De acuerdo con el trabajo de investigación que incluye la
declaración de testigos y pruebas dactiloscópicas en el lugar de los hechos
efectuadas por peritos y agentes ministeriales de la FGE, el móvil del crimen
fue el robo, que redituó al victimario la cantidad de 21 mil pesos, tras la
venta de los muebles que se encontraban al interior del predio, propiedad del
occiso.
Las indagatorias determinan que hace aproximadamente un año,
el indiciado conoció a su víctima, a quien saludaba cada que pasaba por su
predio, lo que derivó en una amistad que acrecentó acudiendo por las noches a
la casa ubicada en el barrio de Santiago, para platicar o jugar a las cartas.
Hace unos meses, el indiciado se quedó sin empleo, por lo
que carecía de recursos para cubrir sus necesidades, por lo que hace dos meses
acudió a una tienda de muebles usados y antigüedades para vender un farol de
hierro, al tiempo de informar al propietario del lugar que un “tío” tenía
varios muebles antiguos que pensaba vender.
En el sitio de muebles antiguos, en donde el sujeto dijo
llamarse Arturo Solís Valencia, informó que entre los artículos había sillones,
sillas, librero, canasto, lámparas, ceniceros, un reloj artesanal, roperos,
vitrinas, mecedoras y un juguetero de cristales cóncavos.
De acuerdo a sus planes, el sujeto se presentó el pasado 10
de octubre por la noche en el citado predio, en donde no tuvo problemas para
entrar, pues el dueño mismo abrió la puerta, tras pensar que se trataba de una
de tantas visitas, al tiempo en que lo invitó a jugar barajas.
Una vez en el sitio, el
indiciado sacó de entre sus ropas un martillo, con el que lo golpeó en
la cabeza infiriéndole varias lesiones, hasta que verificó que su víctima dejó
de moverse.
Tras privarlo de la vida, lo envolvió en una sábana y lo
trasladó a un cuarto de baño que servía a manera de bodega en la parte trasera
del predio, para proceder a lavar el piso ayudado de una manguera, para luego
abandonar el lugar después de la medianoche.
Ya en su casa, el victimario lavó la ropa que traía puesta,
escondió el martillo utilizado y tan pronto amaneció llamó a la casa de
antigüedades, a donde se identificó ahora con el nombre de “Luis Gasque” e
informó que ya había decidido vender sus muebles.
Para tal fin se apersonó al predio del occiso, a donde había
citado a los de la casa de antigüedades quienes recordaron la plática anterior
por lo que preguntaron por su “tío”, sobre el que dijo que “falleció el martes
de un infarto”, al tiempo de añadir que sus familiares habían decido vender los
muebles por la cantidad de 25 mil pesos, suma que luego de breve negociación
quedó en 21 mil.
Luego de recibir el dinero, el sujeto dijo tener prisa por
lo que dejó a los de la tienda de antigüedades embarcando los muebles, momento
en el que un vecino del lugar se le acercó a preguntar por qué estaban sacando
las cosas de la casa, obteniendo como respuesta que era nieto de don Felipe,
que había fallecido de un paro cardiaco, al tiempo de confirmarle que ya había
vendido los muebles y haría lo mismo con la casa.
El vecino, que sabía que el hoy occiso no tenía hijos y
menos nietos llamó a la policía municipal que, al llegar encontró a los dueños
de la tienda de antigüedades con los muebles en la mudanza, quienes jugaron
papel importante en las indagatorias que derivaron en la solicitud de orden de
aprehensión obsequiada por el juzgado primero penal y cumplida por los agentes
ministeriales.
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