La NASA difundió las primeras imágenes satelitales de la
isla surgida en proximidades de la costa pakistaní, a raíz del trágico
terremoto que sacudió la zona el último 24 de septiembre. La magnitud del sismo
apuntó 7.7 grados en la escala Richter y dejó un saldo atroz, con centenares de
muertos y miles de heridos, entre daños a la infraestructura y serios problemas
en los suministros de agua y electricidad.
La nueva isla emergió entre las aguas del mar Arábigo,
aproximadamente a un kilómetro y medio de la orilla continental, determinando
una inmensa formación rocosa de 20 metros de altura, 300 metros de largo, y 100
metros de ancho, en la región conocida como Bahía de Paddi Zirr.
Las impresionantes fotos fueron tomadas por el mismo
satélite y en el mismo lugar donde, apenas unos meses antes, no había nada más
que agua. Bautizada como isla de Zalzala, nombre derivado de la palabra árabe
que significa terremoto, la porción de tierra emergida desde las profundidades
marinas es, según los expertos, un montículo de barro, arena y rocas, elevado
hasta la superficie por acción de la presión gaseosa. Se trata de un fenómeno
propiciado por la especiales características topográficas de la zona, que
registran una alta composición arenosa, dispuesta en forma de capas, que
descansan a su vez sobre otras capas de gas metano, dióxido de carbono o cualquier
otro gas.
El efecto de la presión ejercida por las ondas sísmicas
logró perturbar la composición de la capa gaseosa, que expulsó sus fluidos
hacia la superficie, acarreando barro y rocas. Así las cosas, los especialistas
han pronosticado que la isla permanecerá a flote durante aproximadamente un
año, para luego hundirse hasta las profundidades de las que emergió.
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