Felipa Poot Tzuc | Mujeres Ilustres de Yucatán

Organizó al gremio de carboneros para exigir sus derechos y trabajó en un sistema de alfabetización para adultos

Organizó al gremio de carboneros para exigir sus derechos, trabajó en un sistema de alfabetización para adultos,

Felipa Poot Tzuc (14 de enero de 1903 en la hacienda de Santa María - 28 de marzo de 1936, Kinchil). Desde temprana edad manifestó un temperamento diferente y unas decididas ganas de hacer una diferencia, pues en un tiempo en el que la educación era negada a las mujeres, y más aún si era de ascendencia maya, se las arregló para aprender a leer y escribir.

Víctima de violación por parte del capataz de la hacienda donde ella residía, desde pequeña tuvo contacto con el abuso y discriminación que se vivía en las haciendas.

En 1915, ya en plena Revolución Mexicana, empezaron a gestarse cambios en el acontecer nacional, entre donde figurada la abolición de peonaje, hecho que quienes tenían el control del pueblo se negaban a hacer válido. Allí es donde Felipa decide hacer escuchar su voz y la de cientos de campesinas y campesinos que aún seguían bajo el yugo de un capataz.

En su legado, organizó a la cooperativa de carboneros para exigir sus derechos, con los que dirigió un movimiento para abolir el sistema de poder caciquil y formar un sindicato. Así, solicitaron el derecho a salarios justos, el derecho a una elección libre de sus funcionarios locales, así como al término de la violencia que se padecía día con en día en Kinchil, así como a la convocación de nuevas elecciones; de las dos, sólo la segunda petición fue aprobada.

Trabajó en un sistema de alfabetización para adultos, fue presidenta de la liga femenil “Rita Cetina”, participó en la creación del Consejo Municipal Comunitario y, el hecho por el que más se le recuerda, es que fue pionera en la lucha por los derechos agrarios, pues hasta esta parte del país aún no se habían implementado las reformas dispuestas por el presidente Lázaro Cárdenas del Río.

A la edad de 33 años fue asesinada por las personas a las que no les convenía que alguien como ella, con decisión y coraje, le quite la venda de los ojos al pueblo de Kinchil. Esto sucedió un 28 de marzo de 1936, en cruce de las calles 20 por 25, justo en el local donde se reunía con sus colegas de lucha.

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