- Hablemos de teatro, de Susana López Aranda, repasa los 65 años de trayectoria del primer actor
- El libro es coeditado por la Dirección General de Publicaciones del Conaculta y Editorial Trilce
Frente a cerca de 300 asistentes, el primer actor compartió
algunas de las anécdotas y recuerdos que pueden encontrarse en dicha
publicación, coeditada por la Dirección General de Publicaciones del Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes y Editorial Trilce del Conaculta, como sus
primeras clases de actuación bajo la enseñanza de Xavier Villaurrutia.
En la mesa acompañaron al actor la editora de Trilce,
Déborah Holtz, Francisco Serrano, autor de la presentación del libro, Susana
López Aranda, así como el titular de la DGP del Conaculta, Ricardo Cayuela
Gally.
Déborah Holtz destacó que Hablemos de teatro no sólo cuenta
de esta disciplina artística y del actor sino que, también, “da cuenta de grandes
momentos que incluyen el diseño, la moda y la historia del país. Acompañando
las charlas que tuvo con su hija Ignacio López Tarso se presentan fotografías y
otros documentos gráficos que complementan las narraciones”.
Por su parte, Susana López Aranda puso énfasis en que,
aunque realizó 17 entrevistas a su padre, lo que significó muchas horas de
grabaciones, se tuvieron que dejar muchas cosas fuera y sólo se conservó la
esencia de la charla con López Tarso para mantener una conversación compartida
con el lector.
El testimonio da cuenta de la participación de Ignacio López
Tarso en más de 100 obras, y de toda una vida en la que, de acuerdo con las
palabras del actor, se encontró con los mejores maestros de la época. El
primero fue Xavier Villaurrutia, de quien se refirió como “más poeta que
maestro, más poeta que dramaturgo, más poeta que todo lo demás que haya sido”.
Narró que después de una época difícil en la que padeció
problemas en su espina dorsal por una caída, descubrió el teatro por
casualidad, “un lugar que había soñado durante todos mis años anteriores”.
Recordó que durante esta etapa cambió su segundo apellido
por recomendación de Villaurrutia, quien le dijo que López López no era algo
atractivo. “Me ha servido mucho el López Tarso durante mi vida”.
Su disciplina la debe al servicio militar y la concentración
que le permitió “bucear” dentro de él, para adentrarse en los personajes,
provino de la época en que fue seminarista, nada de esto fue su vocación, sin
embargo le sirvió para poder trazar el método López Tarso.
“Los personajes se crean no en aspecto físico, se crean por
dentro, esa es la caracterización importante, la caracterización difícil y
válida”, precisó, además de invitar al público a conocer otras anécdotas
contenidas en Ignacio López Tarso. Hablemos de teatro.
El actor concluyó: “Me subí a un escenario en 1948 y desde
entonces no me he bajado”.
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