- Los sucesores, Yo soy Fontanarrosa, El mal fotógrafo, son algunos de los relatos que presenta la edición El Apocalipsis (Todo Incluido)
México, DF.- La tragedia se ha enamorado del hombre, lo
acompaña con lealtad en la condena del
fin de todas las cosas y los seres, todo
desaparecerá y el propio hombre atestigua y da cuenta de sus adioses. Lo que le
queda por hacer es configurar el Apocalipsis reconstruyendo la trayectoria del
desastre, porque el final mayúsculo y
definitivo no tiene que buscarse en el porvenir; el Apocalipsis puede estar
detrás nuestro, armándose del pasado.
A lo que está por ocurrir, a lo que se ha tramado sin que
nos diéramos cuenta, al precavido misterio de los tiempos a esos temas se enfoca en último libro de
Juan Villoro, El Apocalipsis (Todo Incluido), volumen de cuentos que se edita
bajo el sello Almadía.
Nos separamos de quienes estamos más unidos, si no fuera
así, no existiría el desgarro. Los sucesores, el primer relato, reconstruye la
historia de un par de primos, nietos de exiliados españoles, rescatados por un
país en el que continúan perdiendo cotidianamente posesiones y recuerdos. Ramón
y Julio se reencuentran después de 30 años de haberse puesto un continente de
por medio. Ramón se quedó durante un viaje a España que ambos realizaron, con
la expectativa de recuperar la herencia, a iniciar su vida en un país en el que
todo estaba por hacerse. Julio, desde México, elabora la memoria de un hecho
que separó a dos que fueron uno. La añoranza, los secretos y lo que no puede
decirse; pero por encima el deseo de proteger de cualquier mal la mitad de lo
que somos son los elementos trágicos de esta narración.
“La estadística es la expresión más desconcertante de la
normalidad, por eso me apasiona” monologa consigo Carlos, mientras
escucha la historia de sus compañeros de vuelo. El roce de unos dedos
bajo la trabilla de una sandalia han despertado el deseo y una historia en el
aire en el cuento titulado Confianza. La proximidad de los asientos del avión
le permiten enterarse de la historia de la pasajera a su lado, Marcela, o
Marta, o Lorena, o Yosselín, que ella va contándole a un maquillista. Que adora
a su marido pero que este no la toca. Carlos y todas esas posibles mujeres
terminarán en la habitación de un hotel. Después le contará que está huyendo
porque en la madrugada asesinó a su marido. El profundo sueño en el que se sume
la mujer le da tiempo al protagonista para asistir al seminario sobre
estadística-motivo de su viaje-, reelaborar el amor por su esposa, y entender que la mayoría de nuestras
intuiciones son incorrectas. Creemos en ellas porque se trata de una sabiduría
íntima que no ponemos a prueba.
Kafka, Kawabata, Chéjov, Cortázar, Tolstoi, Fontanarrosa,
Hemingway, Ben Okri, se desplazan por el campo de futbol, el juego se dificulta
para el equipo de Fontanarrosa porque los nervios lo traicionan, va y anota un
gol en la propia portería, ve venir la terrible represalia que le espera al
final. Fontanarrosa se encuentra superado por su mala condición física debida
al hábito de fumar y por el estilo de juego de todos los demás, en el que se vislumbra el estilo literario de
cada uno. Recuerda cuando reseñó la obra
de Fontanarrosa y quiso despojarlo de todo mérito…
No es este dream team
de escritores lo sorprendente, lo que hace de este cuento uno verdadero, es
unirlo a la realidad: los que juegan son todos policías (excepto el narrador, quien lleva la camiseta de
Fontanarrosa), que participan en un programa puesto en marcha por el órgano de
seguridad de Ciudad Moctezuma.
De Apocalipsis vive el hombre, preconizar el hundimiento de
todo lo conocido, es tal vez una de las más antiguas y fieles actividades a las
que se entregan todas las civilizaciones y sociedades. El punto final parece
simbolizar una anhelada paz. Y también es que si todo va a terminar, pues todo
puede permitirse. Así lo hace Rubén, guía turístico en Chichén Itzá, quien a
petición de Felipe Romo, arqueólogo e investigador en el mismo sitio, viaja a
Barcelona haciéndose pasar por este último para asistir como ponente a las conferencias sobre el
Apocalipsis maya. Rubén no cree en esa profecía que fecha el fin del mundo en
diciembre de 2012, pero una vez en el estrado decide imprimir emoción al
encuentro y termina defendiendo apasionadamente el Apocalipsis. De esta forma
deslumbra a Montse, -una joven que sueña con tener rumbo y meta-, en pleno
entusiasmo amoroso deciden viajar juntos a Chichen Itzá y esperar ahí el
cataclismo, la noche eterna del tiempo. Rubén sufre porque una vez ahí toda la
farsa que ha ido elaborando quedará al descubierto: que no es un experto, que
vive en un cuarto de azotea, que tiene una hija que no le habla… Es “El
Apocalipsis (Todo incluido)”. Pero un cataclismo puede también ser el mejor de
los inicios.
El título se presenta este miércoles 3 de diciembre en la
Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Juan Villoro nació en la Ciudad de México en 1956. Ha
recibido el premio Xavier Villaurrutia, el Mazatlán, el premio Jorge Herralde,
el Antonin Artaud, el Internacional de Periodismo Rey de España y el José
Donoso. Destacan sus novelas: El disparo de argón, Materia dispuesta, El
testigo, Llamadas de Ámsterdam, Arrecife. Sus ensayos: Efectos personales y De
eso se trata. Los libros infantiles: El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica
y El libro salvaje.
Juan Villoro, El Apocalipsis (Todo Incluido). Almadía 2014.
Pp. 220.
No hay comentarios.
Publicar un comentario