- Diputada impulsa iniciativa para exentar del ISR a comunidades indígenas con actividad artesanal
La legisladora por Oaxaca, secretaría de la Comisión de
Población, impulsa reformas a las leyes Federal para el Fomento de la
Microindustria y la Actividad Artesanal, y del Impuesto Sobre la Renta, a fin
de que los artesanos que soliciten su inscripción en el Padrón Nacional de la
Microindustria les sean simplificados los trámites administrativos y concedan
facilidades para su desarrollo y fomento en la actividad artesanal.
La iniciativa, turnada por la Permanente a la Comisión de
Desarrollo Social, con opinión de la de Hacienda y Crédito Público de la Cámara
de Diputados, exenta del Impuesto Sobre la Renta (ISR) a las comunidades
indígenas que se dediquen a la actividad artesanal.
La reforma precisa que la Comisión Intersecretarial para el
Fomento de la Microindustria, deberá promover el reconocimiento, la protección
y la conservación del patrimonio cultural de las artesanías de comunidades
indígenas en todas sus manifestaciones primigenias de sus lenguas, usos y
costumbres.
Señala que, en la actualidad, cerca del 80 por ciento de los
artesanos tiene entre 40 y 80 años de edad; 15 por ciento se encuentra entre
los 25 y 40 años y sólo 5 por ciento tiene de 5 a 20 años. Esto significa que
“nuestra mano de obra productiva artesanal envejece y surgen brechas
generacionales muy amplias de una a tres generaciones”, afirmó la legisladora.
Aunado a ello, continuó, más de la mitad de la población del
gremio artesanal, 52.3 por ciento, gana menos de un salario mínimo, por lo que
muchos jóvenes ya no participan en dicha actividad en la misma proporción que
otros grupos de edad, según el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías
(FONART).
De acuerdo con especialistas en la materia, la actividad
artesanal enfrenta diversos desafíos para su desarrollo, entre los que destacan
los altos costos de la materia prima y la falta de capital para proveerse, así
como la introducción de productos manufacturados con alta tecnología y de forma
masiva que se ofrecen como artesanías.
Además, afrontan las exigencias del mercado que imponen
diseños ajenos a las tradiciones y al contexto artesanal nacional; la presencia
de intermediarios, y la dificultad por conservar elementos culturales
ancestrales.
Estos trabajadores se enfrentan al regateo de sus productos
que hacen acaparadores locales, mayoristas, turistas, coleccionistas y demás
consumidores; el trabajo artesanal es un oficio que no se valora en su justa
medida, por lo que es común esta práctica.
Aunado a lo anterior, destacó, no todos los artesanos
producen en la misma forma, algunos lo hacen de manera individual, en tanto
otros trabajan con la familia en un taller, por maquila o trabajo a domicilio,
por lo que los programas de desarrollo deben partir de dichas diferencias.
Tannos Cruz enfatizó que a este panorama debe considerarse,
además, la disminución del turismo nacional, situación que han resentido los
artesanos en sus ventas.
Mencionó que la Declaración de las Naciones Unidas sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas establece que estas comunidades tienen
derecho a mantener, controlar, proteger y desarrollar su patrimonio cultural,
sus conocimientos tradicionales, expresiones culturales y manifestaciones de
sus ciencias y tecnologías.
También, a mantener, controlar, proteger y desarrollar la
propiedad intelectual de dicho patrimonio cultural; asimismo, prevé que
conjuntamente con los pueblos indígenas, los Estados deberán adoptar medidas
eficaces para reconocer y proteger el ejercicio de sus garantías.
Por ello, subrayó, es urgente trabajar en la creación de una
ley que dé beneficios directos al artesano y, en consecuencia, a su actividad,
por lo que la iniciativa busca apoyarlos, principalmente a los pertenecientes a
pueblos y comunidades indígenas, a fin de procurar el prestigio y orgullo de
dicho oficio y asegurar la transmisión intergeneracional de estos saberes
tradicionales.
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