- El autor comparte en la FILEY los obstáculos que sorteó antes de publicar “Flor Negra. El Címbalo de Oro”.
Mérida, Yucatán.- Ante la presencia de un centenar de
personas, en su mayoría jóvenes estudiantes que se encontraban en la FILEY como
parte de sus visitas escolares, Ramón Valdés Elizondo presentó su libro “Flor
Negra. El Címbalo de Oro”, y compartió los elementos que componen su obra y que
la hacen diferente de otros libros del género fantástico.
El escritor, radicado en Mérida, calificó su libro como “un
viaje único” que narra la historia del hechicero Ajbeh y la joven Nicté, y que
rompe con los elementos comunes de las historias fantásticas pues está
impregnado el ambiente medieval lleno de caballeros, princesas y dragones.
“El texto es una irreverencia, se niega a seguir el modelo
de normas impuestas por la literatura anglosajona. Nosotros en Latinoamérica no
tenemos que estar copiando lo que hacen los europeos y podemos generar
literatura fantástica de alto nivel”, comentó.
El autor comparó diversos personajes fantásticcos como los
brujos, hombres lobo, zombis y hasta unicornios, con su equivalente en los
mitos y leyendas del Mayab. Incluso, dijo que muchos de éstos ya existían desde
tiempo atrás en el mundo maya como el
Itzam Can Aín o El Horror de Oxkintok, quien pervertía las mentes de los
hombres al igual Cthulhu, creado por el escritor H.P. Lovecraft, reconocido en
el género de terror, 400 años después.
Ramón compartió que “Flor Negra. El Címbalo de Oro”, también
es novela cultural que nos enseña acerca de nuestras propias raíces y nuestra
mitología.
Dijo que el desarrollo de ésta novela le llevó cuatro años,
y que el trabajo en toda la trilogía conformada por los libros “El Rey Adivino”
y “La Hija de la Noche”, ésta última aún por publicarse, sumaron seis años.
El también pintor compartió con los estudiantes que antes de
cumplir el sueño de publicar su primer libro, tuvo que realizar una tarea de
investigación de muchos años y recibió 38 rechazos editoriales, por lo que
alentó a los jóvenes a no dejar de luchar por los sueños.
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