- Investigador resalta el valor profundo de la muerte entre la ancestral civilización.
Mérida, Yucatán.- Los ritos y costumbres funerarias mayas
reflejan una concepción sagrada de la muerte dentro de la cosmovisión de ese
pueblo, ya que no se le concibe como un suceso fatal, sino como un paso natural
del ciclo de la vida que permite perpetuar la memoria y descendencia del
difunto, aseveró el historiador Lázaro Tuz Chi.
Durante su participación en el Festival Internacional de la
Cultura Maya (FICMaya) 2013, el especialista egresado de la Universidad
Autónoma de Yucatán (UADY) señaló que dentro del pensamiento de la ancestral civilización la
percepción de la muerte es compleja, pero se pueden descubrir algunos matices
mediante las prácticas mortuorias.
“El maya es sencillo, no necesita tanta parafernalia para
manifestar el amor por sus difuntos. Las tradiciones heredadas de nuestros
ancestros sobre la muerte las continuamos a través de una diversidad de ritos y
ceremonias que impiden extinguir la memoria del occiso y darle continuidad
histórica a su imagen en el universo”, puntualizó el ponente, originario de
Pomuch, Campeche.
El también doctor por la Universidad de Salamanca, España,
precisó que aunque la muerte entre los descendientes de ese pueblo
prehispánico tiene una concepción
sincretizada cristiano-maya, está plagada de percepciones espirituales
ancestrales recreadas mediante costumbres que permiten representar ese suceso
sagrado e inevitable dentro de la vida de cualquier persona.
En su conferencia denominada “Tradiciones funerarias mayas”,
impartida en la Casa de la Historia de la Educación de la entidad, el académico
refirió varias prácticas funerarias que se llevan a cabo en la Península de
Yucatán, entre las que mencionó kátab t’aan (la petición de la palabra al
difunto) en la zona henequenera del estado; el p’oob baa’ (limpieza de los
santos restos) en Pomuch y el baño del fallecido que se realiza en Nunkiní,
Campeche, cuya agua se utiliza posteriormente para hacer el chocolate que se
sirve a los invitados al velorio.
En el caso de Pomuch, dijo, esa ceremonia solemne de
limpieza de los santos huesos de los ancestros no sólo permite expresar una
percepción sobre la muerte, sino que también es una forma de cohesión social y
familiar, porque el difunto vuelve a reunir a sus seres queridos en torno a su
figura y refuerza los lazos de unidad entre ellos.
Ante una nutrida concurrencia, Tuz Chi indicó que la tradición
funeraria maya está definida a partir de un orden social del universo, por lo que la muerte es considerada un ente
sangrado que reconoce su existencia como elemento real en la vida del ser
humano.
“La sociedad maya actual es recipiendaria de un alto conocimiento
ancestral sobre este fenómeno que representa el paso de un estado físico a uno
espiritual, mundo que se recrea a través de los mitos y ceremonias”, abundó.
El conferencista manifestó que para que se continúe
reproduciendo la tradición ancestral en este tema es necesario mantener viva la
presencia del ser inerte, por lo que se requiere que la sociedad
occidentalizada respete el descanso eterno de sus difuntos para no extinguir su
memoria y darle la continuidad histórica de su imagen en el universo.
Por último, el académico, quien ha realizado trabajos en el
Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pidió evitar institucionalizar
las ceremonias mayas de los muertos para no perder su concepción más profunda.
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