- Representantes de cinco países comparten sus historias con niños, jóvenes y adultos hasta el 25 de julio
El evento reunió a representantes de diferentes
nacionalidades: Marcela Sabio, de Argentina; Alexandra Beugnet, de Francia;
Rubén Corbett, de Panamá, y Moisés Mendelewicz, de Costa Rica, quienes compartieron sus historias con el público.
Armando Trejo, director general del Foro Internacional de
Narración Oral (FINO), señaló que el protagonista no es el narrador, sino el
cuento y los asistentes que acuden a escuchar las historias es como si las
estuvieran leyendo en la voz y los gestos del narrador que lo cuenta.
“Lo más importante es que apelamos a su imaginario y a su
creatividad. Es un arte que cada vez más recupera su jerarquía. En los tiempos
de las tribus el personaje más importante y más respetado después del guerrero
y el jefe era el cuentero, porque tenía el don de la palabra y mantenía los
usos y costumbres junto con la identidad; por eso la importancia de recuperarlo
ahora de una manera artística y estética que no es un divertimento, sino un
arte en sí mismo”.
Destacó que el
público se ha incrementado de manera considerable a lo largo de la historia del
festival y ha existido una preocupación por tener continuidad con la presencia
de narradores profesionales con una formación sólida.
En ese sentido, Armando Trejo aseguró que en el último año
ha aumentado el número de jóvenes narradores universitarios, gracias a un
programa impulsado en conjunto con la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM).
Esto permite un encuentro intergeneracional con los alumnos
de los talleres del FINO La voz de la memoria y Temprano cuentan los abuelos,
conformado por adultos mayores, quienes han actualizado tanto su gusto por la
literatura contemporánea como por escribir sus nuevas historias.
“El festival está enfocado a un público de jóvenes y
adultos, porque creemos que se había perdido la figura de un narrador en este
sector, mientras los niños cuentan con una amplio número de cuentacuentos. La
narración oral no tiene que ver sólo con los niños”.
Un aspecto importante es que la mayoría de la gente tiene
los recursos y las herramientas para ser cuentacuentos, pues sólo se necesita
la palabra, la voz y el gesto, sin necesidad de teatralizar o memorizar.
“Sólo hay que tener una formación y base sólida de ciertas
técnicas para mantener un discurso que se reinventa y se improvisa a partir de
un texto sin que esté memorizado. No es un monólogo, no hay que declamar,
aunque sí hay que ensayar para practicar y presentarlo en público”.
Algunos de los espacios culturales y académicos que
albergarán al festival hasta el 25 de julio serán el Centro de Creación
Literaria Xavier Villaurrutia y la Capilla Alfonsina, del INBA, el Instituto
Mora, Palacio Nacional, el Centro Cultural de España, el Centro Cultural Bella
Época del Fondo de Cultura Económica; la Casa de la Primera Imprenta de la
Universidad Autónoma Metropolitana, el Museo Casa de Carranza del Instituto
Nacional de Antropología e Historia, el Faro de Oriente y el Papalote Museo del
Niño.
En el marco de la inauguración de la edición 26 Festival
Internacional de Narración Oral Cuéntalee se entregaron los reconocimientos
FINO-México a las investigadoras y narradoras orales Elsa Oralia González, de
México, y Graciela Anzola de Venezuela.
El público abarrotó la Sala Manuel M. Ponce, por lo que los
cuentacuentos también ofrecieron sus relatos en la Sala Adomo Boari.
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