- Siempre hizo propuestas de avanzada y su obra en general enaltece la cultura del arte mexicano: Sebastian
- Tres esculturas semiabstractas del artista mexicano se exhiben en la ciudad de Nueva York
México, DF.- El dibujante, pintor, escultor, y escenógrafo
Juan Soriano (Guadalajara, Jalisco, 8 de agosto 1920 – México, D.F, 10 de
febrero 2006) es considerado uno de los artistas imprescindibles para pensar la
cultura mexicana del siglo XX; cuyo talento y personalidad hizo que escribieran
sobre él Juan García Ponce, Sergio Pitol, Octavio Paz, Julieta Campos, Carlos
Monsiváis, Elena Poniatowska, entre otros.
El artista, a quienes sus padres le dieron el nombre de Juan
Francisco Rodríguez Montoya, en opinión del escultor Sebastian, es un
importante representante de la plástica mexicana.
A nueve años de su fallecimiento, la obra de Juan Soriano ha
estado presente al exhibirse a lo largo del país sus creaciones pictóricas y
escultóricas en diferentes muestras, y su obra escultórica monumental está
dentro de paisaje artístico de la ciudad de México, Guadalajara, Villahermosa,
y Monterrey, con esculturas como La Paloma (1991), Luna (1993), Ola (1993) o
Dafne (1998).
Actualmente tres representaciones semiabstractas creadas por
Soriano en el año 2005 se exhiben en la Plaza Dag Hammarskjöld de Manhattan en
Nueva York: Pájaro III, Pájaro de dos caras, y Paloma de bronce, aves que
superan los tres metros de altura y las cuales permanecerán hasta el 30 de
abril próximo.
El escultor Sebastian, en entrevista con Conaculta, expuso
que Juan Soriano produjo una obra que ha representado a México de manera
excelsa a nivel internacional. “Además de la gran pintura que realizó, en sus
últimos años demostró su capacidad escultórica. Las primeras piezas que le
conocí fueron cerámicas extraordinarias, pasó a los bronces monumentales e hizo
colecciones muy grandes de producción monumental, es una figura absolutamente
reconocida a nivel internacional y nacional”, destacó Sebastian.
El poeta Octavio Paz decía que la obra de Juan Soriano era
la afortunada fusión de las tres potencias del arte: la tradición, la fantasía
y la imaginación visual, en ese sentido el artista plástico Sebastian calificó
como extraordinaria la fantasía del creador de la escultura Luna.
En opinión del miembro de El Colegio Nacional, Vicente Rojo,
el legado de Juan Soriano es importantísimo dentro de la pintura mexicana. “El
hecho de que su obra se mantenga vigente radica en la gran calidad que tenía su
trabajo, esa es la manera en la que una pintura puede trascender”.
El escultor nacido en Barcelona, España, en 1932 destacó que
Juan Soriano tuvo el valor de romper en determinado momento con toda esa
trayectoria que tenía dentro de la Escuela Mexicana de Pintura para crear
formas muy personales.
“De Juan Soriano me parecen muy valiosos todos los retratos
que hizo de Lupe Marín. Fue una época muy rica y atrevida, creo que en
algún momento debería verse toda esa
obra reunida”, indicó Vicente Rojo.
En la década de los años treinta Juan Soriano realizó
retratos, en los que exploraba el espíritu del retratado. Hacia 1940 hizo
varios bodegones con ecos de la pintura decimonónica, provinciana y
costumbrista, en donde las madréporas, frutas, caracoles, y calaveras son parte
de su capacidad inventiva.
Entre 1942 y 1950 Juan Soriano privilegió el retrato y le
realizó a Lola Álvarez Bravo, María Asúnsolo, y Pita Amor. A partir del año
1950 recibió diversos galardones, montó exposiciones y tuvo el reconocimiento
creciente de la crítica, lo que se tradujo en años de intenso trabajo en los
que pintó, esculpió, dibujó, y diseñó escenografías y vestuarios para montajes
de danza y teatro.
En su obra pictórica también hizo alusión a la tierra, al
mar, al aire, a animales como perros, gatos, cocodrilos, caballos, aves, y
murciélagos. En los años 1961 y 1962 se dedicó a pintar una serie de Lupe Marín
que se consideró un trabajo consagratorio de Soriano, y cuya etapa significó
una indagación en el abstraccionismo.
Cuando se fue de México y se sumergió en un mundo artístico
transnacional más amplio en Roma, París y otras ciudades, su arte comenzó a
mostrar evidencia de la inspiración en las abstracciones del informalismo
español, del tachismo francés y del expresionismo abstracto de Norteamérica.
“El color de sus pinturas está muy unido a los pintores de
la época. Después de venir con una gran influencia de la Escuela de París él da
un vuelco a retomar la tradición mexicana y se sienta en su color y forma, en
el reconocimiento de lo que es la raíz de la pintura mexicana”, señaló el
artista plástico Sebastian.
Para el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014 en el área
de Bellas Artes, Arnaldo Coen, Juan Soriano se expresó en sus inicios de una
forma muy clásica para luego cambiarla a finales de los cincuenta. “De alguna
manera abrió un camino junto a un grupo de gente, para rescatar lo que es una
visión universal del arte”, refirió.
“Creo que Juan Soriano aportó muchísimo en esa transición
que llamaron de la ruptura, que pienso más bien fue una transición de un grupo
de artistas que no se sumaron al movimiento nacionalista en México”.
El pintor y escultor dijo que Juan Soriano se dio la
oportunidad de experimentar varias cosas, lo que reafirma la creatividad que tuvo.
“No se estancó en una sola época o en un solo estilo que ya supuestamente había
conquistado, fue un gran experimentador.
Se dio la libertad de experimentar en varias épocas, en diferentes
estilos, creo que no hay que tratar de encontrar en su obra una singularidad”,
expresó Arnaldo Coen.
El miembro fundador del Salón Independiente en 1968,
describió a Juan Soriano como un artista de gran calidad en todas sus épocas.
“A mí particularmente me gusta su trabajo de finales de los cincuenta, donde
incursiona un poco más hacía el abstraccionismo y semiabstraccionismo. Maneja
elementos esquemáticos que evocan un poco el movimiento de vanguardia de
principios de siglo XX y que de alguna manera retoma para regresar a una
espontaneidad y frescura con las que encontró su propia caligrafía, un mundo de
expresividad que enriqueció el colorido y las formas. Juan Soriano fue un gran
espectador, nos enseñó a ver y nos abrió la puerta para encontrar nuestra
propia, detalló Arnaldo Coen.
Vicente Rojo dijo en entrevista que Juan Soriano fue para él
un importante maestro. “Aunque mi propuesta artística no tiene que ver con lo
que él hacía, yo siempre lo tuve presente a la hora de hacer mi trabajo, era
uno de los pintores a los que yo quisiera acercarme”.
Vicente Rojo Almazán recordó cuando se alojó en la casa de
Juan Soriano en París. “Yo salía temprano y veía que Juan ya estaba sentado
frente a un caballete con unos modelos, tenía una manzana, un vaso y algún otro
elemento. Al volver por la tarde Soriano ya había transformado lo que tenía, el
vaso si era azul, en ese momento ya era verde, la manzana era una pera. Me
gustaba mucho ver cómo iba ajustando lo
que necesitaba de acuerdo a un tema concreto, me emociona la capacidad que
tenía de hacer ese movimiento en su obra”.
El escultor Sebastian recordó que con Juan Soriano compartió
mesas redondas y foros. “Era hombre de gran humor y carisma. Muy simpático,
siempre fresco, tenía una manera de ser a veces muy agresiva y bastante
irónica, pero eso le daba una personalidad especial. Nunca dejó de ser el gran
artista, nunca vi una pieza en la que flaqueara y se viera mediocre, siempre
estuvo haciendo propuestas de avanzada y su obra en general creo que enaltece
la cultura del arte mexicano”, puntualizó.
Juan Soriano murió el 10 de febrero de 2006, a la edad de 85
años. Recibió un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes.
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