Me subí a un escenario en 1948 y desde entonces no me he bajado: Ignacio López Tarso

  • Hablemos de teatro, de Susana López Aranda, repasa los 65 años de trayectoria del primer actor
  • El libro es coeditado por la Dirección General de Publicaciones del Conaculta y Editorial Trilce
México, DF.- “Todos somos grandes amigos, hemos compartido grandes momentos; yo desde el escenario y ustedes desde la butaca”, dijo Ignacio López Tarso a las personas que le acompañaban en el Salón 4 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, FIL Guadalajara, durante la presentación de Hablemos de teatro, libro escrito por su hija Susana López Aranda.

Frente a cerca de 300 asistentes, el primer actor compartió algunas de las anécdotas y recuerdos que pueden encontrarse en dicha publicación, coeditada por la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y Editorial Trilce del Conaculta, como sus primeras clases de actuación bajo la enseñanza de Xavier Villaurrutia.

En la mesa acompañaron al actor la editora de Trilce, Déborah Holtz, Francisco Serrano, autor de la presentación del libro, Susana López Aranda, así como el titular de la DGP del Conaculta, Ricardo Cayuela Gally.

Déborah Holtz destacó que Hablemos de teatro no sólo cuenta de esta disciplina artística y del actor sino que, también, “da cuenta de grandes momentos que incluyen el diseño, la moda y la historia del país. Acompañando las charlas que tuvo con su hija Ignacio López Tarso se presentan fotografías y otros documentos gráficos que complementan las narraciones”.

Por su parte, Susana López Aranda puso énfasis en que, aunque realizó 17 entrevistas a su padre, lo que significó muchas horas de grabaciones, se tuvieron que dejar muchas cosas fuera y sólo se conservó la esencia de la charla con López Tarso para mantener una conversación compartida con el lector.

El testimonio da cuenta de la participación de Ignacio López Tarso en más de 100 obras, y de toda una vida en la que, de acuerdo con las palabras del actor, se encontró con los mejores maestros de la época. El primero fue Xavier Villaurrutia, de quien se refirió como “más poeta que maestro, más poeta que dramaturgo, más poeta que todo lo demás que haya sido”.

Narró que después de una época difícil en la que padeció problemas en su espina dorsal por una caída, descubrió el teatro por casualidad, “un lugar que había soñado durante todos mis años anteriores”.

Recordó que durante esta etapa cambió su segundo apellido por recomendación de Villaurrutia, quien le dijo que López López no era algo atractivo. “Me ha servido mucho el López Tarso durante mi vida”.

Su disciplina la debe al servicio militar y la concentración que le permitió “bucear” dentro de él, para adentrarse en los personajes, provino de la época en que fue seminarista, nada de esto fue su vocación, sin embargo le sirvió para poder trazar el método López Tarso.

“Los personajes se crean no en aspecto físico, se crean por dentro, esa es la caracterización importante, la caracterización difícil y válida”, precisó, además de invitar al público a conocer otras anécdotas contenidas en Ignacio López Tarso. Hablemos de teatro.

El actor concluyó: “Me subí a un escenario en 1948 y desde entonces no me he bajado”.

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