Eduardo Ibarra Aguirre |Utopía
A lo largo de más de una década aquí se documenta tres veces
a la semana que el de réplica es un derecho básico, cuasi sagrado, de los
lectores. Y que su ejercicio generalizado cambiaría de raíz al periodismo y los
medios. Doy paso, por ello, a los reclamos de Carolina Verduzco:
“¿Solicito aclaración sobre Corre la Voz. Estimado Eduardo:
Valoro mucho que te hayas ocupado de contribuir a la difusión de materiales
periodísticos relativos a nuestro compañero e indiscutible dirigente Raúl
Álvarez Garín y te agradezco que entre ellos hayas incorporado el artículo que
me hizo favor de publicar La Jornada, el pasado 27 de septiembre.
“Leí también tu artículo en Utopía, en el que te refieres a
cómo conociste a Raúl, a tu relación (con) él y a una parte de su obra. Me
llamó la atención que afirmes algo sobre su participación en el semanario que
dirigí desde 1989 y que después de casi 14 años nos vimos obligados a
suspender. Me refiero al párrafo donde afirmas:
“‘Desde Corre la Voz, periódico que animaba Raúl aunque no
apareciera como director, acaso (las negritas son mías: EIA) por ser parte de
su estilo personal, el soldado y el editor sentimos, en el momento más
necesario, la solidaridad del equipo que hizo posible aquel medio alternativo
que podía uno adquirir en cualquier tren del Metro.’
“Desde luego que Raúl animaba la publicación, al igual que
animaba los distintos ámbitos en los que se encontrara, pero te pregunto: ¿Qué
quisiste decir cuando dices que él no aparecía como director, acaso por su
estilo personal? ¿No te parece que con esta afirmación estás insinuando que yo
estuve jugando el papel de “Juanito”, o “Juanita”, como suelen denominarse en
la jerga política a las personas que se prestan a aparecer, sólo formalmente,
como las autoras de lo que en realidad hacen otras? ¿No te parece que si así
hubiera sido, eso me caracterizaría como alguien que sin el menor asomo de
modestia y con afán de lucimiento fuera tan arrogante como para llegar a mentir
con tal exceso? Y peor aún, mucho peor: ¿Si eso hubiera sido un estilo personal
de Raúl, no hablaría muy mal de él? Si eso es lo que quisiste decir: ¿En qué te
basas, o al menos dime y diles a tus lectores qué te hace suponer que semejante
cosa haya ocurrido?
“Debo decirte que entiendo que muchas personas que valoraban
positivamente la labor de Corre la Voz, y que además conocían aunque fuera un
poco las capacidades de Raúl les resultara muy natural y dieran por hecho que
el órgano periodístico en el que militó durante tantos años fuera dirigido por
él; que ni siquiera revisaran el directorio, e incluso que habiéndolo revisado
se les olvidara, y por ello se refirieran a Raúl como su director; pero eso que
pudiera interpretarse como algo relativamente explicable, es muy distinto a
afirmar o a sugerir que aunque no apareciera como director, en realidad sí lo
fuera.
“Por lo que a mí me toca, y sobre todo, de manera muy
especial, por el respeto que le debemos a Raúl y a la honestidad política que
siempre lo caracterizó espero tu respuesta y te reitero mi reconocimiento por
los materiales que estás difundiendo, no sólo con buena fe, sino también con el
cariño que estoy segura le tuviste a nuestro enorme e insustituible dirigente
político. Carolina Verduzco”.
Usé el adverbio “acaso” en el párrafo en cuestión y éste
“Indica la posibilidad o creencia de que sea cierto algo que se dice, aunque se
tienen dudas sobre ello”. Nada más tengo que agregar.
Como el texto de Carolina circuló en internet antes de ser
registrado aquí, produjo reacciones de las que vale la pena rescatar la de
Alejandro Raúl Álvarez, quien sostiene: “¡Bien dicho, Caro. Pero más todavía:
si se cruzan las actividades de Raúl en aquel periodo, también se podrá ver que
no hubiera podido andar con todo encima, por muy dirigente que fuera! La
retórica sobre las virtudes de un dirigente, cuando se muere, acaban por atribuirle
todo a el solito. En el caso de Raúl, que duda cabe de que se supo acompañar de
gente inteligente, trabajadora y creativa, por eso se pudieron hacer tantas
cosas con tan poca gente (…)”
Ni en mis tiempos de militancia adolescente, allá por 1966,
y hasta 1986, y mucho menos después, atribuí a dirigente político o social
alguno, vivo o muerto, extranjero o mexicano, carácter de “indiscutible” y
menos aún “de atribuirle todo a el solito”, porque considero que las
organizaciones de las izquierdas, comunista y socialista son, entre otras cosas
esenciales, obras colectivas de militantes, dirigencias y simpatizantes, por
virtuoso y carismático que sea el dirigente principal.
Acuse de recibo
Por el contrario, para la médica familiar del IMSS y
colaboradora del Diario de Xalapa, Abigail Bello Gallardo, fue “sorprendente,
fuerte y necesaria su utopía 1449. Raúl Álvarez Garín (29-IX-14). Muchas
gracias periodista Eduardo Ibarra Aguirre por enseñarnos algo nuevo en cada
Utopía. Y en efecto, con Raúl Álvarez Garín, se fue un poco de cada uno de
nosotros”.
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