiosa de la pedagogía dentro y fuera
de México le permitió adquirir las herramientas necesarias para escribir más de
10 textos de educación —entre informes, ensayos y ponencias en congresos— bajo
una óptica multidimensional, plena de ideas e inventivas testimoniales propias
de su erudición ilustrada y cosmopolita, por eso sus textos sobre educación
tienen un elemento en común: su espíritu crítico e incisivo.
Entre ellos
destacan: Informe del kindergarten de Saint Louis Missouri, Informe sobre el
sistema de educación popular en Alemania, Informe acerca de los exámenes y las
fiestas escolares y Las necesidades de México: México necesita educación.
Feminismo
Laura
Méndez de Cuenca, asomó en su obra creativa el feminismo como una palabra que
identificaba a la mujer moderna como un ser comprometido y consciente;
totalmente participativo y que tenía derecho al acceso a la educación y al
trabajo remunerado, y sin negar el matrimonio como elección viable para una
dama culta, la escritora explicaba que ella debía alimentar principalmente el
intelecto.
En algunos
de los 11 textos, que con base al término feminismo Laura Méndez de Cuenca
escribió para El Mundo Ilustrado y El Imparcial, se puede ver que la escritora
apostaba por una formación integral que propiciara el acceso de las damas al
mercado laboral, favoreciendo su autonomía económica e incentivándola a tomar
las riendas de su vida, y además cómo exigió abiertamente que la mujer tuviera
un trato laboral idéntico al de los hombres.
De acuerdo
con su criterio, la mujer mexicana “moderna” debía estudiar y trabajar, y
paralelamente realizarse como mujer al ser esposa y madre, sueño que ella logró
cumplir sólo cabalmente en su imaginación, por lo que el feminismo en Laura
Méndez de Cuenca se configuró como un llamado a abrazar derechos legítimos para
cualquier ser humano sin importar si es mujer u hombre.
Entre estas
obras destacan: los artículos La mujer mexicana y su evolución, El temperamento
latino, Lo que de la mujer mexicana piensa un austriaco, La mujer progresa, La
mujer mexicana moderna en el nuevo hogar, La mujer como factor social y El
hogar mexicano. Nociones de economía doméstica para uso de las alumnas de
instrucción primaria.
Crónicas de
viaje
Sus más de
120 crónicas de viaje fueron publicadas entre 1892 y 1910 en: el semanario La
Raza Latina, en El Mercurio, la Revista Hispano-Americana, El Mundo, El Mundo
Ilustrado, Diario del Hogar y El Imparcial.
En ellas
Laura Méndez de Cuenca reflejó el viaje como una necesidad vital, un acto de
sobrevivencia personal y de exploración de la modernidad, por lo que fueron
crónicas descriptivas sobre aspectos educativos, en torno al ejercicio del
poder, que trataban cuestiones de higiene y salud, acerca de la condición de la
mujer y crónicas de ensayo-literarias.
En cada una
de estas crónicas, se puede leer a Laura Méndez de Cuenca como un viajante en
camino y generalmente solitario. Son textos en los que la escritora reflejó los
problemas cotidianos, el contraste entre sociedades y las clases diferentes con
el propósito de conciliarlas desde una perspectiva educativa, desde el amor por
la libertad y desde un odio a la tiranía y la traición. Son obras que oscilan entre el periodismo y
la creación literaria.
Otros de
los temas que revelan son el crimen, el castigo, la educación, la cultura, la
infancia, la mujer, la labor de Laura Méndez de Cuenca como editora,
periodista, profesora y su perspectiva cosmopolita.
También
describe el medio ambiente de las ciudades, el deporte, la salud, los hábitos y
costumbres de los países y ciudades que visitó —Francia, Alemania, Italia,
Roma, Barcelona, entre otros— y la
realidad de la vida de los barrios, los marginados, las fábricas, talleres,
museos, hospitales y actividades recreativas y culturales.
En este
género destacan: Las fiestas de San Diego, Cartas de California, Un vistazo a
la ciudad de San Francisco, Las flores en Alemania, La fábrica de porcelana.
Una excursión, El castillo real, Un día en Lübeck, El París de los sueños, Un
poco de España, Londres a vista de pájaro, El Teatro en Uraniua, Los niños y
sus libros, La misa del Papa, Berlín canta y El balcón y la ventana. (Especial
Conaculta)
No hay comentarios.
Publicar un comentario