El Grito de Dolores, cuando México levantó la voz ante las injusticias

La mañana del 16 de septiembre de 1810, encabezados por un cura, los mexicanos se levantaron en contra de las autoridades del virreinato

La mañana del 16 de septiembre de 1810, encabezados por un cura, los mexicanos se levantaron en contra de las autoridades del virreinato de la Nueva España

  • La mañana del 16 de septiembre de 1810, encabezados por un cura, los mexicanos se levantaron en contra de las autoridades del virreinato de la Nueva España 
  • Fue el sacerdote José María Morelos quien propuso solemnizar el 16 de septiembre de 1810 como el día de aniversario de la independencia
  • Fue el emperador Maximiliano de Habsburgo quien inició la tradición en 1864 de dar un grito en el pueblo de Dolores, como lo hiciera Miguel Hidalgo.
  • Porfirio Díaz ordenó el traslado de la Campana de Dolores al Palacio Nacional en 1896, para dar "el grito" en el Zócalo capitalino

Mérida, Yucatán.- El Grito de Independencia fue convocada por el cura Miguel Hidalgo y Costilla la mañana del 16 de septiembre de 1810 levantarse en contra de las autoridades del virreinato de la Nueva España. Fue el sacerdote José María Morelos quien propuso (en Sentimientos de la Nación leído el 14 de septiembre de 1813 durante la apertura del Congreso de Anáhuac en la ciudad de Chilpancingo) solemnizar el 16 de septiembre de 1810 como el día de aniversario en que se levantó la voz ante las injusticias de la corona española.

Se tienen registros de que el 16 de septiembre de 1812, en el poblado de Huichapan, en lo que hoy es el estado de Hidalgo, el general Ignacio López Rayón conmemoró por vez primera ‘El Grito de Dolores’. Aunque la primera celebración en Palacio Nacional se llevó a cabo en 1824 encabezada por Guadalupe Victoria, quien ese año se convertiría en el primer presidente de México.

Fue el emperador Maximiliano de Habsburgo quien inició la tradición en 1864 de dar un grito en el pueblo de Dolores, como lo hiciera Miguel Hidalgo. 

Normalmente era una ceremonia cívico-religiosa donde se daba un gracias a Dios, y al mismo tiempo era el momento en que el presidente y también los literatos y periodistas expresaban sus posturas acerca de la Independencia y de los problemas cotidianos.

Era una celebración en la Alameda Central y una serenata en la Plaza Mayor y repicaban las campanas a las 11 de la noche. El 16 se hacía una ceremonia de salvas de artillería y repique general a vuelo, así como una ceremonia en la Catedral.

Porfirio Díaz ordenó el traslado de la Campana de Dolores al Palacio Nacional en 1896, para dar "el grito" en el Zócalo capitalino. 

A partir de entonces se volvió tradición que el presidente de México diera el Grito de Independencia la noche del 15 de septiembre.

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