- Los oratorios de la comunidad de Santa Elena datan del siglo XVI y servían como espacios donde los mayas se encomendaban para tener una buena travesía
- Durante dos temporadas de campo, 40 hombres y mujeres, bajo supervisión de expertos del INAH, realizaron labores de conservación en seis santuarios
Mérida, Yucatán.- Un conjunto de ermitas orientadas hacia los puntos
cardinales de Santa Elena, comunidad yucateca a medio camino entre los sitios
arqueológicos de Uxmal y Kabah, ha sido recuperado por sus habitantes con
asesoría del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), informó el
arqueólogo José Huchim Herrera.
Mencionó que estos trabajos de rehabilitación pretenden
detonar un proyecto más amplio a fin de valorar no sólo su patrimonio
edificado, sino tradiciones que el poblado aún conserva, incluso desde la época
prehispánica.
Los pequeños oratorios de Santa Elena (el mayor de ellos
mide 8 m de largo por 5 de ancho) datan del siglo XVI y, aunque representan un
patrón arquitectónico europeo (en el Mediterráneo también se encuentran
santuarios a las salidas de los pueblos), son testigos en piedra de las maneras
en que los mayas yucatecos se encomendaban para sortear peligrosas veredas y
malas personas.
Recordó que en varios lugares de la Ruta Puuc (“serranía” en
maya yucateco) permanecía hasta hace unas décadas la costumbre prehispánica de
colocar nueve cantos sobre una piedra lisa y larga. Esta práctica, sumada a
oraciones propias para la ocasión, auguraba una travesía segura.
Durante dos temporadas de campo y con la participación
activa de 40 hombres y mujeres de la comunidad, se realizaron labores de
conservación en seis ermitas que conducen, respectivamente, hacia Ticul (este),
Campeche (sur), San Juan (suroeste) y Muna (oeste), así como a milpas y
parcelas localizadas al norte de Santa Elena.
Estos sencillos monumentos, conocidos también como
“humilladeros”, constan de un acceso frontal que abre hacia un reducido atrio
delimitado por muros bajos, y al fondo se halla un altar con arco de medio
punto. Sobre la peana (base) debió estar colocada originalmente una cruz, explicó
José Huchim, director del proyecto Plan de Manejo de Uxmal y la Ruta Puuc.
Antes de su intervención, los oratorios de Santa Elena
estaban deteriorados. No obstante, los pobladores mismos contribuyeron a
consolidar núcleos en muros y bóvedas de medio punto; aplicaron polvo de cal
para secado de humedad; colocaron pisos de sacrificio para proteger los estucos
originales y aplanaron los exteriores de los arcos de medio punto. Hoy las
ermitas se ven encaladas y brindan una agradable imagen urbana.
De este modo, la gente fue reapropiándose de su patrimonio,
y algunos comenzaron a recordar los rezos y el ceremonial (producto de la
religiosidad popular) que a veces se realizaba en estos humildes espacios. Para
complementar esta parte, los antropólogos se darán a la tarea de recoger estos
testimonios, especificó José Huchim.
La conservación de los oratorios forma parte del Plan de
Manejo de Uxmal y la Ruta Puuc, programa que desarrolla estrategias que buscan
impactar directamente en las poblaciones cercanas de estas zonas arqueológicas,
inscritas en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
La mejora de la imagen urbana en Santa Elena abarcó trabajos
de preservación en sus albarradas, en el huerto y la casa cural, sus templos
(del siglo XVI y XVII) y la antigua noria. Cabe mencionar que los recursos
provinieron del Programa de Empleo Temporal, de la Secretaría de Desarrollo
Social.
A partir de la dignificación de toda el área, es factible
conformar un circuito de visita que lleve a los turistas a conocer con mayor
profundidad este histórico poblado. Un profesor será el responsable de
capacitar a jóvenes de la comunidad para que ofrezcan estos recorridos, comentó
el director del sitio de Uxmal.
Para José Huchim este pueblo, que originalmente se llamó
Nohcacab (“La Gran Villa”), aún mantiene aspectos vernáculos, desde el adorno
de las casas hasta la celebración de festividades con antecedentes
prehispánicos, una de ellas es el “Baile del Pavo”, que se celebra en enero.
Tras 20 días, éste remata con una comilona en la que se sacrifican un centenar
de guajolotes y seis cerdos de 300 kilos.
El potencial del patrimonio material e inmaterial de Santa
Elena lo convierten en un sitio idóneo para desarrollar estrategias que detonen
el desarrollo social y económico de la Ruta Puuc, más allá de la derrama que
generan los sitios arqueológicos, concluyó José Huchim Herrera. (Foto Mauricio
Marat, INAH.)
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