Nelly Rosa Montes de Oca | Mujeres Ilustres de Yucatán

Me he preguntado muchas veces ¿cuándo y cómo aprendí a amar mi profesión, para dedicarle 52 años de mi vida?

Fue la única mujer integrante de la LI Legislatura del H. Congreso del Estado, en 1988,

La maestra Nelly Rosa Montes de Oca y Sabido (Ticul, Yucatán, 13 de agosto de 1930). Fue la única mujer integrante de la LI Legislatura del H. Congreso del Estado, en 1988, y cuya labor parlamentaria se enfocó primordialmente en legislar a favor de la educación, siendo uno de sus objetivos que más mujeres alcancen el empoderamiento a través de la educación.

Inició su formación en la escuela Primaria “Carlos Castro Morales”, y en la secundaria “Adolfo Cisneros Cámara”. Cursó la carrera de “Profesora de Educación Primaria Elemental y Superior” en la Escuela Normal Urbana “Rodolfo Menéndez de la Peña” de la cual egresó en el año 1949.

En 1971 encontró la oportunidad de continuar con sus estudios profesionales al abrir sus puertas la “Escuela Normal Superior de Yucatán” en donde cursó la carrera de “Maestra en Educación Media en Especialidad de Geografía”.

En septiembre de 1975 llega a la cúspide de su labor como educadora desempeñando el gran proyecto de su vida siendo directora en la Escuela Normal de Educación Preescolar, a la cual consagró 24 años de su vida profesional, al frente de docentes que compartían sus mismos valores y la determinación de brindar educación de calidad para las futuras educadoras de preescolar.

De 1969 a 1984, se integra a la dirigencia de la Sección 57 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, atendiendo varias secretarías y dándole así la oportunidad de trabajar y participar en acciones tendientes a conseguir mejores prestaciones y salarios para el magisterio Estatal.

Asimismo, se desempeñó en diferentes cargos sindicales, administrativos y políticos. Destacando principalmente en el ámbito político, siendo la única mujer integrante de la LI (Quincuagésima primera) Legislatura de este H. Congreso del Estado, cuya labor parlamentaria se enfocó primordialmente en legislar a favor de la educación.

De igual manera, formó parte del Primer Consejo Consultivo del Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del Estado de Yucatán, representando a los trabajadores de la Educación, para posteriormente ser nombrada como su directora general.

Fue condecorada con la medalla al mérito “Ignacio Altamirano” por los 50 años por su noble labor al servicio de la educación, otorgada por el presidente de la república.

No conforme con ello a sus 86 años ingresa a la Universidad Marista para cursar el Diplomado en “Desarrollo Integral del Adulto Mayor”. Actualmente se ha dado a la tarea, desde hace más de un año, de rescatar del olvido las raíces históricas del plantel de la Escuela Normal de Educación Preescolar, a través de la investigación en archivos, revistas, fotografías y notas periodísticas. Asimismo, junto con la maestra Guadalupe Vega Cuevas se encuentra escribiendo un libro sobre la creación de la citada escuela durante sus primeros 25 años de vida.

Discurso pronunciado por la Maestra Nelly Rosa Montes de Oca y Sabido  el 8 de marzo de 2022 al recibir el Reconocimiento “Consuelo Zavala Castillo del  H. Congreso del Estado”, en el marco del Día Internacional de la Mujer.

--"De las etapas de vida del ser humano la vejez es considerada como un período de descanso, de reflexiones y recuerdos y también de cosecha, cuando disfrutamos el producto de la siembra. Así lo compruebo hoy, que en el umbral de mis 92 años vivo este momento como un valioso fruto de mi larga labor magisterial.

Expreso mi más sincero agradecimiento a quienes lo han hecho posible: a las diputadas y diputados integrantes de la lxiii legislatura local y en forma especial a la comisión que me juzgo merecedora de tan importante distinción. Mi gratitud a mis compañeros maestros de la escuela normal de educación preescolar que hicieron llegar la propuesta y especialmente a su directora maestra Lucy Loria Salazar, que por la amistad que nos une me tiene siempre presente.

Me siento muy emocionada y tiene un gran significado para mi, que en el marco de una sesión solemne del Honorable Congreso del Estado y precisamente en esta fecha, en que se conmemora el ”Día Internacional de la Mujer” me convierta en recipiendaria de la medalla que lleva el nombre de la distinguida maestra yucateca Consuelo Zavala Castillo.

En la historia de la educación en Yucatán, durante el período posrevolucionario surgen nombres de maestras que se distinguieron por sus aportes a la educación, con la certeza de ser el medio idóneo para construir un México más justo e incluyente.

Entre ellas destaca con luz propia Consuelo Zavala Castillo, maestra, educadora, feminista de ideas liberales y avanzadas a su época que promueven la participación de la mujer en la vida cultural, económica, política y social del país. Mujer progresista en todos los aspectos, que va abriendo camino a su paso:

  • Fundadora del primer colegio particular laico en nuestro estado.
  • Pionera de la educación del niño preescolar en Yucatán.
  • Promotora de la educación laica y científica.
  • Introductora del método Rebsamen de lecto escritura en educación primaria y de las técnicas del kindergarten de Federico Froebel en la educación preescolar, como resultado de sus estudios en países europeos comisionada por el gobierno estatal.
  • Presidente de la Comisión Organizadora del Primer Congreso Estatal de Educación realizado durante el gobierno de Salvador Alvarado.
  • Participante activa en el Primer Congreso Feminista realizado en Yucatán y primero también en el país.

Muy difícil resulta resumir en unas cuantas líneas la trayectoria de la maestra Consuelo que dedicó su vida a la educación y a la lucha por los derechos de la mujer; pero lo que sabemos es más que suficiente para considerarla como ejemplo a seguir por las generaciones posteriores, que paso a paso, quizá no con la velocidad deseada, vamos ganando espacios para posicionar a la mujer en igualdad de derechos y oportunidades de superación que el hombre.

Me da mucho gusto comprobar que los avances en pro de la igualdad de género son notables en nuestro estado, porque hoy un grupo de jóvenes mujeres que por méritos propios sobresalieron en sus campos profesionales o de trabajo, ocupan 14 escaños en la legislatura local, en tanto que la que les habla fue la única mujer en 1988 en ocupar una curul en la LI Legislatura del estado.

Sin embargo, es necesario reconocer que aún cuando se han alcanzado importantes logros, falta mucho camino por recorrer y la equidad de género en todos los ámbitos está todavía lejos de ser una realidad.

Desde mi perspectiva actual me satisface pensar que he contribuido, con mi granito de arena en la tarea de demostrar que las mujeres tenemos la suficiente capacidad intelectual, emocional y profesional para desempeñarnos en cargos de alta responsabilidad en el gobierno y la política.

Considero también un gran acierto haber elegido el magisterio, que tantas oportunidades de servir a mi estado me ha ofrecido, y recuerdo que en los años cuarenta, para estudiar en Yucatán una carrera, la única opción era la Escuela Normal “Rodolfo Menéndez de la Peña” para la clase media, porque la universidad era de difícil acceso para la mujer. De cualquier modo, mi meta era la docencia, enseñar, dar clases, motivada por la admiración que sentía por mi maestra de gramática española del tercer grado de secundaria Raquelita Dzib Cicero, quería ser como ella y la recuerdo con mucho cariño.

Me he preguntado muchas veces ¿cuándo y cómo aprendí a amar mi profesión, para dedicarle 52 años de mi vida? Y la respuesta la encuentro siempre en el recuerdo de mis niños de primer año, en poblaciones del interior del estado, ellos con sus miradas limpias, interrogantes, con sus sonrisas alegres y confiadas despertaron en mí el deseo de ayudarlos, de guiarlos para encontrar el camino hacia un futuro mejor.

Desde entonces comprendí en su justa dimensión la responsabilidad que implica ser maestro y disculpé a quienes por ignorancia critican y hasta denigran esta carrera considerándola de segunda.

He sido, soy y seré siempre orgullosamente maestra normalista.

Estoy convencida también que esa etapa de mi vida laboral influyó definitivamente en mi formación profesional y fue estímulo para continuar estudiando y posteriormente, en 1975, incursionar en el nivel educativo superior, aceptando el reto de dirigir a la recién creada escuela normal de educación preescolar, en el camino ascendente de su consolidación académica.

Fueron tiempos difíciles por las limitaciones presupuestarias, pero formando equipo con maestras y maestros que perseguían los mismos ideales y objetivos y apoyados por las jóvenes alumnas con su participación en todos los proyectos, la escuela creció en prestigio y aceptación.

Visto a distancia en el tiempo, tengo la satisfacción de haber sido responsable de la formación de 1365 profesoras y 715 licenciadas en educación preescolar, con alto nivel profesional, con amor a su profesión y una cultura humanista con proyección a la comunidad que se comprueba en su desempeño eficiente en los jardines de niños de nuestro estado y otras entidades del país.

El magisterio nos brinda muchas satisfacciones como el ver a nuestros alumnos convertidos en hombres y mujeres de provecho, pero el maestro al igual que todos los trabajadores ha tenido que luchar a través del tiempo para mejorar sus condiciones laborales y tener acceso a una vida digna que satisfaga sus necesidades de alimentación, salud y vivienda.

Por eso me complace haber participado activamente en las luchas sindicales formando parte del equipo de valerosas mujeres que perseguían los mismos objetivos. Más tarde tuve la oportunidad de integrarme a la dirigencia de la sección 57 del SNTE desempeñando distintas carteras durante 12 años lapso de importantes conquistas que como maestra pude disfrutar.

En esta etapa de mi vida que como dije al principio es de recuerdos y reflexiones, vienen a mi memoria vivencias, emociones, y experiencias del pasado y una y otra vez disfruto de nuevo los logros alcanzados y las enseñanzas  que dejaron los errores cometidos y en   un balance general concluyó que si algún mérito reconozco en el desempeño de mi profesión y en los cargos de gobierno sindicales y políticos es haber sido siempre leal a mis principios, ideales y valores aprendidos en el hogar como legado valioso de mis padres Natalia y Manuel.

Con emoción y humildad agradezco y acepto el reconocimiento que generosamente me ofrecen y lo comparto con los miles de maestros y maestras que día a día en el aula, en la ciudades y en los rincones más apartados de nuestro estado ponen su mejor esfuerzo en la educación del futuro ciudadano que México necesita para ser un país donde la justicia, la paz y la equidad permitan su desarrollo.

Para concluir, quiero en este día tan especial dedicado a la mujer hacer llegar un cordial saludo a las mujeres yucatecas, recordándoles que nosotras por el solo hecho de ser mujeres tenemos el derecho en esta sociedad mixta a una vida digna, libre de discriminación, violencia, opresión y acoso, donde las oportunidades de superación sean la regla y no la excepción y donde el respeto sea la base para una convivencia sana y armoniosa, y si para lograrlo hay que continuar luchando, lo haremos por nosotras y por nuestras hijas.

Muchas gracias.

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