- Alumnos y compañeros ofrecieron un concierto en el Conservatorio Nacional de Música, su Alma Mater y casa de trabajo por más de tres décadas
Bajo esa premisa alumnos, maestros, ensambles de cámara,
solistas y la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Nacional de Música,
interpretaron parte de sus obras en el concierto Homenaje Armando un toquín, la
noche de este miércoles 4 de marzo, en dicho recinto educativo ubicado en
Polanco.
Antes de la presentación, los asistentes formaron una fila
afuera del Auditorio Silvestre Revueltas para permitir el paso de las cenizas
del compositor fallecido en febrero pasado, en medio de aplausos en
reconocimiento a la labor del también docente y pianista.
El maestro Jesús Francisco Aguilar Vilchis aseguró que el autor
de Máscaras y fantasías, era poseedor de un espíritu infantil con un humor
burlón y sarcástico que conocía muy bien las danzas medievales y antiguas, por
lo que en varias de sus obras nos presenta ejemplos de esas formas musicales.
“Fue siempre un hombre sincero, franco y directo, un hombre
sin máscaras. Era amante de palíndromas, misterios y acertijos. Nos ha legado
una obra en la que incluye enigmáticas dedicatorias en forma de iniciales,
cultivó la música sinfónica y nos heredó conciertos para piano y orquesta”.
El programa comenzó con 5 Masks para flauta y guitarra a
cargo de la flautista Karl Monserrat Arias Espinosa y el músico Ernesto
Escotto, para continuar con la pianista Saraí Espinosa, quien interpretó
Travesuras Op. 9 para piano y más tarde, dos obras de su autoría dedicadas a Armando Luna: Preludio y Pieza del conejo
en la Luna.
Con la dirección del maestro Salvador Torré, los
guitarristas Luis Enrique Rodríguez, Juan Carlos Ramírez, Carlos Farías y
Claudia Salazar ejecutaron Tiliches para cuatro guitarras.
Una de las piezas más celebradas por el público fue
Desfiguros para violín y piano a cargo de Julieta Márquez y David García, en la
que se refleja la madurez y el eclecticismo que caracterizó al músico
chihuahuense, mientras que Carlos Iván Arellano presentó Homenaje a tres para
piano.
Rogelio Bonilla interpretó en el órgano la obra Buzo
dedicada a Armando Luna Ponce, también hicieron lo propio Luis Fernando Vega en
la flauta, Saúl Moisés López en el clarinete, Jesús Bernal en el piano y Luis
Miguel Jiménez en la batería con la pieza Toccata Luna.
La parte coral tuvo un espacio con Salmo IX para coro a
cuatro voces a capella con la participación de sopranos, contraltos, tenores y
bajos. Por último, la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Nacional de Música
ejecutó la obra Terpsichore.
Durante el concierto quedó constancia del gusto de Armando
García Ponce por incluir en sus composiciones todo tipo de géneros, desde
música popular, medieval, vernácula, hasta blues, huapangos y polkas.
Las piezas se intercalaron con la proyección de videos en
los que el propio compositor hablaba de su relación con la música y la
importancia de maestros como Salvador Jiménez, José Suárez y Mario Lavista,
junto con la opinión de colegas como la arpista Mercedes Gómez.
A nombre de la familia de Armando Luna Ponce, el director de
la Orquesta Sinfónica de Coyoacán, José Luis Bustillo, dijo tener la esperanza
de que se pueda realizar la pronta edición de su música y se le siga
reconociendo entre las nuevas generaciones, a través de la interpretación de su
obra.
Armando Luna Ponce fue miembro del Sistema Nacional de
Creadores y participó en diversos programas del Fonca del Consejo Nacional para
la Cultura y las Artes; asimismo fue jurado del Foro Internacional de Música
Nueva Manuel Enríquez.
Como docente fue titular de las cátedras de composición,
análisis, armonía e instrumentación del Conservatorio Nacional de la Música y
del Conservatorio del Estado de México. Entre sus influencias más destacadas se
encuentran Franz Joseph Haydn, Béla Bartók y Frank Zappa.
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