- Sostuvo que su movimiento no apuesta a construir una dictadura
Sostuvo que su movimiento no apuesta a construir una
dictadura, por lo que los cambios se concretarán en apego al orden
institucional establecido.
López Obrador garantizó libertad de expresión, empresarial y
de creencias, y aseguró que se garantizarán los derechos consagrados en la
Constitución.
Informó que el próximo martes a las 11 de la mañana se reunirá con el presidente Peña Nieto al tiempo que llamó a sus correligionarios a respetar a las autoridades constituidas para una transición ordenada y pacífica.
Informó que el próximo martes a las 11 de la mañana se reunirá con el presidente Peña Nieto al tiempo que llamó a sus correligionarios a respetar a las autoridades constituidas para una transición ordenada y pacífica.
Discurso íntegro:
Una mayoría importante de ciudadanos ha decidido iniciar la
cuarta transformación de la vida pública de México.
Agradezco a todos lo que votaron por nosotros y nos han dado
su confianza para encabezar este proceso de cambio verdadero. Expreso mi
respeto a quienes votaron por otros candidatos y partidos.
Llamo a todos los mexicanos a la reconciliación y a poner
por encima de los intereses personales, por legítimos que sean, el interés
general. Como afirmó Vicente Guerrero: “La patria es primero”.
El nuevo proyecto de nación buscará establecer una auténtica
democracia. No apostamos a construir una dictadura abierta ni encubierta.
Los cambios serán profundos, pero se darán con apego al
orden legal establecido.
Habrá libertad empresarial; libertad de expresión, de
asociación y de creencias; se garantizarán todas las libertades individuales y
sociales, así como los derechos ciudadanos y políticos consagrados en nuestra
Constitución.
En materia económica, se respetará la autonomía del Banco de
México; el nuevo gobierno mantendrá disciplina financiera y fiscal; se
reconocerán los compromisos contraídos con empresas y bancos nacionales y
extranjeros.
Los contratos del sector energético suscritos con
particulares serán revisados para prevenir actos de corrupción o ilegalidad. Si
encontráramos anomalías que afecten el interés nacional, se acudirá al Congreso
de la Unión, a tribunales nacionales e internacionales; es decir, siempre nos
conduciremos por la vía legal. No actuaremos de manera arbitraria ni habrá
confiscación o expropiación de bienes.
La transformación que llevaremos a cabo consistirá,
básicamente, en desterrar la corrupción de nuestro país. No tendremos problema
en lograr este propósito porque el pueblo de México es heredero de grandes
civilizaciones y, por ello, es inteligente, honrado y trabajador. La corrupción
no es un fenómeno cultural sino el resultado de un régimen político en
decadencia. Estamos absolutamente seguros de que este mal es la causa principal
de la desigualdad social y económica y de la violencia que padecemos. En
consecuencia, erradicar la corrupción y la impunidad será la misión principal
del nuevo gobierno.
Bajo ninguna circunstancia, el próximo Presidente de la
República permitirá la corrupción ni la impunidad. Sobre aviso no hay engaño:
sea quien sea, será castigado. Incluyo a compañeros de lucha, funcionarios,
amigos y familiares. Un buen juez por la casa empieza.
Todo lo ahorrado por el combate a la corrupción y por abolir
los privilegios, se destinará a impulsar el desarrollo del país. No habrá
necesidad de aumentar impuestos en términos reales ni endeudar al país. Tampoco
habrá gasolinazos. Bajará el gasto corriente y aumentará la inversión pública
para impulsar actividades productivas y crear empleos. El propósito es
fortalecer el mercado interno, tratar de producir en el país lo que consumimos
y que el mexicano pueda trabajar y ser feliz donde nació, donde están sus
familiares, sus costumbres, sus culturas; quien desee emigrar, que lo haga por
gusto y no por necesidad.
El Estado dejará de ser un comité al servicio de una minoría
y representará a todos los mexicanos: a ricos y pobres; a pobladores del campo
y de la ciudad; a migrantes, a creyentes y no creyentes, a seres humanos de
todas las corrientes de pensamiento y de todas las preferencias sexuales.
Escucharemos a todos, atenderemos a todos, respetaremos a
todos, pero daremos preferencia a los más humildes y olvidados; en especial, a
los pueblos indígenas de México. Por el bien de todos, primero los pobres.
Cambiará la estrategia fallida de combate a la inseguridad y
a la violencia. Más que el uso de la fuerza, atenderemos las causas que
originan la inseguridad y la violencia. Estoy convencido de que la forma más
eficaz y más humana de enfrentar estos males exige, necesariamente, del combate
a la desigualdad y a la pobreza. La paz y la tranquilidad son frutos de la
justicia.
A partir de mañana, convocaré a representantes de derechos
humanos, a líderes religiosos, a la ONU y a otros organismos nacionales e
internacionales, para reunirnos las veces que sean necesarias y elaborar el
plan de reconciliación y paz para México que aplicaremos desde el inicio del
próximo gobierno. Me reuniré todos los días, desde muy temprano, con los
miembros del gabinete de Seguridad Pública; es decir, habrá mando único,
coordinación, perseverancia y profesionalismo.
Seremos amigos de todos los pueblos y gobierno del mundo. En
política exterior, se volverán a aplicar los principios de no intervención, de
autodeterminación de los pueblos y de solución pacífica a las controversias. Y
como decía el Presidente Juárez: “nada por la fuerza, todo por la razón y el
Derecho”.
Con el gobierno de Estados Unidos de América buscaremos una
relación de amistad y de cooperación para el desarrollo, siempre fincada en el
respeto mutuo y en la defensa de nuestros paisanos migrantes que viven y
trabajan honradamente en ese país.
Amigas y amigos:
Agradezco las muestras de solidaridad que he recibido de
dirigentes y de organizaciones sociales, políticas y religiosas del mundo.
Ya hemos contestado las primeras llamadas de felicitación de
Jefes de Estado y de gobierno de algunos países. A todos, nuestro sincero
agradecimiento y respeto.
Debo reconocer el comportamiento respetuoso del presidente
Enrique Peña Nieto en este proceso electoral. Muy diferente al trato que nos
dieron los pasados titulares del Poder Ejecutivo.
Fue ejemplar la pluralidad y el profesionalismo de la
prensa, la radio y la televisión. Los medios de información no fueron, como en
otras ocasiones, correas de transmisión para la guerra sucia. También mi
gratitud a las benditas redes sociales.
Amigas y amigos:
Reitero el compromiso de no traicionar la confianza que han
depositado en mí millones de mexicanos. Voy a gobernar con rectitud y justicia.
No les fallaré porque mantengo ideales y principios que es lo que estimo más
importante en mi vida. Pero, también, confieso que tengo una ambición legítima:
quiero pasar a la historia como un buen Presidente de México. Deseo con toda mi
alma poner en alto la grandeza de nuestra patria, ayudar a construir una
sociedad mejor y conseguir la dicha y la felicidad de todos los mexicanos.
¡Muchas gracias! ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!
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