- Trata de erradicar discriminación hacia las mujeres
Por Karina Thove
Montevideo (Cimacnoticias/LaRepúblicadelasMujeres).- A su
paso por Montevideo, la doctora en Filosofía Diana Maffía dio una conferencia
en la Intendencia de Montevideo (IM) centrada en el trabajo que realiza desde
el Observatorio de Género en la Justicia (OGJ), recientemente instalado en
Buenos Aires, Argentina. Su objetivo es
cambiar la mentalidad de operadores y operadoras para que las políticas
públicas resulten exitosas.
A instancias de Lucy Garrido, integrante de Cotidiano Mujer
que la introdujo junto con Elena Ponte,
responsable de la Secretaría de la Mujer de la IM, Diana Maffía recordó a la ya
desaparecida revista feminista argentina Feminaria (1988-2007), de cuyo consejo
directivo formó parte.
Feminaria –al igual que Fempress, en Chile, y Cotidiano
Mujer, en Uruguay– fue una revista de teoría feminista que llegó a tener
también una Feminaria Literaria.
En la actualidad, su colección completa, junto con las
bibliotecas personales de quien fuera su directora, Lea Fletcher, la propia de
Diana Maffía y la de la historiadora Lili Soza, conjuntamente con la de
Católicas por el Derecho a Decidir, se encuentran agrupadas como “consorcio de
bibliotecas” a disposición del público del Centro Cultural Tierra Violeta, que
preside la filósofa.
Allí también se han
hecho los seminarios “Feminaria revisitada”, rescatando todos los aportes que
durante tantos años hizo esa revista al feminismo de su país y del continente
latinoamericano.
Una faceta quizás más
conocida de la académica es que fue diputada por Buenos Aires de 2007 a 2011
por la coalición cívica/ARI, aunque confesó que “no quise aceptar un segundo
periodo” por estar “deseosa de volver a la universidad”.
Le fue propuesto integrar
como consejera de la oposición al gobierno de Buenos Aires, en manos de
Mauricio Macri, el Consejo de la Magistratura, un espacio donde trabajar con la
capacitación y selección de jueces.
Sin embargo Maffía, que también trabajó en la Defensoría del
Pueblo, se vio obligada a renunciar a este puesto porque, según contó, el
macrismo le habría exigido que vote determinadas propuestas a cambio del cargo
ofrecido siendo de la oposición.
Finalmente, aceptó ser consejera académica del mismo y estudió
qué se hacía en materia de género en la justicia. Se encontró con que no se
hacía casi nada y que las mujeres casi siempre aparecían como víctimas de
violencia intrafamiliar y poco más.
OBSERVAR Y DIAGNOSTICAR
Maffía propuso crear el OGJ (2012) dentro del Consejo de la
Magistratura, el que preside en la actualidad. Según puede leerse en su
Facebook, su objetivo es “contribuir a visibilizar, prevenir, abordar y
erradicar la discriminación basada en el género en la justicia local. Fue
creado para lograr un sistema judicial más igualitario, tanto para la
ciudadanía como para sus integrantes”.
La filósofa recordó que las dos primeras juezas de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación –Elena Highton de Nolasco y Carmen Argibay–
han llegado en fechas muy recientes a ocupar esos lugares.
La primera está al frente de la Oficina de Violencia
Doméstica (OVD), creada en 2008 en Buenos Aires (provincias como Tucumán, Salta
y Santiago del Estero emularon esta iniciativa); la segunda preside la Oficina
de la Mujer que, a través del Centro de Formación Judicial, ha capacitado a
jueces, fiscales y defensores en temas de género.
El OGJ se propone no sólo fortalecer todo lo que tenga que
ver con la capacitación en género de los integrantes del Poder Judicial, sino
también realizar investigaciones sobre igualdad de oportunidades y trato,
promover el acceso a la justicia de aquellos grupos sociales que se ven más
afectados por la discriminación, cooperar con instituciones gubernamentales y
no gubernamentales, elaborando y difundiendo información útil para superar las
inequidades.
Advirtiendo que era necesario elaborar un buen diagnóstico
hasta hoy inexistente, realizaron una encuesta entre los integrantes del Poder
Judicial de la ciudad sobre percepciones de la desigualdad de género y
entrevistas en profundidad que se están procesando.
No sólo se observan aspectos cuantitativos (porcentaje de
hombres y mujeres que trabajan en los distintos niveles del Poder Judicial),
sino también la asignación de roles y estereotipos marcados por el género
–derecho penal para los hombres, derecho de familia para las mujeres–,
segregaciones verticales y horizontales.
También se encontraron con situaciones de acoso y
hostigamiento laboral, no existiendo ninguna dependencia donde atender estos
casos específicos. Otro aspecto a trabajar es el lenguaje sexista y
androcéntrico, tanto verbal como el que sigue encontrándose en leyes y
sentencias.
Maffía comentó que en la feria del libro del año anterior el
mejor stand institucional fue el del Poder Judicial, no obstante lo cual la
estética y el lenguaje utilizado fue siempre desde el falso neutral masculino.
ACCESO A LA JUSTICIA
En relación con los problemas de acceso universal a la
justicia, que afecta no sólo a las mujeres sino a otros grupos igualmente
discriminados, y a los prejuicios que inspiran muchos fallos judiciales, Maffía
se detuvo a explicar todo lo que está pasando con la nueva ley de identidad de
género en su país.
Hasta antes de la aprobación de esa ley, la asignación de
género pasaba por un largo proceso determinado por el saber médico
–fundamentalmente psiquiatras– mientras que ahora la identidad autopercibida
pasa a ser la asignada, sin más trámites.
A su vez, esta identidad autopercibida no necesariamente
obliga a la persona a cambiar y adaptar su cuerpo a esa identidad. Eso es
opcional, debiendo el Estado hacerse cargo del tratamiento correspondiente a
nivel de la salud (quirúrgico, hormonal), lo que quiere decir que la identidad
se piensa y se fundamenta en forma independiente de la genitalidad, por lo que
la norma es de avanzada en el mundo.
Loana Berkin, conocida militante travesti de Argentina, es
una de las escasas personas de esa colectividad que hoy está trabajando en el
Consejo de la Magistratura y que busca crear una oficina de identidad de
género.
Maffía abordó un poco más el tema, trayendo el caso de los
bebés que nacen intersexuales (uno de cada dos mil), donde la visión hegemónica
sigue siendo la de la intervención biologicista y mecánica porque “no se
soporta la ambigüedad”.
Si bien el OGJ tiene muy poco tiempo de vida, cada vez le
vienen reclamando más intervenciones, como la observación de juicios orales y
sentencias. “Cualquier institución tiende a quedarse como está, si no, piensen
en el patriarcado”, sentenció la académica. 13/KT/RMB
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