- Participa la escritora argentina con el tema La literatura como una casa hospitalaria
- La literatura nos permite soñar y de eso saben mucho los niños, expresó el bibliotecario colombiano Bernardo Yepes
México, DF.- La ganadora del Premio Hans Christian Andersen
2012, María Teresa Andruetto no habla de escribir sobre otros, sino de escribir
desde otro, intentando entrar en su punto de vista, en su percepción del mundo,
en su corazón.
Como parte de su participación en el 34 Congreso
Internacional IBBY, la escritora argentina ofreció una conferencia magistral la
mañana del viernes 12 de septiembre en la que reflexionó sobre la escritura a
partir de sus propias experiencias e hizo un repaso por tres figuras de la
literatura para niños, entre los que destacó Hans Christian Andersen.
“El camino que propone la literatura es un camino de
conocimiento de ese otro y la cosecha que obtenemos en la lectura consiste en
salir de la indiferencia, porque al final de un libro quien escribe y quien lee
queda en deuda con la complejidad de razones, intereses, virtudes y defectos de
un otro diferente de sí, comprenden que ya no sería tan sencillo desentenderse
de su existencia”.
En el caso de la escritura, María Teresa Andruetto destacó
que cuando es verdadera se alimenta de la experiencia y de la conciencia de
quien escribe, pues sólo de ese modo puede hacer crecer en ella misma y en
quien lee, la percepción que la une a los otros para que los otros se vuelvan
visibles.
“Todo niño o niña, todo joven, necesita de una comunidad que
lo reconozca, necesita sentir que esa experiencia a la que puede acceder en la
lectura hubiera podido ser la suya, experiencia y condiciones por las que
podrían haberlo premiado o castigado”.
María Teresa Andruetto recordó que una parte importante de
nuestra experiencia lectora proviene de la incomprensión, pues no entendemos
del todo eso que vamos leyendo, por lo que un buen libro es aquel que nos
propone esa dificultad.
En ese sentido criticó que en la actualidad muchos libros
editados para niños y jóvenes están escritos en lenguaje y asuntos
simplificados al extremo, en línea con lo oficial, lo congelado y lo esperable,
evitándoles pensar, refirió María Teresa Andruetto.
“Leer es aprender a entrar en la vida y en la lengua
–agregó-- así la literatura nos ofrece su misterio, porque nos abre a nuevas
experiencias de contacto con el sufrimiento, el asombro, el dolor, el regocijo
o la maldad, pero también nos da la curación a esos sentimientos”.
Destaco que la literatura es generosa y profundamente
democrática, porque nos permite ingresar a su universo desde nuestra
particularidad y encontrar un camino propio entre sus letras.
Sobre el lema del 34 Congreso Internacional IBBY, “Que todos
signifique todos”, en el que se busca reflexionar en torno al lugar de la
lectura en la construcción de una cultura incluyente, consideró que es en la
intensa mirada a lo singular donde puede nacer la metáfora de un todo que vaya
más allá de lo que estamos dispuestos a ver. La lectura, ¿una casa
hospitalaria?
Luego de la conferencia magistral se llevó a cabo una mesa
de diálogo en la cual el tema central fue La lectura como una casa
hospitalaria, y se contó con la presencia del director de la Biblioteca
Vasconcelos Daniel Goldin como moderador.
Durante su intervención, Jochen Weber, encargado de la
Sección de Idiomas de la Biblioteca Internacional Jugendbibliotek de Munich,
habló de la forma como el término “casa hospitalaria” se ha llevado a la
biblioteca más grande de libros infantiles y juveniles.
“Me gusta mucho esa imagen de la lectura como casa
hospitalaria, porque para mí la literatura es una casa, pero no un inmueble
normal, sino un poco mágica con muchas habitaciones, distintos colores, tamaños
y muebles”.
Por su parte, el bibliotecario colombiano Luis Bernardo
Yepes aseguró que la lectura sí es una casa hospitalaria en la que están todos
los posibles elementos para que el visitante se sienta bienvenido.
A diferencia de ellos, la poeta María Baranda consideró que
el término se vuelve una visión
domesticada y encerrada, por lo que la literatura la percibe como un paraje
abierto que proporciona una sensación de libertad. “La literatura –expuso-- nos
permite soñar y de eso saben mucho los niños, puede convertirse en una manera
de escape”.
El ilustrador argentino Gustavo Ariel Rosenffet, mejor
conocido como Gusti, compartió con los asistentes la forma en que ha hecho de
la ilustración una casa hospitalaria y mencionó el caso del proyecto del libro
Malko y papá, en el que narra su experiencia como padre de un niño con síndrome
de Down.
“Es un libro que funciona como una casa hospitalaria en la
que se percibe el poder de la familia, la música y la importancia de escuchar a
los niños”.
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