Intervienen los mascarones de Kohunlich, un reto para la restauración mexicana

La más reciente iniciativa está a cargo de Patricia Meehan, de la CNCPC, con miras a constituir un proyecto integral y activo, no solo emergente

Actualmente, un grupo de especialistas, dirigido por la restauradora Patricia Meehan Hermanson, realiza una temporada de campo. Foto: Centro INAH Q.Roo

  • La más reciente iniciativa está a cargo de Patricia Meehan, de la CNCPC, con miras a constituir un proyecto integral y activo, no solo emergente
  • El equipo de restauradores se ha concentrado en los mascarones 2, 3 y 4 sur del Edificio A1, realizando limpieza y fijado de escamas, entre otras tareas

Ciudad de México.- Desde finales de la década de 1960, cuando fueron descubiertos por el arqueólogo Víctor Segovia Pinto, los mascarones del Edificio A1 de Kohunlich han sido motivo de estudio e intervenciones por distintos equipos de conservación, debido a que por las características de los materiales con que fueron elaborados y el clima del sur de Quintana Roo, representan uno de los grandes retos de la restauración mexicana.

La más reciente iniciativa en asumir el desafío fue impulsada por el titular del Centro INAH Quintana Roo, Margarito Molina Rendón, y está a cargo de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Actualmente, un grupo de especialistas, dirigido por la restauradora Patricia Meehan Hermanson, realiza una temporada de campo con el propósito de mitigar el deterioro de estos rostros mitificados, concebidos hace más de un milenio por la cultura maya de las llamadas Tierras Bajas Centrales.

Inscritos en los trabajos arqueológicos de Kohunlich, los cuales encabeza la experta Sandra Balanzario, en 2018 y 2019 se hicieron algunas supervisiones al estado de preservación de los cinco mascarones, determinándose que su deterioro avanzaba de forma dinámica. Para comprender esta problemática fue necesario entrevistar a los restauradores responsables de intervenciones previas y trazar una línea de tiempo con los registros de las mismas.

Con esta base documental y recursos devengados de un seguro, los cuales fueron gestionados por el Centro INAH Quintana Roo, desde hace un mes Patricia Meehan y sus colegas Gabriel Severiano Flores, Alejandra Candela del Liñán, Karla Martínez López, Viridiana Sánchez Ramírez e Inés de Ángel Mejía han puesto manos a la obra en el también llamado Templo de los Mascarones.

Con miras a constituir un proyecto de intervención integral y activo, no solo emergente, los restauradores se han concentrado en los mascarones 2, 3 y 4 sur del Edificio A1. La intervención directa comenzó con tareas de limpieza y siguió con el fijado de escamas que han proliferado en zonas con estuco original, mediante morteros a base cal; mientras que en aquellas muy pequeñas se ha aplicado de manera puntual metilcelulosa, un adhesivo neutro.

A la par de recuperar mediante resanes la volumetría perdida, el equipo sustituye morteros de sacrificio que mitigan la disgregación de los materiales constitutivos de los mascarones, problema generado por la migración y cristalización de sales.

Patricia Meehan explica que los cinco mascarones recubren los cuerpos del basamento de la fachada oeste, decorando el frente en los costados de la escalinata, de ahí que sus dimensiones varían y disminuyen conforme se asciende por los peldaños, oscilando entre los 2.5 y 3 m de altura y 3 y 4 m de largo.

El talud del basamento estuvo concebido para recibir los mascarones, es decir, las esculturas están integradas a la arquitectura y fueron recubiertas con estuco, que es una argamasa de cal con cargas de arena y sascab (un producto derivado de la intemperización de rocas calizas), además de la presencia de carbón resultado de la fabricación de la cal.

También resulta interesante observar –dijo–, que mientras los rostros que constituyen el área central de los mascarones fueron modelados in situ, las decoraciones laterales fueron modeladas aparte y adheridas posteriormente, como ya han descrito estudios dedicados a su tecnología, entre ellos, los realizados por la restauradora Sandra Zetina Ocaña.

De acuerdo con la especialista, en los mascarones de Kohunlich “se da cita una dinámica compleja que involucra las condiciones climáticas, además de la humedad condensada en la superficie de la construcción y por los pozos de saqueo que tiempo atrás se excavaron de forma ilícita. Asimismo, la consolidación del Edificio A1, durante el proyecto que dirigió el doctor Enrique Nalda, implicó que toda esta humedad nucleada comenzara a evaporarse buscando los frentes más suaves y porosos, los cuales corresponden al área de los mascarones”.

A tales factores se añadió el cambio brusco de las condiciones en las que permanecieron ocultos por siglos los mascarones, tras su descubrimiento y liberación hace poco más de 50 años. Así empezó una carrera a contrarreloj para su mantenimiento, convirtiéndose en una verdadera escuela de conservación en la cual fueron vertiéndose los materiales y metodologías más avanzados para cada época, esto implicó en su momento el uso de polímeros sintéticos como el Paraloid B72 y silicato de etilo, que resultaron contraproducentes a largo plazo, al igual que el cemento utilizado en las intervenciones arquitectónicas y en resanes de los mascarones.

Muchas veces trabajamos a base de prueba y error, por eso es importante dar seguimiento a todas las intervenciones que hacemos”, sostiene Meehan, quien tampoco descarta que el deterioro de los mascarones se haya potenciado en el último par de años por efecto del cambio climático, entre otras causas que pueden involucrar las cualidades originales del estuco.

Por ello, sin desdeñar la utilidad de intervenciones previas que se han realizado con recursos puntuales, desde la CNCPC se plantea un proyecto que logre un impacto real en la conservación a largo plazo de los mascarones de Kohunlich: “Es de vital importancia que los mascarones se intervengan mediante esfuerzos permanentes, que partan de la investigación y de estrategias claras, debemos ir más allá e integrar toda la información que nos dé el entorno y el bien en sí mismo”, finalizó la especialista.

No hay comentarios.

Publicar un comentario

© all rights reserved
Hecho con