- Formación especializada, clave contra la enfermedad renal
Mérida, Yucatán.- Con el objetivo de fortalecer la formación de profesionales capaces de atender los desafíos que representa la enfermedad renal en México, la Facultad de Enfermería de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) llevó a cabo la conferencia “La enfermería nefrológica y las oportunidades de impacto en la enfermedad renal”, en el marco de la XVII edición del Seminario de Investigación Miércoles con Ciencia.
La ponencia estuvo a cargo del especialista de la Unidad Médica de Alta Especialidad del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Álvaro Antonio Tuz Guerrero, quien destacó el papel fundamental de las y los enfermeros en la atención integral de pacientes con enfermedades renales, así como las múltiples áreas de oportunidad en las que este gremio puede incidir para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.
Durante su participación, el especialista subrayó que la enfermería nefrológica requiere un alto nivel de preparación y compromiso, ya que la atención a pacientes con daño renal no solo implica el manejo clínico especializado, sino también el acompañamiento educativo, emocional y social.
---“La enfermería somos un equipo fuerte, la base que sostiene muchas áreas hospitalarias. En nefrología, debemos prepararnos, capacitarnos y contribuir con nuestros conocimientos para ofrecer una atención de calidad y favorecer el bienestar de los pacientes”, enfatizó.
Tuz Guerrero detalló que, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, las enfermedades renales crónicas constituyen un problema de salud pública creciente en México, derivado principalmente de padecimientos como la diabetes y la hipertensión arterial.
En muchos casos, las y los pacientes se enfrentan a tratamientos complejos como la diálisis o los trasplantes, situaciones que impactan no solo su estado físico, sino también su economía, entorno social y bienestar emocional.
En este sentido, el experto señaló que el personal de enfermería ocupa un lugar estratégico en la atención integral de este padecimiento, al fungir como primer contacto, brindar orientación, educación, y participar activamente en la prevención y detección temprana.
Entre las principales áreas de impacto en las que los profesionales de la enfermería nefrológica pueden incidir, Tuz Guerrero mencionó: la docencia, como herramienta para formar y educar tanto a futuros profesionales como a los propios pacientes y sus familias; la investigación, como base para garantizar que los procedimientos, técnicas y tratamientos se realicen con sustento científico, evitando malas prácticas y mejorando los protocolos de atención.
Asimismo, la profesionalización continua, que permita brindar una atención con fundamentos, conocimiento actualizado y criterio ético, priorizando el bienestar del paciente; el trabajo en equipo, ya que la atención a los pacientes renales es integral e involucra la colaboración de médicos, nutriólogos, trabajadores sociales, psicólogos y otros especialistas.
La prevención, como pilar fundamental para identificar factores de riesgo y actuar antes de que la enfermedad renal avance, especialmente desde el primer nivel de atención; el acompañamiento familiar, considerando que la enfermedad afecta el entorno social y económico de los pacientes; las funciones administrativas, que contribuyen al control, seguimiento y toma de decisiones basadas en datos estadísticos sobre la atención y evolución de los pacientes.
Así como también la atención en urgencias, como punto crítico para evitar complicaciones, hospitalizaciones prolongadas y mayores costos al sistema de salud; y la consultoría de enfermería, un espacio de atención especializada que vigila de cerca la evolución del paciente y contribuye a la toma de decisiones clínicas de manera profesional.
Finalmente, Tuz Guerrero remarcó la importancia de fortalecer la humanización de los servicios de salud, comprender las necesidades emocionales de las y los pacientes y ejercer con ética, dignidad y compromiso.
---“Debemos retomar los comités de atención integral, donde el paciente sea el centro de los esfuerzos y donde todos los profesionales trabajemos coordinadamente. La resiliencia, la empatía y la preparación técnica deben ser parte de nuestro perfil para atender al paciente nefrópata”, puntualizó.
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