Acusar con ligereza. Algunos candidatos, con el sólo hecho
de ser postulados por un partido político, creen que todo mundo los conoce. Aparecer
en los noticieros de radio y televisión o en los periódicos y revistas es no
sólo tarea de los propios aspirantes sino de sus equipos de prensa. De muchos
de ellos, a más de 20 días de campaña, no sólo se desconocen sus actividades,
sus agendas y propuestas: siquiera han emitido un solo boletín y así quieren
aparecer en los titulares de la prensa.
No envían a los medios de comunicación sus agendas de
actividades y exigen a los organismos electorales un informe del monitoreo para
saber su ranking. Sin haber hecho su trabajo con los medios.
Este hecho se repite, en cada elección, con candidatos de
los llamados partidos minoritarios quienes conocen un caminito: acusar a los
medios de favorecer a los partidos mayoritarios, esos que sí tienen casa de
campaña, oficinas de prensa con camarógrafos, fotógrafos, reporteros y ahora
hasta personal que se encargada de las redes sociales.
La sociedad cambió y los medios también. Deben entender los
partidos chiquitos que la competencia electoral no radica solamente en tener el
mismo espacio o tiempo, ahora llamada equidad. Hoy todo es mediático. Los
medios de comunicación (prensa, radio y televisión) esperan no sólo la agenda
del candidato, también las fotografías, los audios y el reel para televisión y
claro, el comunicado o boletín.
Los candidatos de los partidos minoritarios no cuentan con
esa infraestructura. Muchos de ellos sin correos electrónicos, sin cuentas en
las redes sociales, llámese Facebook o Twitter, ni que decir de Instagram o
Pinterest. La guerra electoral está allá. Dense una vuelta para una miradita.
Es muy fácil descalificar el trabajo de los medios de comunicación,
particularmente si son del Estado (como los noticieros en 92.9 FM La Viajera y
Canal 13) y de algunos de la iniciativa privada con cuya línea editorial no
tengan empatía. Entonces, acusan, no hay imparcialidad. Huele a justificación
anticipada de una derrota electoral decir que no hay equidad o imparcialidad en
las coberturas. Estos son viejos argumentos.
Bien cabría una sugerencia: para que se cumpla con el principio
de equidad que tanto demandan sería bueno que los partidos políticos propongan
a los organismos electorales estatal y federal autoricen una partida
presupuestal para que las empresas periodísticas, televisoras y radiofónicas contraten
personal y equipos para asignar a cada uno de los abanderados y así brindar una
cobertura imparcial y equitativa a las campañas políticas.
Los dueños de los medios estarían felices que un granito de “democracia”
llegue por esa vía y no como las imposiciones actuales de las autoridades
electorales para la transmisión de la publicidad de los partidos que saturan la
programación de radio y televisión.
Es A título personal.
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