Putin anuncia el registro en Rusia de la primera vacuna contra el COVID-19

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció el registro de la primera vacuna en el mundo contra el coronavirus, de acuerdo con la agencia de noticias rusa Sputnik

  • Sputnik, la vacuna rusa contra el coronavirus, primera en ser registrada en el mundo

Moscú.- El presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció el registro de la primera vacuna en el mundo contra el coronavirus, de acuerdo con la agencia de noticias rusa Sputnik

"Esta mañana fue registrada la primera vacuna contra el COVID-19 en el mundo", dijo el mandatario en una reunión con el Gabinete de Ministros.

Putin le pidió al ministro de Salud, Mijaíl Murashko, proporcionarle información más detallada sobre el asunto.

El presidente destacó la eficacia de la vacuna que completó las verificaciones necesarias.

Putin agradeció a todos los científicos que trabajaron en la creación de la vacuna.

"Debemos agradecer a todos los que hicieron ese primer paso, muy importante para Rusia y para el mundo entero", dijo el presidente.

"Espero que podamos en breve comenzar la producción masiva de ese fármaco", añadió Putin.

El presidente ruso apuntó que lo más importante es "garantizar que la vacuna sea segura y eficaz".

Asimismo, el presidente espera que otros países del mundo también logren desarrollar vacunas anticoronavirus.

"Espero que el trabajo de nuestros colegas en el extranjero continúe, y en el mercado, en el mercado internacional de fármacos, vacunas, haya muchos productos que se puedan utilizar", indicó.

Putin también comunicó que su hija se puso la vacuna contra el coronavirus.

Por su parte, el ministro de Salud, Mijaíl Murashko, confirmó que la vacuna de Gamaleya mostró su alta eficacia y seguridad en las pruebas clínicas llevadas a cabo.

"Todos los voluntarios a los que se administró la vacuna desarrollaron anticuerpos y ninguno de ellos presentó complicaciones serias", subrayó.

El titular indicó que se harán más pruebas clínicas de la vacuna Gam-COVID-Vac con miles de personas.

Rusia delante en la carrera por una vacuna contra el COVID-19
El 3 de agosto, el Ministerio de Defensa ruso informó que el grupo de militares voluntarios que recibió la vacuna había desarrollado inmunidad al COVID-19.

Durante el ensayo que duró del 3 de junio al 20 de julio, los voluntarios se encontraban en observación constante de los médicos del hospital Burdenko, un centro con enorme experiencia en el ensayo clínico de medicamentos.

Otro laboratorio ruso, Vector, con sede en Novosibirsk, inició el 27 de julio los ensayos clínicos de su vacuna contra COVID-19.

Inmunidad duradera
A su vez, el Ministerio de Sanidad afirmó que la vacuna rusa contra el COVID-19 garantiza una inmunidad de hasta 2 años.

"El esquema de doble inyección permite generar una inmunidad duradera. La experiencia del uso de las vacunas vectoriales [con el empleo del esquema de doble inyección] muestra que la inmunidad se preservará hasta dos años", dice el comunicado.
La vacuna comenzará a circular el 1 de enero de 2021, indican los datos del Registro Estatal de Medicamentos del Ministerio de Sanidad ruso.

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"El plazo de la puesta en circulación es el 1 de enero de 2021", precisa el Registro.

La vacuna Gam-COVID-Vac fue desarrollada por el laboratorio ruso Gamaleya con sede en Moscú.

Otra institución rusa que empezó los ensayos clínicos de la vacuna es el centro ruso de virología y biotecnologías Vector.

El 6 de agosto la oficina de protección al consumidor, Rospotrebnadzor, comunicó a Sputnik que los ensayos de la vacuna anticovid-19 del centro Vector marchan bien.

En Rusia se han registrado hasta la fecha unos 897.599 casos de contagio del coronavirus, incluidos 15.131 letales.

Rusia ha conseguido finalmente la primer vacuna contra el virus COVID-19
Sputnik, la vacuna rusa contra el coronavirus, primera en ser registrada en el mundo
Occidente ya han tratado de desprestigiarla.

El 11 de agosto se registró ante el Ministerio de Salud de Rusia la primera vacuna contra el coronavirus del mundo. Las críticas no se hicieron esperar, en particular, por parte de la prensa occidental.

En esta nota, escrita en exclusivo para Sputnik, el médico Serguéi Tsarenko, profesor de la Facultad de Medicina Fundamental de la Universidad Estatal de Moscú y anestesiólogo en un importante hospital capitalino, comentó lo ocurrido en su artículo para la versión rusa de Sputnik.

Sputnik, la vacuna rusa contra el coronavirus, primera en ser registrada en el mundo
© SPUTNIK / SERVICIO DE PRENSA DEL MINISTERIO DE SANIDAD DE RUSIA
La nota que se prohibió: la vacuna Sputnik como una asociación mundial para salvar vidas
Nosotros, los médicos, hemos tenido éxito en el tratamiento de pacientes con coronavirus usando anticuerpos monoclonales, esteroides, antivirales. Empezaron a morir menos pacientes, pero aún en casos de formas severas de la infección tenemos que conectarlos a un respirador artificial. Y, luego, entre seis y ocho de cada 10 personas mueren por infecciones adquiridas en el hospital. Estos pacientes se salvarían con nuevos antibióticos, pero llevaría años desarrollarlos.

Pero hay otra opción: evitar que las personas se infecten con el coronavirus. Es una buena opción en todos los aspectos: la persona se mantiene saludable y no infecta a los demás. Después de todo, cuanto más resistentes sean las personas a la enfermedad, más gruesa es la capa inmune en la sociedad y más pronto llegará el fin de la epidemia.

De momento, la resistencia a la enfermedad se forma solo si una persona se enferma con ella. Pero también hay una opción más segura: la inmunización. Especialmente porque hay una vacuna efectiva y segura creada por especialistas del Centro Gamaleya. Este instituto es para la comunidad microbiológica lo equivalente a la marca Mercedes Benz para la industria automotriz.

Conozco a los académicos Alexandr Guinzburg y Denís Logunov —el director y el vicedirector del Centro Gamaleya— desde hace muchos años. Con ellos y su personal desarrollamos nuevas formas de combatir a las bacterias resistentes. Además, los científicos del instituto ya han desarrollado con éxito vacunas contra el ébola y el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS). Y no solo la desarrollaron, sino que han elaborado una forma segura y efectiva para su desarrollo, basada en vectores.

Como se acopla una estación orbital a un cohete de transporte, a un adenovirus, inofensivo para los humanos, se acopla un pedacito de coronavirus y se lo lanza en el organismo humano. Después de eso, el cuerpo crea inmunidad tanto al cohete de transporte como a la estación espacial. Para consolidar el éxito, en tres semanas, la misma estación espacial es lanzada en otro cohete de transporte, es decir, otro adenovirus. Y nuevamente se forma la inmunidad. El resultado es que se forma una inmunidad más débil para ambos adenovirus —después de todo, el cuerpo no la necesita— mientras que para el coronavirus, una protección inmunológica estable y confiable.

Simple como todo lo brillante. Al igual que todo lo demás, es brillante. Y a nadie más que a nuestros talentosos profesionales se les han ocurrido tales sutilezas. Se están creando varias vacunas vectoriales más en el mundo, ¡pero no con dos cohetes de transporte!
La vacuna ya ha sido probada en voluntarios. Además, los primeros voluntarios fueron los mismos empleados del Centro Gamaleya. Son como los creadores de un nuevo puente: ¡se pararon debajo de este puente, mientras el primer tren lo cruzaba! Después de eso, la vacuna se probó en voluntarios militares. Ni una sola complicación, todos obtuvieron una poderosa inmunidad.

No es de extrañar que haya habido una ola de críticas en la prensa. Desde historias ficticias sobre tecnologías robadas hasta especulaciones pseudocientíficas sobre un posible deterioro en caso de infección accidental por coronavirus durante la formación de la inmunidad a la vacuna.

Esto último suena aterrador, se trata de la amplificación dependiente de anticuerpos (ADE, por sus siglas en inglés). Pero asusta solamente a los no especialistas. Los virólogos saben que el efecto de la ADE solo se ha registrado con relación al dengue, y aun así, no se debe a la vacunación. En otros casos, el efecto se ve, a veces, en un tubo de ensayo. Y no en el caso de las infecciones de coronavirus.

Y luego surgen las preguntas. ¿Quién financia esta campaña en la prensa? ¿De quién dependen los expertos independientes? Un secreto a voces: de los fabricantes de otras vacunas, que hasta ahora se han quedado atrás de los científicos rusos. También de los fabricantes de medicamentos antivirales, a veces efectivos, pero solo para formas leves de la enfermedad y que tienen una gran cantidad de efectos secundarios.

A nosotros, los médicos en ejercicio de la profesión, nos da vergüenza mirar esos acuerdos por debajo de la mesa. Estamos esperando el día en que los pacientes con infección por coronavirus dejen de acudir a nosotros y en que finalmente podamos hacer frente a otras enfermedades, para las cuales no nos sobra tiempo por la epidemia.

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