- Los 30 especialistas han obtenido 93 núcleos, que consisten en cilindros de roca con un diámetro aproximado de siete centímetros y una longitud de tres metros
La perforación alcanza una profundidad de 760 metros: el objetivo
es llegar a 1,500 el 6 de junio
Mérida, Yucatán.- Las muestras de rocas que se han
recuperado en la Misión 364 Cráter de Chicxulub son de tal calidad que
arrojarán datos de muy alta resolución, expresó con optimismo Ligia Pérez Cruz,
investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e integrante
del equipo mexicano de esta iniciativa.
En conferencia de prensa realizada este día y encabezada por
el secretario de Investigación, Innovación y Educación Superior (Siies), Raúl
Godoy Montañez, la científica compartió que la perforación en torno al sitio ha
sido exitosa hasta el momento.
En este sentido, expuso que aunque los hallazgos son
interesantes, antes de emitir una conclusión, los datos, las muestras y la
información tienen que ser discutidos y analizados a través de un procedimiento
más detallado con la comunidad internacional que participa en este proyecto,
conformada por unos 30 especialistas.
Tras más de 20 días en la plataforma, Pérez Cruz manifestó
que se han perforado unos 760 metros, de los que se obtuvieron 93 núcleos, que
para el momento de su intervención en el evento debían ser ya 100. Éstos
consisten en cilindros de roca con un diámetro aproximado de siete centímetros
y una longitud de tres metros.
Lo que analizamos básicamente son algunas estructuras o rasgos que nos den información de cómo fue el impacto, de cómo era la dirección del cuerpo impactor. También vamos a hacer análisis de geoquímica de isótopos estables como el oxígeno y el carbono, que nos brinden información de cómo ha cambiado la temperatura en el planeta a lo largo de los últimos 65 millones de años”, destacó.
Con las muestras, el equipo podrá realizar análisis
microbiológicos y de ADN para conocer cómo fue el repoblamiento de organismos
después de aquel evento, o si algunos de estos están asociados con sistemas
hidrotermales o con los grandes tsunamis ocasionados por el fenómeno.
La doctora señaló que lo que se hace en la plataforma es
preparar estas evidencias para su estudio en los diferentes laboratorios de las
instituciones académicas participantes, que arrojen información sobre qué tipo
de vida pudo haber en aquel entonces.
Durante el diálogo, el líder del equipo mexicano de
expertos, Jaime Urrutia Fucugauchi de la UNAM, descartó algún tipo de daño
ambiental por los trabajos en la zona, que comenzaron el 8 de abril y se prevé
que concluyan el 6 de junio próximo.
Por su parte, Mario Rebolledo Vieyra, del Centro de
Investigación Científica de Yucatán (CICY), recordó que ha colaborado con el
doctor Urrutia en 1999 y comentó que mañana se integrará a la plataforma de la Misión 364.
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