Inicia temporada la obra La sangre y sus fantasmas en el Centro Cultural del Bosque

  • Cinco adolescentes se enfrentan a la desinformación y la falta de comunicación con los adultos, mientras exploran el amor, la sexualidad y la amistad

México, DF.- Ser adolescente no es fácil y la falta de comunicación con los padres  puede agudizar esa etapa de búsqueda de identidad, aceptación y transición.
 Cinco jóvenes abordan al amor, la sexualidad, la amistad y la confusión en La sangre y sus fantasmas, obra que inició temporada el sábado 31 de agosto en el teatro El Granero del Centro Cultural del Bosque.
 Andrea enfrenta un embarazo no deseado, mientras dos de sus amigos intentan ayudarla. Su madre la mantiene encerrada en su cuarto sin poder regresar a la escuela y es ahí donde imagina a su novio Santiago, quien se le presenta de manera onírica para cuestionar sus pensamientos.
 Sin embargo, en la realidad, Santiago se niega a asumir la paternidad a temprana edad y prefiere evadirse al lado de su mejor amigo, Diego, mientras ensayan el montaje escolar de la obra Bodas de Sangre de Federico García Lorca.
 En el texto de Javier Malpica, bajo la dirección de Rodolfo Guerrero, miembro del Sistema Nacional de Creadores, la sangre se convierte en hilo conductor de la historia que trastoca, de diferentes formas, la vida de Andrea, Santiago, Emilio, Fernanda y Diego.
 “Es esa sangre interrumpida por un embarazo no esperado, esa sangre derramada ante la posibilidad de un aborto, esa sangre que los intriga y los apasiona, ese vínculo entre padres e hijos”, escribe la dramaturga Bárbara Colio en el programa de mano.
 Con escenas llenas de humor y momentos muy propios de la adolescencia, la obra permite al espectador hacer una reflexión sobre la falta de información que en ocasiones mantiene a los jóvenes con dudas que rara vez obtienen respuesta.
 Las historias de vampiros también juegan un papel interesante al buscar tratar de ser otros e ingresar a un mundo fantástico que podría hacer más llevadera la vida cotidiana
 Sofía Sylwin, Christian Cortés, Hasam Díaz, Sara Pinet y Abraham Jurado interpretan a personajes muy bien delimitados que resultan entrañables. Es el caso de Emilio, un joven que por su sensibilidad tachada de “femenina” y voz suave, sufre bullying en la escuela.
 También está Fernanda, una chica extrovertida y simpática que por desgracia, no cuenta con información confiable para tomar decisiones, al punto de llevarla a realizar los actos más absurdos e hilarantes.
 Sin necesidad de una gran escenografía, la fuerza escénica recae en los actores, quienes en todo momento mantienen el montaje ágil y divertido a lo largo de 90 minutos.
 Dirigida a espectadores de 12 años en adelante, La sangre y sus fantasmas forma parte del Programa de Teatro para Niños y Jóvenes de la Coordinación Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes.
 Es una propuesta de Producciones Niebla de Recreo, compañía nacida en el 2009 bajo la dirección artística de Rodolfo Guerrero, con el fin de explorar en la incertidumbre de la existencia de los niños y adolescentes, para hacer montajes dirigidos a este público que pocas veces encuentra propuestas frescas y actuales sobre las problemáticas que los aquejan.

 La sangre y sus fantasmas se presentará hasta el 17 de noviembre en el teatro El Granero en el Centro Cultural del Bosque ubicado a espaldas del Auditorio Nacional. Funciones: sábados y domingos a las 12:30 horas.

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