- Fue la única mujer integrante de la LI Legislatura del H. Congreso del Estado, en 1988,
- De 1969 a 1984, se integra a la dirigencia de la Sección 57 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
La maestra Nelly Rosa Montes de Oca y Sabido (13 de agosto de 1930, Ticul, Yucatán- Mérida, Yucatán, 1 de enero de 2025). Fue profesora de educación primaria y secundaria, fungió como directora de Administración del Ayuntamiento de Mérida, fue directora general del Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del Estado de Yucatán (Isstey), fue diputada por el IV Distrito de la LI legislatura del H. Congreso del Estado de Yucatán y directora de la Normal de Educación Preescolar durante 25 de sus 52 años laborales.
Fue la única mujer integrante de la LI Legislatura del H. Congreso del Estado, en 1988, y cuya labor parlamentaria se enfocó primordialmente en legislar a favor de la educación, siendo uno de sus objetivos que más mujeres alcancen el empoderamiento a través de la educación.
En 1971 encontró la oportunidad de continuar con sus estudios profesionales al abrir sus puertas la “Escuela Normal Superior de Yucatán” en donde cursó la carrera de “Maestra en Educación Media en Especialidad de Geografía”.
En septiembre de 1975 llega a la cúspide de su labor como educadora desempeñando el gran proyecto de su vida siendo directora en la Escuela Normal de Educación Preescolar, a la cual consagró 24 años de su vida profesional, al frente de docentes que compartían sus mismos valores y la determinación de brindar educación de calidad para las futuras educadoras de preescolar.
De 1969 a 1984, se integra a la dirigencia de la Sección 57 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, atendiendo varias secretarías y dándole así la oportunidad de trabajar y participar en acciones tendientes a conseguir mejores prestaciones y salarios para el magisterio Estatal.
Asimismo, se desempeñó en diferentes cargos sindicales, administrativos y políticos. Destacando principalmente en el ámbito político, siendo la única mujer integrante de la LI (Quincuagésima primera) Legislatura de este H. Congreso del Estado, cuya labor parlamentaria se enfocó primordialmente en legislar a favor de la educación.
De igual manera, formó parte del Primer Consejo Consultivo del Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del Estado de Yucatán, representando a los trabajadores de la Educación, para posteriormente ser nombrada como su directora general.
Fue condecorada con la medalla al mérito “Ignacio Altamirano” por los 50 años por su noble labor al servicio de la educación, otorgada por el presidente de la república.
No conforme con ello a sus 86 años ingresa a la Universidad Marista para cursar el Diplomado en “Desarrollo Integral del Adulto Mayor”.
Más de 52 años de labor magisterial*
Formó parte de una familia de siete hermanas descendientes del matrimonio de Manuel Montes de Oca Espejo y Natalia Sabido Can.
Siendo aún pequeña sus padres trasladaron su domicilio a la ciudad de Mérida que ofrecía mejores opciones educativas para sus hermanas.
Estudió la primaria en la escuela “Carlos Castro Morales” y la secundaria en la “Adolfo Cisneros Cámara”.
Cursó la carrera de "Profesora de Educación Primaria Elemental y Superior” en la Escuela Normal Urbana "Rodolfo Menéndez de la Peña” de la que egresó en el año de 1949,
A partir de ese mismo año, dio inicio su labor magisterial que duró 52 años y 7 meses en la educación pública.
Durante los primeros 22 años de su ejercicio profesional ejerció la docencia en escuelas primarias de Halachó, Tetiz, Molas, Ticul y Mérida: periodo que ella señala como de gran aprendizaje, porque las experiencias diarias en el aula y en la comunidad fueron lecciones de crecimiento y superación personal y profesional.
Reconoce que su labor en escuela del interior del estado, cuando el maestro, por falta de vías de comunicación y horario en dos turnos, permanecía la semana completa en la comunidad, le permitió comprobar los beneficios que aporta a la educación la interacción maestro-comunidad y la importancia de extender la acción educativa de la escuela a su entorno social.
Esta convicción le inspiró más tarde, ya como directora de la Escuela Normal de Educación Preescolar, para estructurar un sistema para el Servicio Social Obligatorio, que sin salirse de la Normatividad Oficial, situara a las alumnas en el campo real, en el que habrian de desarrollarse profesionalmente, propiciando en ellas la formación y aceptación de su rol, como promotoras del desarrollo de la comunidad, coadyuvando en la creación de un ambiente positivo para la educación del niño.
Fueron muchas las comunidades marginadas favorecidas con el trabajo de las alumnas de la ENEP, quienes después de detectar, a través de la investigación, la problemática de la población, programaron y realizaron acciones y gestiones para su solución.
En el año de 1971, al abrir sus puertas la “Escuela Normal Superior de Yucatán”, la maestra Nelly Rosa encontró la oportunidad esperada de continuar sus estudios profesionales, cursando la carrera de “Maestra en Educación Media en la especialidad de Geografía”.
Ese mismo año renuncia a su plaza en Educación Primaria para obtener cátedras de esa materia en la naciente Escuela Secundaria “Ermilo Abreu Gómez” de la villa de Acanceh, integrándose a su planta de personal fundador. En este lugar laboró durante dos cursos escolares.
En septiembre de 1974, recibió la encomienda de hacerse cargo de la Subdirección de la recién creada “Escuela Normal de Educación Preescolar” y al año siguiente, en septiembre de 1975, por renuncia de su primer director profesor Carlos Arana Méndez, asciende a la Dirección del plantel, adquiriendo la responsabilidad de guiarlo por el camino de la superación, tarea a la que dedica 24 años de su vida profesional.
Recuerda sus inicios y confiesa sus temores, pero al mismo tiempo, su inquebrantable decisión de no defraudar a quienes depositaron en ella su confianza.
La maestra considera que su mejor acierto fue integrar un equipo de maestras y maestros que coincidieran con ella en ideales y propósitos y despertar
en ellos y en los cientos de jóvenes alumnas, el entusiasmo por abrir caminos al desarrollo del normalismo preescolar en Yucatán, elevando a nuestro estado al nivel educativo en que otras entidades estaban ya posicionadas.
En su labor tiene como norma la disciplina, que es parte esencial de la educación, y sin coartar la libertad, exige el cumplimiento de reglas que benefician la convivencia y la organización, promoviendo valores como el respeto, la honestidad y la solidaridad.
Con las alumnas la maestra Nelly Rosa es reiterativa y vehemente, al señalarles la responsabilidad que adquieren al elegir la profesión de educadoras, carrera que no tiene quizá el brillo de otras, ni es para enriquecerse, pero sí la que exige mayor dedicación: guiar al niño en sus primeros pasos por el difícil camino de la vida en sociedad, que es tarea bella pero dedicada, y requiere comprensión y amor.
Y si también, la que proporciona mayores satisfacciones: el cariño de los alumnos y la mayor de ellas, tener la capacidad de cambiar el destino de un niño, al brindarle la oportunidad de una vida mejor.
La maestra recuerda y acepta que los primeros años en la ENEP fueron difíciles, llenos de obstáculos y limitaciones: locales provisionales en que apenas cumplían con los mínimos requisitos para la operatividad del plantel, insuficiente inmobiliario, grupos numerosos por la excesiva demanda de ingreso, planta de personal limitada a la indispensable.
Era también motivo de preocupación, la diferencia de sueldos entre el personal, debido a que la ley de su creación estableció el sostenimiento mixto. De acuerdo con ella, el Gobierno del Estado cubría sueldos y prestaciones de una parte de la nómina del personal y la restante quedaba a cargo de la ENEP, cuyo patrimonio estaba constituido por las cuotas mensuales que aportaba el alumnado y que por acuerdo serían siempre mínimas para evitar fueran un obstáculo para el ingreso a la carrera. Como resultado, la escuela carecía de suficiente capacidad económica para pagar salarios iguales a los oficiales y además cubrir gastos de mantenimiento del edificio y la compra de artículos de oficina y de higiene.
En 1976, consiguió la maestra un apoyo económico mensual del gobierno, para incrementar en forma gradual el salario de estos trabajadores.
Fue loable la actitud y el profesionalismo de los maestros y la invaluable colaboración de las alumnas, porque en ningún momento, los problemas anteriores influyeron negativamente, en su decisión de suplir con ingenio, trabajo y eficiencia las carencias y limitaciones, así, conjugando la experiencia con el ímpetu juvenil, formaron el equipo que supo abrir camino, enfrentar retos y vencer dificultades y la naciente escuela pudo sostenerse y crecer en prestigio y aceptación de la sociedad y el gobierno.
El Gobierno del Estado quizá como reconocimiento a la labor educativa y social de la ENEP, en forma paulatina fue aumentando su ayuda económica y en 1986, se hizo cargo total de la nómina del personal, concluyendo el sistema de sostenimiento mixto, que funcionó durante 13 años. Como resultado las alumnas dejaron de pagar cuotas mensuales y la planta laboral obtuvo el beneficio esperado: obtener plaza oficial con todas las prestaciones que conlleva.
El plan de trabajo de la maestra Nelly Rosa, al hacerse cargo de la dirección de la ENEP, tuvo como objetivo principal, la consolidación académica de la misma.
Para lograrlo fue preciso avanzar paso a paso, en forma lenta pero continua.
Consideró en su proyecto tres puntos importantes: contar con edificio propio con instalaciones adecuadas a la especialidad; alcanzar una estructura administrativa que atendiera los tres grandes aspectos de la educación superior: docencia, investigación y extensión educativa y difusión cultural; y estableció programas permanentes de actualización de la planta docente implementados por la ENEP.
La construcción del edificio y el crecimiento de la planta laboral, dependían exclusivamente de la voluntad y capacidad económica del Gobierno del Estado. El CAPFCE no incluía en sus programas a las escuelas estatales del nivel superior.
La maestra consideró que para lograr el apoyo era necesario demostrar que se merecía y basándose en el principio de "dar para recibir” promueve la participación de la escuela en programas sociales y educativos de los gobiernos federal, estatal y municipal. Participa su alumnado en campañas de alfabetización, de vacunación, de limpieza de la ciudad, en colectas de la Cruz Roja, etc.
Siendo la Educación Artística de gran importancia en la formación del docente de Educación Preescolar, funcionan en la Normal talleres extracurriculares de música, canto, danza en sus distintas modalidades, teatro infantil y guiñol y artes plásticas.
Como producto de estos talleres la escuela cuenta con orquesta escolar, coros, rondalla, estudiantina, grupos de danza de distintas regiones del país y grupos de teatro con obras infantiles.
Con este material artístico se hace presente en teatros, plazas públicas, festivales infantiles en colonias marginadas, en asilos de ancianos y secciones infantiles de hospitales.
Sus coros, escoltas y edecanes son solicitados en Ceremonias de Gobierno, Congresos, Convenciones e Inauguraciones de eventos deportivos nacionales e internacionales.
En dos ocasiones, en los años 1975 y 1976 es elegida por el Gobierno para representar a Yucatán en los desfiles del inicio de la Independencia Nacional, de la Ciudad de México.
En múltiples ocasiones, sus contingentes numerosos y disciplinados, obtuvieron premios y reconocimientos en desfiles cívicos y deportivos.
Su participación en los tradicionales Carnavales de Mérida mereció elogios de los medios de comunicación que destacaron la creatividad artística de sus comparsas, que la hicieron acreedora al primer lugar en los concursos, durante varios años.
Contadas estas actividades, la presencia de la ENEP fue reconocida y valorada a nivel estatal, cumplió con extender a la comunidad su acción educativa y fortaleció en sus alumnas el sentido de solidaridad social.
Quizá no con la rapidez deseada pero con gran interés, el Gobierno del Estado fue dando solución a cada una de las necesidades de la escuela.
En 1978 la dotó de edificio propio con áreas suficientes para su crecimiento, 6 aulas, una oficina, servicios sanitarios, teatro al aire libre y plaza cívica.
Este mismo año autorizó la creación del jardín de niños anexo para la práctica docente del alumnado. En 1979 construyo el local para el personal administrativo.
En 1980 incluyó en su programa la construcción de un funcional auditorio y la primera biblioteca. Al finalizar el curso escolar 81-82 la escuela contaba ya con locales para la dirección, la subdirección, prefectura, sala de juntas, 10 aulas, canchas, estacionamiento, barda perimetral y piscina. En 1994 el CAPFCE se hizo cargo de la ampliación de las instalaciones, construyendo la sala de usos múltiples, una biblioteca más grande y funcional, la sala audiovisual y seis cubículos destinados a la subdirección académica, para sus departamentos de docencia, psicología, pedagogía, investigación y auxiliar administrativo, todas equipadas con moderna tecnología.
En lo que se refiere al crecimiento de la planta laboral y la implementación de una estructura administrativa completa y propia del nivel educativo superior, es de reconocer el apoyo de los distintos gobiernos estatales a esta institución.
El tercer punto del plan de trabajo de la maestra, para la consolidación académica de la ENEP se basa en la permanente actualización de su planta docente y administrativo que redunda en beneficio de la propia escuela, del personal en particular y en especial en la formación profesional de su alumnado.
Lo anterior pudo lograrse con un programa sistemático y permanente, que respondía a los requerimientos educativos tanto de maestros como de alumnas.
Al inicio de cada curso escolar se elaboraba el proyecto de cursos, talleres, asesorías y conferencias, solicitados por la comunidad escolar, aprovechando espacios disponibles de tiempo que no interfieran en el desarrollo de los programas de estudio.
Para la realización de estas actividades se solicitaba el apoyo de las Instituciones como la Universidad Autónoma de Yucatán a través de sus Facultades de Educación y de Psicología; el Centro Regional Núm. 30 de Mejoramiento Profesional del Magisterio, la Escuela Nacional de Educadoras y las Secretarias de Educación, Nacional y del Estado.
La maestra Nelly Rosa se decia convencida de que la calidad educativa es compromiso de cada escuela y depende del personal que en ella labora, de las relaciones que establecen entre sí, con los alumnos y la comunidad. El camino de la superación comienza con la solución responsable de los propios problemas y sólo con unidad y en ambientes armónicos es posible avanzar.
En su interminable búsqueda de la calidad educativa se considera indispensable que el maestro se sienta orgulloso de su trabajo y por eso en vez de ser la directora que solo juzga y vigila, es la compañera comprensiva que apoya y
estimula, logrando que cada uno sienta reconocido y valorado su esfuerzo y tomada en cuenta su opinión, integrándose en forma natural el equipo de trabajo.
Con este mismo fin realiza reuniones con grupos de maestros para tomar decisiones que afectan a la Institución y comparten responsabilidades. En academias interdisciplinarias unifica criterios para la aplicación de los planes de estudio y determinar las técnicas y los recursos didácticos que apoyen el proceso enseñanza-aprendizaje.
De 1969 a 1984, se integra a la dirigencia de la Sección 57 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, atendiendo varias de sus secretarías, que le dan la oportunidad de participar en acciones tendientes a conseguir mejores prestaciones y salarios para el magisterio estatal, con la certeza de que satisfechas sus necesidades básicas de sustento, salud y vivienda, podría el maestro realizar con mayor entrega y entusiasmo su labor docente.
La vida de un maestro comprometido con su profesión no puede limitarse a un espacio cerrado, porque necesita encontrar nuevos cauces que lo lleven a un mismo fin: el servicio a la sociedad. Por eso la maestra Nelly Rosa incursiona en otros campos y acepta desempeñarse en cargos sindicales, administrativos y políticos, que no le impiden ejercer su labor educativa y que representan reconocimientos a la importancia del maestro en el desarrollo del Estado. En su caso, no los obtiene Nelly Rosa sino “una maestra”.
Reconoce que en cada uno de los cargos desempeñados obtuvo oportunidades de crecimiento, que incidieron favorablemente en su vida profesional. Comenta la satisfacción que le proporcionó formar parte del Primer Consejo Consultivo del Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del Estado de Yucatán ISSTEY, en representación de los trabajadores de la Educación, un paso enorme en la prestación de Seguridad Social, y años más tarde ser nombrada su Directora General.
Resulta muy difícil resumir en unos cuantos párrafos la trayectoria de la maestra Nelly Rosa, que hizo de su profesión un proyecto de vida, reuniendo vocación, entrega, temperamento, responsabilidad y calidez humana. Mucho más podría decirse de su ejercicio magisterial, desarrollado en los distintos niveles del sistema educativo: primaria, secundaria y normal; de sus experiencias en las luchas sindicales en defensa de los derechos del maestro; de sus aprendizajes en la administración del Ayuntamiento de Mérida; y de las oportunidades de legislar a favor de la educación en su paso por el Congreso del Estado, siendo la única mujer integrante de la Ll legislatura.
Cumplido el compromiso que la maestra Nelly Rosa se hizo con ella misma, al hacerse cargo de la dirección de la ENEP, de cuidarla y llevarla por el camino ascendente de la superación académica y su reconocimiento en el ámbito educativo local y nacional, decide concluir su larga etapa laboral en el servicio a la educación pública.
Deja como testigos del trabajo realizado, un edificio moderno con instalaciones dotadas de alta tecnología, una planta laboral completa, unida, actualizada, eficiente y comprometida, a la que reconoce como factor decisivo en los logros alcanzados.
Son innumerable los reconocimientos que a lo largo de su carrera ha recibido, entre los más apreciados la medalla al mérito “Ignacio Altamirano” por 50 años al servicio de la educación, otorgada por la presidencia de la república.
Con espiritu inalcanzable a los 86 años de edad ingresa a la universidad Marista para cursar el diplomado “Desarrollo integral del Adulto Mayor” que concluye 2 años después.
Actualmente junto con la maestra María de Guadalupe Vega Cuevas se han dado la tarea, desde hace más de un año, de rescatar del olvido las raíces históricas del plantel, a través de la investigación en archivos, revistas, fotografías y notas
periodísticas, además de entrevistas a maestros y alumnas, con el propósito de condensar toda la información en un libro que permita su trascendencia.
En el año de 2001 recibe merecida jubilación y al ser interrogada sobre los más grandes retos y mayores satisfacciones en el ejercicio de su profesión responde, el mayor reto: Ser responsable de la formación profesional y humanística de 1,374 profesoras y 715 licenciadas en educación preescolar, que a partir de ese momento y hasta hoy tienen en sus manos la educación y el destino de miles de niños mexicanos, mi mayor satisfacción: Comprobar que la dedicación que sus maestros pusimos en su formación fructificó, superando nuestras expectativas y quese hace evidente en la labor docente desarrollada con responsabilidad, entrega y profesionalismo de nuestras egresadas.
A partir de su jubilación la maestra Nelly Rosa se ausenta físicamente de la ENEP pero su presencia queda y trasciende a través de su ejemplo.
Descanse en paz
*(Semblanza de la profesora Nelly Rosa Montes de Oca Sabido el 8 de marzo de 2022 al recibir el Reconocimiento “Consuelo Zavala Castillo del H. Congreso del Estado”, en el marco del Día Internacional de la Mujer)