- Los efectos terapéuticos y sanadores de la danza y la música, tema abordado en el Cenart
México, DF:- Los efectos terapéuticos y sanadores de la
danza y la música fueron discutidos en la mesa redonda Terapia y Pathos en la
Música y la Danza, la cual se llevó a cabo en el primer día del Seminario Arte
y Ciencia: Terapia y Pathos en el Arte, la tarde de este jueves 19 de junio en
el Centro Nacional de las Artes (Cenart).
El profesor en neurología, Horacio Sentíes explicó la
resiliencia, esa capacidad de las personas para sobreponerse a periodos de
dolor emocional y situaciones adversas.
A través de diversos ejemplos en la historia de la música,
el también pianista abordó la forma como los artistas superan alguna enfermedad
y son productivos con la ayuda del arte.
Destacó que sus padecimientos no impidieron que se
convirtieran en grandes compositores y ejecutantes, por lo que la frase: “La
enfermedad da tanto como quita” resulta ilustrativa. Es el caso de Mozart,
quien padeció Síndrome de Tourette; Mussorgsky padeció alcoholismo que lo dejó
con síndrome demencial o Schubert diagnosticado con sífilis.
En tanto, el embajador Héctor Vasconcelos señaló que entre
la creatividad musical y las perturbaciones emocionales no hay una relación
casual, sino de causalidad; después de la segunda mitad del siglo XVIII es
cuando la música se convierte en una expresión individual en la que influye la
biografía del compositor.
“A partir de Bach la creciente presencia del compositor como
individuo y su biografía particular, el carácter, las patologías y estados
anímicos, inciden en su música y en el periodo romántico; es la expresión
sonora de sus vidas, retrato de sus ánimas y patologías mentales”.
Señalo que Mozart es el primer compositor a quien relacionan
su vida con sus obras, mientras que con Schumann sus piezas “no son otra cosa
que sus obsesiones, estados de ánimo, personalidad fragmentada, carácter
maniaco depresivo o bipolar”. Sonata para piano en La menor. La flauta mágica,
gran alegoría a la masonería, y en su Misa de réquiem revela la premonición de
su muerte.
Para el asesor de la UNAM también existe un efecto en los
ejecutantes, quienes incluso pueden tener motivos psicológicos que les impidan
interpretar la música de ciertos compositores.
“La condición
psicológica es un elemento inextricable, tanto del creador como del recreador
musical, no se trata de algo que pudiera o debiera ser corregido o hacerse a un
lado de la creatividad artística. La psicología personal de un compositor o de
un ejecutante forma la parte única e irrepetible de un artista, es parte del
tejido mismo de una obra”.
En tanto, el violinista Samuel Máynez habló de la influencia
positiva de la buena música en las personas y, en general, los seres vivos.
Aunque reconoció que la distinción que separa una mala
música de aquella compuesta con criterios artísticos es un compuesto en el que
aún no existe consenso, argumentó: “La buena música debe tener originalidad
rítmica, innovación armónica, solidez estructural y variedad melódica, todo lo
demás son engaños que acaso deberían vetarse de los escenarios”.
Aseguró que de acuerdo con investigaciones y estudios se ha
demostrado que las moléculas de agua son sensibles a las palabras y a la
música. Con los geranios, escuchar música de Bach los hace crecer con vigor
inusitado.
“Con tres horas de
acid rock a un volumen considerable las petunias y magnolias mueren a las
cuatro semanas. Una suerte similar les depara la música atonal y aleatoria”.
En el caso de los animales, existen pruebas en Estados
Unidos que las vacas aumentan su producción de leche si escuchan buena música,
mientras que estudios con ratas francesas revela un sufrimiento ante la música
atonal.
Evocó a Confucio, quien decía que la música tiene la
facultad de moldear el carácter y las palabras de Platón insistían que el arte
sonoro no debe generarse para crear placer irracional.
“La buena música es
la que favorece buena vida”, dijo el profesor del Conservatorio Nacional.
Por su parte, el codirector artístico de Stuart Pimsler
Dance & Theater, Stuart Pimsler, abordó la forma como su compañía se apoya
de la danza para desarrollar talleres en hospitales de diversas partes del
mundo, incluyendo México, donde realizaron proyectos en el Hospital Xoco e
Infantil.
A través de fragmentos de un video demostró el trabajo
realizado con sobrevivientes de infarto en Estados Unidos, con el fin de crear
una coreografía en la que se plasman las sensaciones experimentadas segundos y
minutos antes del ataque cerebrovascular.
Mencionó que el arte sirve como una manera de enseñarnos
sobre nuestras limitaciones: “Se trata de mirar la historia personal del
paciente y que platiquen entre ellos para que se sientan más conectados con sus
historias.
“Nuestros programas
tratan de encontrar la expresión creativa reflexionando sobre los problemas que
surgen de los intereses particulares de cada comunidad”.
El Seminario Arte y Ciencia: Terapia y Pathos en el Arte
continuará este 20 de junio en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de
las Artes con un programa académico y artístico que puede seguirse a través de
la página: www.cenart.gob.mx/arteyciencia/
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