- Es un autor que en su juventud representó una liberación en todos los sentidos, dice el especialista Armando González Torres
- Conaculta y diversas instituciones recuerdan al Poeta del alba con diversas actividades conmemorativas
México, DF.- La obra
del poeta Efraín Huerta (Silao, Guanajuato, 18 de junio, 1914-Ciudad de México,
3 de febrero, 1982) continúa viva, festiva y contagiosamente subversiva,
influyendo en diversas generaciones para inducir una idea menos solemne, más
desenfadada y gozosa –aunque no menos rigurosa– de la poesía, asegura el
escritor, ensayista y poeta Armando González Torres, al recordar a El Gran
Cocodrilo en el Centenario de su Natalicio.
El autor de Los
hombres del alba (1944), una de sus obras más destacadas, es uno de los poetas
más leídos por las nuevas generaciones de lectores mexicanos. Fue uno de los
intelectuales mexicanos que destacó por su compromiso con el ser humano y por
su militancia política y poética, siempre intentando enderezar la historia
desde la trinchera de la escritura.
Hizo sus primeros
estudios en León y Querétaro. En la Ciudad de México cursó la preparatoria y
los primeros años de la carrera de leyes. Fue periodista profesional desde 1936
y trabajó en los principales periódicos y revistas de la capital y en algunos
de los estados de la República. Fue también crítico cinematográfico. Perteneció
a la generación de Taller 1938-1941), revista literaria que agrupó entre otros
a Octavio Paz, Rafael Solana y Neftalí Beltrán.
Raquel Huerta-Nava,
hija del segundo matrimonio de Efraín Huerta, considera que su padre se
distinguió por su sana conciencia lírica, por su apasionado interés por la
redención del hombre y el destino de las naciones que buscan en su organización
nuevas normas de vida y de justicia.
“Efraín Huerta es uno
de los poetas más importantes del siglo XX en América Latina. Su exquisito
manejo del arte poética aunado a su vitalidad expresiva lo convierten en uno de
los epígonos de su generación. Es un poeta de ruptura; inmerso en su transcurrir
histórico no duda en utilizar las técnicas neovanguardistas en forma magistral,
creando espacios que no habían sido descubiertos en la expresión poética”,
expresa Raquel, hija de la escritora Thelma Nava, la segunda esposa del poeta.
En su primer
matrimonio, con Mireya Bravo, concibió a sus hijos Andrea, Eugenia y David,
quienes también se han encargado de difundir e investigar su obra. David siguió
sus pasos y además de periodista es un reconocido poeta autor de libros como La
música de lo que pasa (Conaculta, 1997) y Los objetos están más cerca de lo que
aparentan (1990), entre muchos otros.
A decir de Armando
González Torres, la de Efraín Huerta es una obra extraordinaria, imponente en
muchos aspectos y con muy variados registros. Huerta, como todos los autores de
su generación, Octavio Paz y José Revueltas por mencionar a dos, fue muy precoz
tanto en la vida literaria como política.
“La poesía temprana
de Huerta es extraordinaria. Un poco atendiendo a la época, sus temáticas
fundamentales son tanto la Revolución como el amor. No es extraño que una
imagen capital en la obra temprana de Huerta sea el alba, esta idea de nueva
aurora, de renacimiento, de cambio vital, social, la recuperación de la
conciencia después del sueño, todas estas asociaciones que conlleva esta
palabra son evidente en su poesía esperanzada y con un lenguaje muy audaz que
combina la lectura de la tradición española, particularmente de la generación
del 27, con algunos hallazgos parasurrealistas, porque finalmente él no era muy
afecto a este movimiento, pero era alguien con una gran capacidad de la
metáfora excéntrica, pero sobre todo el gran oído, una asimilación muy personal
de las vanguardias y una incorporación incipiente del lenguaje cotidiano y
callejero, que es algo muy raro en esa época”, señaló el ensayista González
Torres.
Efraín Huerta es
conocido como el poeta de la rebeldía, cuya obra recupera cada vez más la
fuerza expresiva al paso del tiempo. Es también el poeta del amor, de la
soledad, la vida y la muerte. También en su obra se puede apreciar su lucha
contra la discriminación racial, la música de los negros, la política y la
Ciudad de México.
Es autor de Los
hombres del alba (1944), uno de los libros cumbre de la poesía hispanoamericana
que marca una ruptura con las formas utilizadas hasta ese momento. En este
libro están incluidos sus primeros libros: Absoluto amor y Línea del alba, así
como su obra publicada en revistas hasta 1944.
En el texto introductorio
a algunos de los poemas de Efraín Huerta, incluidos en la antología poética
Poesía en Movimiento, México 1915-1966, se pueden leer creaciones de las plumas
de Octavio Paz, Alí Chumacero, José Emilio Pacheco y Homero Aridjis, en los que
se describe la poesía de Huerta como una disensión frente a lo establecido, en
la que fluctúan sus sentimientos, lo mismo cuando recuerda un deseo perdido,
que cuando invoca el recinto de la soledad.
“Es un poeta que
logró una madurez y una poesía muy temprana. Su evolución es muy peculiar
porque tiene mucho que ver con su elección política. Tengo la impresión de
Efraín Huerta se dejó llevar por los temas más inmediatos, circunstanciales y
doctrinarios de la política, sin embargo, también tuvo una gran capacidad para
renovarse, para romper con los temas, los tópicos que imponía la doctrina a
muchos escritores militantes, y mezcla de esa renovación son sus grandes
poemas, como El Tajín, y este antídoto del humor que son los poemínimos, que le
permiten una auténtica renovación y un encuentro con las generaciones más
jóvenes y que revelan un Huerta mucho más humano, sabio y escéptico que si bien
sigue siendo progresista, ya no cree en el cambio mágico del hombre y que tiene
una visión antropológica más acida pero también más noble y marcada por el
humor”, precisa Armando González Torres.
De la obra poética de
Efraín Huerta se pueden mencionar Poemas de guerra y esperanza, Tenochtitlán,
1943; Los hombres del alba, Géminis, 1944; La raíz amarga (plaquette, edición
suscrita por Jesús Arellano, Antonio Galván Corona, Thelma Nava, Rubén Salazar
Mallén, Ricardo Salazar y A. Silva Villalobos), e.a., 1962; El Tajín
(plaquette), Cuadernos de Pájaro Casacabel, 1963; Los eróticos y otros poemas,
Joaquín Mortiz, Las dos orillas 1974; 50 poemínimos, Taller Martín Pescador,
1978; Dispersión total (compilación de Thelma Nava y Raquel Huerta-Nava),
Papeles Privados, 1986; Efraín Huerta para universitarios, Conaculta/Programa
de Animación Cultural/Universidad de Guanajuato/Universidad de Durango, 1994;
Órdenes de amor (selección de Raquel Huerta-Nava), Secretaría de Cultura de
Colima/Conaculta, La Mano de Dios, 1998; entre otros.
Además destacan sus
antologías y obra de literatura para niños como Piel de cocodrilo, Ediciones SM
(seleccionado por la Secretaría de Educación Pública para el programa
Biblioteca de Aula), Poesía e Infancia, 2003 y Alma mía de cocodrilo. Efraín
Huerta para niños, SEP/Conaculta, Alas y Raíces a los Niños, 2000.
Colaboró en publicaciones
como Así, Comunidad, Diario de México, Diario del Sureste, El Día, El Heraldo
de México, El Mundo Cinematográfico, El Nacional, El Popular, Esto, La Capital,
Novedades, Pájaro Cascabel, Revista de Bellas Artes, Revista Universidad de
México, entre otras.
Recibió las Palmas
Académicas 1945 del Gobierno de Francia; el Premio Xavier Villaurrutia 1975 por
su obra; el Premio Nacional de Poesía 1976; el Premio Nacional de Periodismo
1978; la Medalla de la Universidad Autónoma de Chiapas 1978; el Quetzalcóatl de
Plata 1977 del Departamento del Distrito Federal.
Efraín Huerta legó a
sus lectores una biblioteca de unos 6 mil títulos, que se encuentra abierta al
público en la Casa del Poeta Ramón López Velarde, en la colonia Roma, y su
archivo epistolar y de libretas de apuntes que fue donado a la UNAM.
Entre las celebraciones que se realizan por el
Centenario de su nacimiento destaca el Gran Cocodrilo Fest, organizado por la
Dirección General de Publicaciones del Conaculta, el Instituto Nacional de
Bellas Artes, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, el Fondo de
Cultura Económica. En este festival se contempla la develación de una
escultura, desfile, lecturas colectivas y conciertos.
El Fondo de Cultura Económica celebrará con
nuevas ediciones y reediciones de la obra literaria de Efraín Huerta,
incluyendo su poesía reunida, un libro para niños, una iconografía y una
antología que recoge sus escritos periodísticos.
Este esfuerzo
editorial pondrá de nueva cuenta en circulación toda la creación literaria de
El Gran Cocodrilo, poeta inefable que retrató en sus versos y en su crítica a
la gran Ciudad de México, con sus problemas y vaivenes.
No hay comentarios.
Publicar un comentario