México, DF.- Un día como hoy en 1842 murió Leona Vicario (María de la
Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, Ciudad de México, 10 de
abril de 1789). Fue una de las figuras más destacadas de la Guerra de
Independencia de México donde se dedicó a informar a los insurgentes de todos
los movimientos que podían interesarles y que ocurrían en la capital del
virreinato. Miembro de Los Guadalupes, financió con su propia fortuna la
insurgencia.
Le fue concedido el título honorífico de Benemérita y
Dulcísima Madre de la Patria por el Congreso de la Unión, su nombre está inscrito
con letras de oro en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de San Lázaro,
sede de la Cámara de Diputados de México.
Leona Vicario fue hija única, su padre fue Gaspar Martín
Vicario, comerciante español proveniente de Castilla la Vieja, España y su
madre fue Camila Fernández de San Salvador, originaria de Toluca. Adquirió una
esmerada educación; cultivó las ciencias, las bellas artes, la pintura, el
canto y la literatura.
Al morir sus padres en 1807, permaneció bajo la custodia de
su tío, el doctor en leyes y abogado Agustín Pomposo Fernández de San Salvador,
que además fungía como albacea. Su tío le permitió vivir sola para que
estuviera cómoda, compró una propiedad contigua para estar al pendiente de
ella, algo escandaloso para las costumbres de la época. Su tío la comprometió a
matrimonio con el coronel y abogado Octaviano Obregón, pero éste viajó a España
como diputado a las Cortes de Cádiz.
En 1811 conoció a Andrés Quintana Roo, un estudiante de
leyes procedente de Yucatán que trabajaba en el despacho de Fernández de San
Salvador. Ambos quedaron enamorados, y Andrés solicitó la mano de Leona,
obteniendo la negativa de su tío, argumentando que el joven era pobre. Ante la
forzosa separación, Leona buscó la manera de ayudar por cuenta propia la causa
insurgente.
Desde 1810, Leona Vicario formó parte de una sociedad
secreta llamada Los Guadalupes, cuyos integrantes conformaron una especie de
red, a través de correos con Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y
Pavón, debido a que pertenecían a la sociedad virreinal, y eso les permitía tener
acceso a información que otros insurgentes no tenían. Además, dio cobijo a fugitivos, envió dinero y
medicinas y colaboró con los rebeldes, transmitiéndoles recursos, noticias e
información de cuantas novedades ocurrían en la corte virreinal.
Fue declarada Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria el
25 de agosto de 1842, a los cuatro días de su fallecimiento. Hasta la fecha, ha
sido la única mujer en México a la que se le han ofrecido funerales de Estado. Sus restos descansaron, primero en el Panteón
de Santa Paula, después, el 28 de mayo de 1900 fueron trasladados junto con los
de su esposo Andrés Quintana Roo, a la Rotonda de las Personas Ilustres del
Panteón Civil de Dolores, hasta su traslado a la Columna de la Independencia en
1925.
El 30 de mayo de 2010, fueron trasladados al Museo Nacional
de Historia (Castillo de Chapultepec) para su conservación, análisis y
autentificación. Posteriormente, el 15 de agosto del mismo año, fueron llevados
a Palacio Nacional para ser colocados en la Galería Nacional en el marco de la
exposición México 200 años, la Construcción de la Patria.
Su nombre está grabado con letras de oro en el Congreso del
estado de Quintana Roo, en la Ciudad de Chetumal. Quintana Roo.
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