- Jorge Volpi, Sabina Berman y Anamari Gomís participaron en el Seminario Arte y ciencia: Terapia y pathos en el arte
México, DF.- La importancia y el origen del habla; la
ficción en la literatura y la función del cerebro para su creación; así como
casos clínicos de pacientes enfermos que crean historias y personajes
provocados por sus enfermedades, fueron los temas abordados en la mesa Terapia
y pathos en la literatura, del Seminario arte y ciencia: terapia y pathos en el
arte.
El titular de la Dirección General de Publicaciones, Ricardo
Cayuela, fue el encargado de moderar la mesa en la que participaron el director
del Festival Internacional Cervantino Jorge Volpi; las escritoras Sabina
Berman, Anamari Gomís y el médico psiquiatra Jesús Ramírez –Bermúdez.
Con base en la tesis central de su libro Leer la mente,
Jorge Volpi se refirió a la ficción literaria y su relación con el cerebro.
Explicó que a través de la literatura de ficción quiso vivir otras vidas: la de
científicos, físicos, psicólogos, psicoanalistas e incluso de economistas,
personajes de los libros que ha ido publicando.
La ficción, dijo, es un juego evolutivo que transmite
patrones socialmente relevantes y reveló que muchos de sus amigos escritores
coinciden en celebrar la creación de
novelas, cuentos y relatos, cuyo mayor mérito, a decir de ellos
mismos, es que no sirven para nada, pues
simplemente son obras de arte que emocionan sin tienen ninguna utilidad.
Volpi se declaró
contra esa idea y explicó que la ficción
literaria es una herramienta evolutiva desarrollada por la especie humana.
“Podríamos hacer una especie de experimento mental para tratar de rastrear el
origen de la ficción, que probablemente se encontraría en el origen mismo de
nuestra especie, en el mundo cavernícola, en los homínidos que se imitaban
constantemente unos a otros”.
La ficción no nace
cuando el homínido miente, agregó, sino en el momento en que miente y quienes lo escuchan saben que
miente y lo siguen escuchando, haciendo como que si lo que cuenta fuera real.
Y en ese contexto
habló sobre el cerebro, al que definió como una máquina para producir futuros
que permite tener ventajas frente a otras especies. “Por ello recordamos tan
mal, porque no está hecho para eso, es una mala metáfora decir que se parece a
una biblioteca o a un archivo, el cerebro a través de los sentidos almacena esa
información del mundo y la convierte en símbolos que adelgaza naturalmente, una
herramienta que nosotros llamamos olvido”.
Abundó en que el cerebro trata de predecir lo que pasará en
un futuro, por ello los seres humanos están todo el tiempo frente a un libro o
una película, preguntándose ¿qué pasará a continuación? “La ficción no nos hace
mejores porque muchas veces puede llevarnos por caminos terribles, pero al
menos nos permite ser mucho más completamente humanos”.
Por su parte, la directora teatral y escritora Sabina Berman
se refirió al habla y sus orígenes. Sostuvo que el habla ha sido su vida y la
pasión más gozosa, pero al mismo tiempo su mayor tormento. “Pensar es hablar
por dentro para uno mismo; escribir es hablar apuntando lo que uno habla para
sí mismo; y leer es hablar por dentro lo que otro hablaba por dentro y
apuntando por fuera”, explicó.
“La mejor explicación de por qué hablan los primates, es la
de Charles Darwin, él dice que hablamos por un accidente, por una mutación que
pudo suceder en nuestra laringe hace muchos años […] También escribió que las
primeras palabras fueron onomatopeyas”.
Sin embargo, dijo, la
ventaja que el lenguaje dio a los primates fue incalculable, pues aumentó su
dominio sobre el tiempo, haciéndolos capaces de acumular las enseñanzas del
pasado y de prever y planear el futuro.
Al hablar sobre sus
distintas publicaciones, la escritora Anamari Gomís indicó que una novela, un
cuento, o un poema es un big bang en pequeño que contiene y expresa un
significado, época o ideología, en cuyo proceso de creación surgen muchas
dudas, enormes pausas y ratos estériles.
En la mesa también
estuvo presente el psiquiatra Jesús Ramírez Bermúdez, quien expuso casos
clínicos de pacientes que cambiaban de personalidad y decían llamarse de
distintas maneras. A partir de ello se refirió a la formación de síntomas
mentales y al acceso a la exploración semántica.
Finalmente el
moderador de la mesa, Ricardo Cayuela, se congratuló del encuentro pues en su
opinión había un divorcio entre ciencia y humanidades, por lo que el evento
contribuirá a acercar a ambas disciplinas.
El Seminario Arte y Ciencia: Terapia y Pathos en el Arte se
lleva a cabo hasta el 20 de junio en el Teatro de las Artes del Cenart, como
parte de las celebraciones por su vigésimo aniversario, mismo que también puede
seguirse por internet en la liga www.cenart.gob.mx/arteyciencia/.
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